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Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
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Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Ezequiel 21-22

La espada justiciera

21 El Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, vuélvele la espalda a Jerusalén; clama contra sus santuarios, profetiza contra la tierra de Israel, anúnciale que así dice el Señor: “Estoy contra ti. Desenvainaré mi espada y mataré a justos y a malvados por igual. Puesto que he de extirpar de ti tanto al justo como al malvado, mi espada saldrá contra todo el mundo, desde el norte hasta el sur. Así todos sabrán que yo, el Señor, he desenvainado la espada y no volveré a envainarla”.

»Y tú, hijo de hombre, con el corazón quebrantado y en presencia de todo el mundo, llora con amargura. Y, cuando te pregunten por qué lloras así, diles que es por la noticia de lo que va a suceder. Esta noticia hará que todos los corazones desfallezcan, que se dejen caer todos los brazos, y que tiemblen todas las rodillas. ¡Ya está a punto de llegar! ¡Ya es una realidad! Yo, el Señor, lo afirmo».

El Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, profetiza y proclama que así dice el Señor:

»“¡La espada, la espada,
    afilada y bruñida!,
10 bruñida para fulgurar
    y afilada para masacrar.[a]
11 La bruñeron y la afilaron
    para ponerla en manos del asesino.

12 »”¡Grita y gime, hijo de hombre,
    que la espada se perfila contra mi pueblo
    y contra todos los jefes de Israel!
Han sido arrojados contra ella,
    lo mismo que mi pueblo.
    Por eso, ¡date golpes de pecho!

13 »”El Señor omnipotente afirma:[b]

14 »”Hijo de hombre, profetiza y da palmas;
    que hiera la espada, y vuelva a herir.
Es la espada de la muerte
    que a todos mantiene amenazados,
15 para que el corazón desfallezca
    y aumente el número de víctimas.
Ya he colocado en las puertas
    la espada asesina.[c]
Es la espada bruñida para centellear
    y afilada para matar.
16 Muévete a diestra y a siniestra,
    y hiere por todas partes.
    ¡Exhibe tu filo, espada asesina!
17 También yo daré palmas
    y aplacaré mi furor.
    Yo, el Señor, lo he dicho”».

18 El Señor me habló diciendo: 19 «Tú, hijo de hombre, traza dos caminos para que llegue por ellos la espada del rey de Babilonia. Estos dos caminos partirán del mismo país, y a la entrada de cada uno de ellos colocarás una señal que indique a qué ciudad conduce. 20 Traza un camino para que la espada llegue contra Rabá de los amonitas y contra Jerusalén, la ciudad fortificada de Judá. 21 El rey de Babilonia se ha colocado en la bifurcación del camino y consulta los augurios: sacude las saetas, consulta los ídolos domésticos y examina el hígado de un animal. 22 Con su mano derecha ha marcado el destino de Jerusalén: prepara arietes para derribar las puertas, levanta terraplenes y edifica torres de asedio; alza la voz en grito de batalla y da la orden para la matanza. 23 Por las alianzas ya hechas, los habitantes de Jerusalén creerán que se trata de una falsa profecía; pero aquel rey les recordará la iniquidad por la que serán capturados.

24 »Por eso dice el Señor omnipotente:

»Se les ha recordado su iniquidad,
    y han quedado al descubierto sus rebeliones;
expuestas están sus acciones pecaminosas,
    ¡y por tanto serán capturados!

25 »Y en cuanto a ti, príncipe de Israel, infame y malvado, tu día ha llegado; ¡la hora de tu castigo es inminente! 26 Así dice el Señor omnipotente: Quítate el turbante, renuncia a la corona, que todo cambiará. Lo humilde será exaltado y lo excelso será humillado. 27 ¡Ruinas, ruinas, todo lo convertiré en ruinas! Esto no sucederá hasta que venga aquel a quien le asiste el derecho, y a quien le pediré que establezca la justicia.

28 »Y tú, hijo de hombre, profetiza y declara que esto afirma el Señor omnipotente acerca de los amonitas y de sus insultos: “La espada, la espada está desenvainada para la masacre; pulida está para devorar y centellear como el relámpago. 29 La espada degollará a esos infames malvados, pues sus visiones son falsas y sus adivinanzas, mentiras. Pero su día ha llegado; ¡la hora de su castigo es inminente!

30 »”¡Espada, vuelve a tu vaina! Allí, en tu tierra de origen, donde fuiste forjada, ¡allí te juzgaré! 31 Sobre ti derramaré mi ira, sobre ti soplaré el fuego de mi furor; te entregaré en manos de gente sanguinaria y destructora. 32 Serás pasto del fuego; salpicaré con tu sangre todo el país, y borraré tu memoria de la faz de la tierra. Yo, el Señor, lo he dicho”».

