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Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Habacuc 1-3

Esta es la profecía que el profeta Habacuc recibió en visión.

La primera queja de Habacuc

¿Hasta cuándo, Señor, he de pedirte ayuda
    sin que tú me escuches?
¿Hasta cuándo he de quejarme de la violencia
    sin que tú nos salves?
¿Por qué me haces presenciar calamidades?
    ¿Por qué debo contemplar el sufrimiento?
Veo ante mis ojos destrucción y violencia;
    surgen riñas y abundan las contiendas.
Por lo tanto, se entorpece la ley
    y no se da curso a la justicia.
El impío acosa al justo,
    y las sentencias que se dictan son injustas.

La respuesta del Señor

«¡Mirad a las naciones!
    ¡Contempladlas y quedaos asombrados!
Voy a hacer en estos días cosas tan sorprendentes
    que no las creeréis aunque alguien os las explique.
Estoy incitando a los caldeos,
    ese pueblo despiadado e impetuoso,
que recorre toda la tierra
    para apoderarse de territorios ajenos.
Son un pueblo temible y espantoso,
    que impone su propia justicia y grandeza.
Sus caballos son más veloces que leopardos,
    más feroces que lobos nocturnos.
Su caballería se lanza a todo galope;
    sus jinetes vienen de muy lejos.
    ¡Caen como buitres sobre su presa!
Vienen en son de violencia;
    avanzan sus hordas[a] como el viento del desierto,
    hacen prisioneros como quien recoge arena.
10 Ridiculizan a los reyes,
    se burlan de los gobernantes;
se ríen de toda ciudad amurallada,
    pues construyen terraplenes y la toman.
11 Son un viento que a su paso arrasa todo;
    su pecado es hacer de su fuerza un dios».

La segunda queja de Habacuc

12 ¡Tú, Señor, existes desde la eternidad!
    ¡Tú, mi santo Dios, eres inmortal![b]
Tú, Señor, los has puesto para hacer justicia;
    tú, mi Roca, los has puesto para ejecutar tu castigo.
13 Son tan puros tus ojos que no puedes ver el mal;
    no te es posible contemplar el sufrimiento.
¿Por qué entonces toleras a los traidores?
    ¿Por qué guardas silencio
    mientras los impíos se tragan a los justos?
14 Has hecho a los hombres como peces del mar,
    como reptiles que no tienen jefe.
15 Babilonia los saca a todos con anzuelo,
    los arrastra con sus redes,
los recoge entre sus mallas,
    y así se alegra y regocija.
16 Por lo tanto, ofrece sacrificios a sus redes
    y quema incienso a sus mallas,
pues gracias a sus redes su porción es sabrosa
    y su comida es suculenta.
17 ¿Continuará vaciando sus redes
    y matando sin piedad a las naciones?

Me mantendré alerta,
    me apostaré en los terraplenes;
estaré pendiente de lo que me diga,
    y de su respuesta a mi reclamo.

La respuesta del Señor

Y el Señor me respondió:

«Escribe la visión,
    y haz que resalte claramente en las tablillas,
    para que pueda leerse de corrido.[c]
Pues la visión se realizará en el tiempo señalado;
    marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse.
Aunque parezca tardar, espérala;
    porque sin falta vendrá.

»El insolente no tiene el alma recta,
    pero el justo vivirá por su fe.
Además, la riqueza es traicionera;[d]
    por eso el soberbio no permanecerá.
Pues ensancha su garganta como el sepulcro,
    y es insaciable como la muerte.
Reúne en torno suyo todas las naciones
    y toma cautivos todos los pueblos.
Y estos lo harán objeto de burla
    en sus sátiras y adivinanzas.

»¡Ay del que se hace rico con lo ajeno
    y acumula prendas empeñadas!
    ¿Hasta cuándo seguirá con esta práctica?
¿No se levantarán de repente tus acreedores?
    ¿No se despertarán para sacudirte
    y despojarte con violencia?
Son tantas las naciones que has saqueado
    que los pueblos que se salven te saquearán a ti;
porque es mucha la sangre que has derramado,
    y mucha tu violencia contra este país,
    contra esta ciudad y sus habitantes.

»¡Ay del que llena su casa de ganancias injustas
    en un intento por salvar su nido
    y escapar de las garras del infortunio!

10 »Son tus maquinaciones la vergüenza de tu casa:
    exterminaste a muchas naciones,
    pero causaste tu propia desgracia.
11 Por eso hasta las piedras del muro claman,
    y resuenan las vigas del enmaderado.

12 »¡Ay del que construye una ciudad con asesinatos
    y establece un poblado mediante el crimen!
13 ¿No ha determinado el Señor Todopoderoso
    que los pueblos trabajen para el fuego
    y las naciones se fatiguen por nada?
14 Porque así como las aguas cubren los mares,
    así también se llenará la tierra
    del conocimiento de la gloria del Señor.

