Beginning
Ay de Efraín
28 ¡Ay de la altiva corona de los borrachos de Efraín,
de la flor marchita de su gloriosa hermosura,
que está sobre la cumbre de un valle fértil!
¡Ay de los abatidos por el vino!
2 Mirad, el Señor cuenta con alguien
que es fuerte y poderoso:
Este echará todo por tierra con violencia,
como tormenta de granizo,
como tempestad destructora,
como tormenta de aguas torrenciales,
como torrente desbordado.
3 La altiva corona de los borrachos de Efraín
será pisoteada.
4 Esa flor marchita de su gloriosa hermosura,
sobre la cumbre de un valle fértil,
será como higo maduro antes de la cosecha:
apenas alguien lo ve y lo tiene en la mano,
se lo traga.
5 En aquel día el Señor Todopoderoso
será una hermosa corona,
una diadema gloriosa
para el remanente de su pueblo.
6 Él infundirá espíritu de justicia
al que se sienta en el tribunal,
y valor a los que rechazan
los asaltos a la puerta.
7 También sacerdotes y profetas
se tambalean por el vino,
trastabillan a causa del licor;
quedan aturdidos con el vino,
tropiezan a causa del licor.
Cuando tienen visiones, titubean;
cuando toman decisiones, vacilan.
8 ¡Sí, regadas de vómito están todas las mesas,
y no queda limpio ni un solo lugar!
9 «¿A quién creen que están enseñando?
¿A quién le están explicando su mensaje?
¿Creen que somos niños recién destetados,
que acaban de dejar el pecho?
10 ¿Niños que repiten:
“a-b-c-d-e, a-e-i-o-u,
un poquito aquí, un poquito allá”?»[a]
11 Pues bien, Dios hablará a este pueblo
con labios burlones y lenguas extrañas,
12 pueblo al que dijo:
«Este es el lugar de descanso;
que descanse el fatigado»;
y también:
«Este es el lugar de reposo».
¡Pero no quisieron escuchar!
13 Pues la palabra del Señor
para ellos será también:
«a-b-c-d-e, a-e-i-o-u,
un poquito aquí, un poquito allá».
Para que se vayan de espaldas cuando caminen,
y queden heridos, enredados y atrapados.
14 Por tanto, gobernantes insolentes
de este pueblo de Jerusalén,
escuchad la palabra del Señor:
15 Vosotros decís: «Hemos hecho un pacto con la muerte,
hemos hecho una alianza con el sepulcro.
Cuando venga una calamidad abrumadora,
no nos podrá alcanzar,
porque hemos hecho de la mentira nuestro refugio
y del engaño nuestro escondite».
16 Por eso dice el Señor omnipotente:
«¡Yo pongo en Sión una piedra probada!,
piedra angular y preciosa para un cimiento firme;
el que confíe no andará desorientado.
17 Pondré como nivel la justicia,
y la rectitud como plomada.
El granizo arrasará el refugio de la mentira,
y las aguas inundarán el escondite.
18 Se anulará el pacto que hicisteis con la muerte,
quedará sin efecto vuestra alianza con el sepulcro.
Cuando venga la calamidad abrumadora,
a vosotros os aplastará.
19 Cada vez que pase, os arrebatará;
pasará mañana tras mañana, de día y de noche».
La comprensión de este mensaje
causará terror absoluto.
20 La cama es demasiado estrecha para estirarse en ella,
la manta es demasiado corta para envolverse en ella.
21 Sí, el Señor se levantará como en el monte Perasín,
se moverá como en el valle de Gabaón;
para llevar a cabo su extraña obra,
para realizar su insólita tarea.
22 Ahora bien, dejad de burlaros,
no sea que se aprieten más vuestras cadenas;
porque me ha hecho saber el Señor,
el Señor Todopoderoso,
acerca de la destrucción decretada
contra todo el país.
23 Escuchad, oíd mi voz;
prestad atención, oíd mi palabra:
24 Cuando un agricultor ara para sembrar,
¿lo hace sin descanso?
¿Se pasa todos los días rompiendo y rastrillando su terreno?
25 Después de que ha emparejado la superficie,
¿no siembra eneldo y esparce comino?
¿No siembra trigo en hileras,[b]
cebada en el lugar debido,
y centeno en las orillas?
26 Es Dios quien lo instruye
y le enseña cómo hacerlo.
27 Porque no se trilla el eneldo con rastrillo,
ni sobre el comino se pasa una rueda de carreta,
sino que el eneldo se golpea con una vara,
y el comino con un palo.
28 El grano se tritura, pero no demasiado,
ni tampoco se trilla sin descanso.
Se le pasan las ruedas de la carreta,
pero los caballos no lo trituran.
29 También esto viene del Señor Todopoderoso,
admirable por su consejo
y magnífico por su sabiduría.