Los pecados de Jerusalén

22 El Señor me habló diciendo: «Tú, hijo de hombre, juzga a la ciudad sanguinaria; denúnciala por todas sus prácticas detestables. Adviértele que así dice el Señor omnipotente: “¡Ay de ti, ciudad que derramas sangre en tus calles, y te contaminas fabricando ídolos! ¡Cómo provocas tu ruina! Te has hecho culpable por la sangre que has derramado, te has contaminado con los ídolos que has fabricado; has hecho que se avecine tu hora, ¡has llegado al final de tus años! Por eso te haré objeto de oprobio y de burla entre las naciones y los pueblos. Ciudad caótica y de mala fama, ¡gente de cerca y de lejos se burlará de ti! Mira, ahí tienes a los gobernadores de Israel, que en tus calles abusan del poder solo para derramar sangre. Tus habitantes tratan con desprecio a su padre y a su madre, oprimen al extranjero, explotan al huérfano y a la viuda. Menosprecian mis objetos sagrados, profanan mis sábados. En ti habita gente que con sus calumnias incita a derramar sangre; gente que come en los santuarios de los montes y que hace cosas detestables. 10 Hay quienes deshonran la cama de su padre y obligan a su mujer a tener relaciones sexuales en su período de menstruación. 11 Algunos cometen adulterio con la mujer de su prójimo, otros tienen relaciones vergonzosas con sus nueras, y hasta hay quienes violan a su hermana, ¡a la hija de su propio padre! 12 También hay entre los tuyos quienes aceptan soborno para derramar sangre. Tú practicas la usura y cobras altísimos intereses; extorsionas a tu prójimo y te olvidas de mí. Lo afirma el Señor.

13 »”Pero yo voy a dar palmas en contra de las ganancias injustas que has acumulado, y en contra de la sangre que se ha derramado en tus calles. 14 Y, cuando yo te haga frente, ¿podrá resistir tu corazón, y tendrán fuerza tus manos? Yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré. 15 Te dispersaré entre las naciones, te esparciré entre los pueblos, y pondré fin a tu inmundicia. 16 Serás una deshonra frente a las naciones, pero sabrás que yo soy el Señor”».

17 El Señor me habló diciendo: 18 «Hijo de hombre, todo el pueblo de Israel se ha vuelto para mí como la escoria del cobre y del estaño, del hierro y del plomo, que se queda en el horno. ¡Son como la escoria de la plata! 19 Por eso, así dice el Señor omnipotente: “Como todos vosotros os habéis convertido en escoria, os voy a reunir en medio de Jerusalén. 20 Así como la plata, el cobre, el hierro, el plomo y el estaño se juntan y se echan en el horno, y se atiza el fuego para fundirlos, así también yo, en mi ira, os juntaré y os fundiré. 21 Os amontonaré y atizaré contra vosotros el fuego de mi ira, y os fundiré en medio de la ciudad. 22 Así como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos en medio de la ciudad, y sabréis que yo, el Señor, he derramado mi ira contra vosotros”».

23 El Señor me habló diciendo: 24 «Hijo de hombre, dile a Israel: “Tú eres una tierra que no ha sido purificada ni mojada por la lluvia en el día de la ira”. 25 Como leones rugientes que despedazan a la presa, hay una conspiración de profetas que devoran a la gente, que se apoderan de las riquezas y de los objetos de valor, y que aumentan el número de viudas. 26 Sus sacerdotes violan mi ley y profanan mis objetos sagrados. Ellos no hacen distinción entre lo sagrado y lo profano ni enseñan a otros la diferencia entre lo puro y lo impuro. Tampoco les prestan atención a mis sábados, y he sido profanado entre ellos. 27 Los jefes de la ciudad son como lobos que desgarran a su presa; siempre están listos para derramar sangre y para destruir vidas, con tal de lograr ganancias injustas. 28 Los profetas todo lo blanquean[d] mediante visiones falsas y predicciones mentirosas. Alegan que lo ha dicho el Señor omnipotente, cuando en realidad el Señor no les ha dicho nada. 29 Los terratenientes roban y extorsionan a la gente, explotan al indigente y al pobre, y maltratan injustamente al extranjero. 30 Yo he buscado entre ellos a alguien que se interponga entre mi pueblo y yo, y dé la cara por él[e] para que yo no lo destruya. ¡Y no lo he hallado! 31 Por eso derramaré mi ira sobre ellos; los consumiré con el fuego de mi ira, y haré recaer sobre ellos todo el mal que han hecho. Lo afirma el Señor omnipotente».

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