15 »¡Ay de ti, que emborrachas a tu prójimo!
    ¡Ay de ti, que lo embriagas con vino[e]
    para contemplar su cuerpo desnudo!
16 Con esto te has cubierto de ignominia y no de gloria.
    ¡Pues bebe también tú, y muestra lo pagano que eres![f]
¡Que se vuelque sobre ti la copa de la diestra del Señor,
    y sobre tu gloria, la ignominia!
17 ¡Que te aplaste la violencia que cometiste contra el Líbano!
    ¡Que te abata la destrucción que hiciste de los animales!
¡Porque es mucha la sangre que has derramado,
    y mucha tu violencia contra este país,
    contra esta ciudad y sus habitantes!

18 »¿De qué sirve una imagen,
    si quien la esculpe es un artesano?
¿De qué sirve un ídolo fundido,
    si tan solo enseña mentiras?
El artesano que hace ídolos que no pueden hablar
    solo está confiando en su propio artificio.
19 ¡Ay del que le dice al madero: “Despierta”,
    y a la piedra muda: “Levántate”!
Aunque están recubiertos de oro y plata,
    nada pueden enseñarle,
    pues carecen de aliento de vida.
20 En cambio, el Señor está en su santo templo;
    ¡guarde toda la tierra silencio en su presencia!»

La oración de Habacuc

Oración del profeta Habacuc. Según sigionot.[g]

Señor, he sabido de tu fama;
    tus obras, Señor, me dejan pasmado.
Realízalas de nuevo en nuestros días,
    dalas a conocer en nuestro tiempo;
    en tu ira, ten presente tu misericordia.

De Temán viene Dios,
    del monte de Parán viene el Santo.
            Selah
Su gloria cubre el cielo
    y su alabanza llena la tierra.
Su brillantez es la del relámpago;
    rayos brotan de sus manos;
    ¡tras ellos se esconde su poder!
Una plaga mortal lo precede,
    un fuego abrasador le sigue los pasos.
Se detiene, y la tierra se estremece;
    lanza una mirada, y las naciones tiemblan.
Se desmoronan las antiguas montañas
    y se desploman las viejas colinas,
    pero los caminos de Dios son eternos.
He visto afligidos los campamentos de Cusán,
    y angustiadas las moradas de Madián.

¿Te enojaste, oh Señor, con los ríos?
    ¿Estuviste airado contra las corrientes?
¿Tan enfurecido estabas contra el mar
    que cabalgaste en tus caballos
    y montaste en tus carros victoriosos?
Descubriste tu arco,
    llenaste de flechas tu aljaba.[h] Selah
Tus ríos surcan la tierra;
10     las montañas te ven y se retuercen.
Pasan los torrentes de agua,
    y ruge el abismo, levantando sus manos.
11 El sol y la luna se detienen en el cielo
    por el fulgor de tus veloces flechas,
    por el deslumbrante brillo de tu lanza.
12 Indignado, marchas sobre la tierra;
    lleno de ira, trillas las naciones.

13 Saliste a liberar a tu pueblo,
    saliste a salvar a tu ungido.
Aplastaste al rey de la perversa dinastía,
    ¡lo desnudaste de pies a cabeza! Selah
14 Con tu lanza les partiste la cabeza a sus guerreros,
    que enfurecidos querían dispersarme,
que con placer arrogante se lanzaron contra mí,
    como quien se lanza contra un pobre indefenso.[i]
15 Pisoteaste el mar con tus corceles,
    agitando las inmensas aguas.

16 Al oírlo, se estremecieron mis entrañas;
    a su voz, me temblaron los labios;
la carcoma me caló en los huesos,
    y se me aflojaron las piernas.
Pero yo espero con paciencia
    el día en que la calamidad
    vendrá sobre la nación que nos invade.
17 Aunque la higuera no florezca,
    ni haya frutos en las vides;
aunque falle la cosecha del olivo,
    y los campos no produzcan alimentos;
aunque en el aprisco no haya ovejas,
    ni ganado alguno en los establos;
18 aun así, yo me regocijaré en el Señor,
    ¡me alegraré en Dios, mi libertador!

19 El Señor omnipotente es mi fuerza;
    da a mis pies la ligereza de una gacela
    y me hace caminar por las alturas.

Al director musical. Sobre instrumentos de cuerda.