Ay de la Ciudad de David
29 ¡Ay, Ariel, Ariel,
ciudad donde acampó David!
Añadid a un año otro año más,
y que prosiga el ciclo de las fiestas.
2 Pero a Ariel la sitiaré;
habrá llanto y lamento,
y será para mí como un brasero del altar.[c]
3 Acamparé contra ti, y te rodearé;
te cercaré con empalizadas,
y levantaré contra ti torres de asalto.
4 Humillada, desde el suelo elevarás tu voz;
tu palabra apenas se levantará del polvo.
Saldrá tu voz de la tierra
como si fuera la de un fantasma;
tu palabra, desde el polvo,
apenas será un susurro.
5 Pero la multitud de tus enemigos
quedará hecha polvo fino,
y la multitud de despiadados
será como la paja que se lleva el viento.
De repente, en un instante,
6 vendrá contra ti el Señor Todopoderoso;
vendrá con truenos, terremotos
y gran estruendo,
vendrá con una violenta tormenta
y con devoradoras llamas de fuego.
7 La multitud de todas las naciones
que batallan contra Ariel,
todos los que luchan contra ella
y contra su fortaleza,
aquellos que la asedian,
serán como un sueño,
como una visión nocturna.
8 Como el hambriento que sueña que está comiendo,
pero despierta y aún tiene hambre;
como el sediento que sueña que está bebiendo,
pero despierta y la sed le reseca la garganta.
Así sucederá con la multitud de todas las naciones
que luchan contra el monte Sión.
9 Perded el juicio, quedaos pasmados,
perded la vista, quedaos ciegos;
embriagaos, pero no con vino;
tambaleaos, pero no por el licor.
10 El Señor ha derramado sobre vosotros
un espíritu de profundo sueño;
a los profetas les cubrió los ojos,
a los videntes les tapó la cara.
11 Para vosotros, toda esta visión no es otra cosa que palabras en un rollo de pergamino sellado. Si le dan el rollo a alguien que sepa leer, y le dicen: «Lee esto, por favor», este responderá: «No puedo hacerlo; está sellado». 12 Y, si le dan el rollo a alguien que no sepa leer, y le dicen: «Lee esto, por favor», este responderá: «No sé leer».
13 El Señor dice:
«Este pueblo me alaba con la boca
y me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
Su adoración no es más que un mandato
enseñado por hombres.
14 Por eso, una vez más asombraré a este pueblo
con prodigios maravillosos;
perecerá la sabiduría de sus sabios,
y se esfumará la inteligencia de sus inteligentes».
15 ¡Ay de los que, para esconder sus planes,
se ocultan del Señor en las profundidades;
cometen sus fechorías en la oscuridad, y piensan:
«¿Quién nos ve? ¿Quién nos conoce?»!
16 ¡Qué manera de falsear las cosas!
¿Acaso el alfarero es igual al barro?
¿Puede un objeto decir del que lo modeló:
«Él no me hizo»?
¿Puede una vasija decir de su alfarero:
«Él no entiende nada»?
17 Muy pronto el Líbano
se convertirá en campo fértil,
y el campo fértil se convertirá en bosque.
18 En aquel día podrán los sordos
oír la lectura del rollo,
y los ojos de los ciegos podrán ver
desde la oscuridad y la penumbra.
19 Los pobres volverán a alegrarse en el Señor,
los más necesitados se regocijarán en el Santo de Israel.
20 Se desvanecerán los despiadados,
desaparecerán los insolentes,
y todos los que no duermen para hacer el mal
serán exterminados;
21 los que con una palabra hacen culpable a una persona,
los que en el tribunal ponen trampas al defensor
y con engaños perjudican al indefenso.
22 Por eso, el Señor, el redentor de Abraham, dice así a los descendientes de Jacob:
«Jacob ya no será avergonzado,
ni palidecerá su rostro.
23 Cuando él vea a sus hijos,
y la obra de mis manos en medio de él,
todos ellos santificarán mi nombre;
santificarán al Santo de Jacob,
y temerán al Dios de Israel.
24 Los de espíritu extraviado recibirán entendimiento;
y los murmuradores aceptarán ser instruidos».
Ay de la nación obstinada
30 El Señor ha dictado esta sentencia:
«Ay de los hijos rebeldes
que ejecutan planes que no son míos,
que hacen alianzas contrarias a mi Espíritu,
que amontonan pecado sobre pecado,
2 que bajan a Egipto sin consultarme,
que se acogen a la protección de Faraón,
y se refugian bajo la sombra de Egipto.
3 ¡La protección de Faraón será su vergüenza!
¡El refugiarse bajo la sombra de Egipto, su humillación!
4 Aunque en Zoán tengan funcionarios,
y a Janés hayan llegado sus mensajeros,
5 todos quedarán avergonzados
por culpa de un pueblo que les resulta inútil,
que no les brinda ninguna ayuda ni provecho,
sino solo vergüenza y frustración».