Sofonías 1-3

Esta es la palabra del Señor, que vino a Sofonías hijo de Cusí, hijo de Guedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, durante el reinado de Josías hijo de Amón, rey de Judá:

Advertencia sobre la destrucción venidera

«Arrasaré por completo
    cuanto hay sobre la faz de la tierra
            —afirma el Señor—.
Arrasaré con hombres y animales,
    con las aves del cielo,
    con los peces del mar,
    con ídolos e impíos por igual.[a]

»Exterminaré al hombre
    de sobre la faz de la tierra
            —afirma el Señor—.

Juicio contra Judá

»Extenderé mi mano contra Judá
    y contra todos los habitantes de Jerusalén.
Exterminaré de este lugar todo rastro de Baal,
    y hasta el nombre de sus sacerdotes;[b]
a los que en las azoteas se postran en adoración
    ante las estrellas del cielo,
a los que, postrados en adoración,
    juran lealtad al Señor,
    y al mismo tiempo a Moloc,[c]
a los que se apartan del Señor,
    y no lo buscan ni lo consultan.
¡Silencio ante el Señor omnipotente,
    porque cercano está el día del Señor;
ha preparado el Señor un sacrificio
    y ha purificado a sus invitados!
En el día del sacrificio del Señor
    castigaré a los funcionarios y oficiales del rey,
    y a cuantos se visten según modas extrañas.
En aquel día castigaré
    a cuantos evitan pisar el umbral,[d]
a los que llenan de violencia y engaño
    la casa de sus dioses.[e]

10 »Aquel día se oirán gritos de auxilio,
    desde la puerta del Pescado,
    gemidos desde el Barrio Nuevo,
    y gran quebranto desde las colinas
            —afirma el Señor—.

11 »¡Gemid, habitantes del Barrio del Mercado![f]
    Aniquilados serán todos los mercaderes,
    exterminados cuantos comercian con plata.
12 En aquel tiempo registraré Jerusalén con lámparas
    para castigar a los que reposan tranquilos
    como vino en su sedimento,
a los que piensan: “El Señor no va a hacer nada,
    ni para bien ni para mal”.
13 En botín se convertirán sus riquezas,
    sus casas, en desolación:
“Edificarán casas,
    pero no las habitarán;
plantarán viñas,
    pero del vino no beberán”.

El gran día del Señor

14 »Ya se acerca el gran día del Señor;
    a toda prisa se acerca.
El estruendo del día del Señor será amargo,
    y aun el más valiente gritará.
15 Día de ira será aquel día,
    día de acoso y angustia,
día de devastación y ruina,
    día de tinieblas y penumbra,
día de niebla y densos nubarrones,
16     día de trompeta y grito de batalla
contra las ciudades fortificadas,
    contra los altos bastiones.
17 De tal manera acosaré a los hombres
    que andarán como ciegos,
    porque pecaron contra el Señor.
Su sangre será derramada como polvo
    y sus entrañas, como estiércol.
18 No los podrán librar
    ni su plata ni su oro
    en el día de la ira del Señor.
En el fuego de su celo
    será toda la tierra consumida;
en un instante reducirá a la nada
    a todos los habitantes de la tierra».

Humíllate hasta el polvo,[g]
    nación desvergonzada;
hazlo antes que se cumpla lo que he determinado
    y ese día se desvanezca como la brizna,
antes que caiga sobre ti la ira ardiente del Señor,
    antes que venga sobre ti el día de la ira del Señor.
Buscad al Señor, todos los humildes de la tierra,
    los que habéis puesto en práctica sus normas.
Buscad la justicia, buscad la humildad;
    tal vez encontraréis refugio
    en el día de la ira del Señor.

Juicio contra los filisteos

Gaza quedará abandonada
    y Ascalón acabará en desolación.
Asdod será expulsada a plena luz del día
    y Ecrón será desarraigada.
¡Ay de la nación queretea
    que habita a la orilla del mar!
La palabra del Señor es contra ti,
    Canaán, tierra de los filisteos:

«Te aniquilaré
    hasta no dejar en ti habitante».

El litoral se convertirá en praderas,
    en campos[h] de pastoreo y corrales de ovejas.
Y allí pastarán las ovejas
    del remanente de la tribu de Judá.
Al atardecer se echarán a descansar
    en las casas de Ascalón;
el Señor su Dios vendrá en su ayuda
    para restaurarlos.[i]

Juicio contra Moab y Amón

«He oído los insultos de Moab
    y las burlas de los amonitas,
que injuriaron a mi pueblo
    y se mostraron arrogantes contra su territorio.
Tan cierto como que yo vivo
    —afirma el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel—,
que Moab vendrá a ser como Sodoma
    y los amonitas, como Gomorra:
se volverán campos de espinos y minas de sal,
    desolación perpetua.
El remanente de mi pueblo los saqueará;
    los sobrevivientes de mi nación heredarán su tierra».