6 Esta es la sentencia que se ha dictado contra los animales del Néguev:
Por tierra de dificultades y angustias,
de leones y leonas,
de víboras y serpientes voladoras,
llevan ellos a lomos de burro
las riquezas de esa nación inútil,
y sus tesoros, sobre jorobas de camellos.
7 La ayuda de Egipto no sirve para nada;
por eso la llamo: «Rahab, la inmóvil».
8 Ve, pues, delante de ellos,
y grábalo en una tablilla.
Escríbelo en un rollo de cuero,
para que en los días venideros
quede como un testimonio eterno.
9 Porque este es un pueblo rebelde;
son hijos engañosos,
hijos que no quieren escuchar
la ley del Señor.
10 A los videntes les dicen:
«¡No tengáis más visiones!»,
y a los profetas:
«¡No nos sigáis profetizando la verdad!
Decidnos cosas agradables,
profetizad ilusiones.
11 ¡Apartaos del camino,
retiraos de esta senda,
y dejad de enfrentarnos
con el Santo de Israel!»
12 Así dice el Santo de Israel:
«Vosotros habéis rechazado esta palabra;
habéis confiado en la opresión y en la perversidad,
y os habéis apoyado en ellas.
13 Por eso vuestra iniquidad se alzará frente a vosotros
como un muro alto y agrietado,
a punto de derrumbarse:
¡de repente, en un instante, se desplomará!
14 Vuestra iniquidad quedará hecha pedazos,
hecha añicos sin piedad, como vasija de barro:
ni uno solo de sus pedazos servirá
para sacar brasas del fuego
ni agua de una cisterna».
15 Porque así dice el Señor omnipotente, el Santo de Israel:
«En el arrepentimiento y la calma está vuestra salvación,
en la serenidad y la confianza está vuestra fuerza,
¡pero vosotros no lo queréis reconocer!
16 Os resistís y decís: “Huiremos a caballo”.
¡Por eso, así tendréis que huir!
Decís: “Cabalgaremos sobre caballos veloces”.
¡Por eso, veloces serán vuestros perseguidores!
17 Ante la amenaza de uno solo,
mil de vosotros saldrán huyendo;
ante la amenaza de cinco,
huiréis todos vosotros.
Quedaréis abandonados
como un mástil en la cima de una montaña,
como una señal sobre una colina».
18 Por eso el Señor os espera, para tener piedad de vosotros;
por eso se levanta para mostraros compasión.
Porque el Señor es un Dios de justicia.
¡Dichosos todos los que en él esperan!
19 Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no llorarás más. ¡El Dios de piedad se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga, te responderá. 20 Aunque el Señor te dé pan de adversidad y agua de aflicción, tu maestro no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. 21 Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Este es el camino; síguelo». 22 Entonces profanarás tus ídolos enchapados en plata y tus imágenes revestidas de oro; los arrojarás como cosa impura, y les dirás: «¡Fuera de aquí!»
23 El Señor te enviará lluvia para la semilla que siembres en la tierra, y el alimento que produzca la tierra será suculento y abundante. En aquel día tu ganado pacerá en extensas praderas. 24 Los bueyes y los burros que trabajan la tierra comerán el mejor forraje, aventado con bieldo y horquilla. 25 En el día de la gran masacre, cuando caigan las torres, habrá arroyos y corrientes de agua en toda montaña alta y en toda colina elevada. 26 Cuando el Señor ponga una venda en la fractura de su pueblo y sane las heridas que le causó, brillará la luna como el sol, y será la luz del sol siete veces más intensa, como la luz de siete días enteros.
27 ¡Mirad! El nombre del Señor viene de lejos,
con ardiente ira y densa humareda.
Sus labios están llenos de furor;
su lengua es como un fuego consumidor.
28 Su aliento es cual torrente desbordado
que llega hasta el cuello,
para zarandear a las naciones
en la zaranda destructora.
Pone en las quijadas de los pueblos
un freno que los desvía.
29 Vosotros cantaréis como en noche de fiesta solemne;
vuestro corazón se alegrará,
como cuando uno sube con flautas
a la montaña del Señor,
a la Roca de Israel.
30 El Señor hará oír su majestuosa voz,
y descargará su brazo:
con rugiente ira y llama de fuego consumidor,
con aguacero, tormenta y granizo.
31 La voz del Señor quebrantará a Asiria;
la golpeará con su bastón.
32 Cada golpe que el Señor descargue sobre ella
con su vara de castigo
será al son de panderos y de arpas;
agitando su brazo, peleará contra ellos.
33 Porque Tofet[d] está preparada desde hace tiempo;
está dispuesta incluso para el rey.
Se ha hecho una pira de fuego profunda y ancha,
con abundancia de fuego y leña;
el soplo del Señor la encenderá
como un torrente de azufre ardiente.
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