10 Este será el pago por su soberbia
    y por injuriar y despreciar al pueblo del Señor Todopoderoso.
11 El Señor los aterrará
    cuando destruya a todos los dioses de la tierra;
y así hasta las naciones más remotas
    se postrarán en adoración ante él,
    cada cual en su propia tierra.

Juicio contra Cus

12 «También vosotros, cusitas,
    seréis atravesados por mi espada».

Juicio contra Asiria

13 Él extenderá su mano contra el norte;
    aniquilará a Asiria
y convertirá a Nínive en desolación,
    árida como un desierto.
14 Se tenderán en medio de ella los rebaños,
    todos los animales del campo.
Pasarán la noche sobre sus columnas
    tanto el pelícano como la garza.
Resonarán por las ventanas sus graznidos,
    habrá asolamiento en los umbrales,
    las vigas de cedro quedarán al descubierto.
15 Esta es la ciudad alegre
    que habitaba segura,
la que se decía a sí misma:
    «Yo y nadie más».
¡Cómo ha quedado convertida en espanto,
    en guarida de fieras!
Todo el que pasa junto a ella
    se mofa y le hace gestos con las manos.

El futuro de Jerusalén

¡Ay de la ciudad opresora,
    rebelde y contaminada!
No atiende a consejos,
    ni acepta corrección.
No confía en el Señor,
    ni se acerca a su Dios.
Las autoridades que están en ella
    son leones rugientes,
sus gobernantes son lobos nocturnos
    que no dejan nada para la mañana.
Sus profetas son impertinentes,
    hombres traicioneros.
Sus sacerdotes profanan las cosas santas
    y violentan la ley.
Pero el Señor que está en ella es justo;
    no comete iniquidad.
Cada mañana imparte su justicia,
    y no deja de hacerlo cada nuevo día,
    pero el inicuo no conoce la vergüenza.

«Exterminé naciones;
    quedaron desolados sus bastiones.
Dejé sus calles desiertas,
    y nadie pasa por ellas.
Quedaron arrasadas sus ciudades,
    sin ningún habitante.
Dije a la ciudad:
    “¡Ciertamente me temerás;
    aceptarás corrección!”
Entonces no sería destruida su morada,
    según todo lo que decreté contra ella.
A pesar de todo, se empeñaron
    en corromper todas sus obras.
Esperadme, por tanto,
    hasta el día en que me levante a buscar el botín
            —afirma el Señor—,
porque he decidido reunir a las naciones
    y juntar a los reinos
para derramar sobre ellos mi indignación,
    toda mi ardiente ira.
En el fuego de mi celo
    será toda la tierra consumida.

»Purificaré los labios de los pueblos
    para que todos invoquen el nombre del Señor
    y le sirvan de común acuerdo.
10 Desde más allá de los ríos de Cus
    me traerán ofrendas
    mis adoradores, mi pueblo disperso.
11 Aquel día no tendrás que avergonzarte más
    de todas tus rebeliones contra mí.
Quitaré de en medio de ti
    a esa gente altanera y jactanciosa,
y así nunca más volverás a ser arrogante
    en mi santo monte.
12 Dejaré un remanente en medio de ti,
    un pueblo pobre y humilde.
En el nombre del Señor,
se cobijará 13     el remanente de Israel;
no cometerá iniquidad,
    no dirá mentiras,
    ni se hallará engaño en su boca.
Pastarán y se echarán a descansar
    sin que nadie los espante».

14 ¡Lanza gritos de alegría, hija de Sión!
    ¡da gritos de victoria, Israel!
¡Regocíjate y alégrate de todo corazón,
    hija de Jerusalén!
15 El Señor te ha levantado el castigo,
    ha puesto en retirada a tus enemigos.
El Señor, rey de Israel, está en medio de ti:
    nunca más temerás mal alguno.
16 Aquel día le dirán a Jerusalén:
    «No temas, Sión, ni te desanimes,
17 porque el Señor tu Dios está en medio de ti
    como guerrero victorioso.
Se deleitará en ti con gozo,
    te renovará con su amor,
se alegrará por ti con cantos
18     como en los días de fiesta».

«Yo te libraré de las tristezas,
    que son para ti una carga deshonrosa.[j]
19 En aquel tiempo yo mismo me ocuparé
    de todos los que te oprimen;
salvaré a la oveja que cojea
    y juntaré a la descarriada.
Os daré a vosotros fama y renombre
    en los países donde fueron avergonzados.
20 En aquel tiempo yo os traeré,
    en aquel tiempo os reuniré.
Os daré a vosotros fama y renombre
    entre todos los pueblos de la tierra
cuando yo os restaure[k]
ante vuestros mismos ojos».
            Así lo ha dicho el Señor.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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