Beginning
Profecía acerca de Etiopía
18 ¡Ay del país de amenazantes alas, que está al otro lado de los ríos de Etiopía!(A) 2 ¡País que por el mar, y en naves de junco, envía mensajeros sobre las aguas! ¡Vayan, mensajeros veloces, a esa gente de gran estatura y de brillante piel! ¡Vayan al pueblo siempre temible! ¡Vayan a esa gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada por los ríos! 3 Y ustedes todos, habitantes de la tierra, ¡fíjense bien cuando se agite la bandera en los montes! ¡presten atención cuando se toque la trompeta!
4 Porque así me ha dicho el Señor:
«Voy a mantenerme quieto, pero desde mi mansión estaré observando; como el sol brillante después de la lluvia, como una nube de rocío en el calor del verano.»
5 Pero antes de la siega, cuando caída la flor el grano esté maduro y el fruto esté en su punto, él cortará las ramas y podará las ramitas. 6 Entonces todos serán dejados para comida de las aves silvestres y de las bestias salvajes; sobre ellos pasarán las aves el verano, e invernarán todas las bestias salvajes.
7 Cuando llegue el momento, ese pueblo de gran estatura y de piel brillante, ese pueblo siempre temible, fuerte y conquistador, cuya tierra es surcada por los ríos, traerá ofrenda al Señor de los ejércitos; ¡la traerá hasta el monte Sión, hasta el santuario del nombre del Señor de los ejércitos!
Profecía acerca de Egipto
19 Profecía acerca de Egipto.(B)
Es un hecho: el Señor ha montado sobre una nube ligera, y entrará en Egipto. Ante él, temblarán los ídolos de Egipto y desfallecerá el corazón de los egipcios.
2 «Voy a hacer que los egipcios luchen entre sí. Peleará hermano contra hermano, amigo contra amigo, ciudad contra ciudad, y reino contra reino. 3 Voy a desbaratar sus planes. El ánimo egipcio decaerá por completo, y ellos consultarán a sus ídolos y hechiceros, a sus sabios y adivinos. 4 Voy a poner a Egipto en manos de un amo cruel. Un rey violento los subyugará.»
—Palabra de Dios, el Señor de los ejércitos.
5 Desaparecerán las aguas del mar, y el río Nilo se agotará y quedará seco. 6 Los arroyos se alejarán, y las corrientes de los fosos se quedarán vacías; la caña y el junco se infestarán de insectos; 7 todas las praderas y los sembrados en la ribera del río se quedarán sin agua, y se perderán y dejarán de existir. 8 Habrá luto y tristreza entre los pescadores, que echan su anzuelo en el río; perderán el ánimo los que tienden su red sobre las aguas; 9 los que labran lino fino y los que tejen redes quedarán confundidos, 10 porque todas sus redes serán rasgadas; y se entristecerán todos los que tienen criaderos para peces.
11 ¡Qué necios son los príncipes de Soán! ¡Ya no hay sabiduría en los prudentes consejeros del faraón! ¿Cómo pueden decirle al faraón que descienden de los sabios y de los reyes antiguos? 12 Y tú, rey de Egipto, ¿dónde están tus sabios? Que te digan ahora, si acaso lo saben, qué es lo que el Señor de los ejércitos ha decidido hacer con Egipto. 13 ¡Pero los príncipes de Soán no tienen la menor idea! ¡Los príncipes de Menfis viven engañados, y los jefes de sus provincias han engañado a Egipto! 14 El Señor los aturdió al enviarles un viento vertiginoso, y ellos hicieron que Egipto fallara en todas sus empresas, y que se tambaleara como ebrio. 15 De nada le servirá a Egipto lo que haga el fuerte o el débil, el rico o el pobre.
16 Cuando llegue ese día los egipcios parecerán mujeres, porque se asombrarán y temblarán de miedo ante la mano del Señor de los ejércitos, que él levantará contra ellos. 17 La tierra de Judá será motivo de espanto para los egipcios. Todos los que la recuerden temblarán de miedo por causa de lo que el Señor de los ejércitos ha decidido hacer contra ellos.
18 Cuando llegue ese día, habrá cinco ciudades en Egipto que hablarán la lengua de Canaán y que jurarán por el Señor de los ejércitos. Una de ellas será llamada «Ciudad de Heres».
19 Cuando llegue ese día, habrá un altar al Señor en medio de Egipto, y un monumento en su honor junto a su frontera, 20 y allí en Egipto servirán de señal y testimonio al Señor, porque ellos pedirán ayuda al Señor por causa de sus opresores, y él les enviará un salvador y príncipe para que los libre. 21 Y el Señor será conocido en Egipto.
Cuando llegue ese día, los egipcios conocerán al Señor, y harán sacrificios y oblaciones en su honor, y le cumplirán sus votos. 22 Y el Señor herirá a Egipto; lo herirá, pero lo sanará; y ellos se volverán al Señor, y él será clemente con ellos y los sanará.
23 Cuando llegue ese día, habrá una calzada de Egipto a Asiria, y los asirios entrarán en Egipto, y los egipcios entrarán en Asiria; y tanto los egipcios como los asirios servirán al Señor.
24 Cuando llegue ese día, Israel será, junto con Egipto y Asiria, el tercer motivo de bendición en la tierra, 25 pues el Señor de los ejércitos los bendecirá con estas palabras: «Benditos sean Egipto, que es mi pueblo; y Asiria, que es la obra de mis manos; e Israel, que es mi heredad.»
Asiria conquistará Egipto y Etiopía
20 En el mismo año en que Sargón, rey de Asiria, envió al comandante de su ejército para que atacara a Asdod, y éste la conquistó, 2 el Señor habló por medio de Isaías hijo de Amoz, y dijo:
«Anda, quítate el cilicio que llevas puesto, y descálzate los pies.»
Isaías así lo hizo, y anduvo desnudo y descalzo. 3 Entonces el Señor dijo:
«Así como mi siervo Isaías anduvo desnudo y descalzo durante tres años, como señal y pronóstico contra Egipto y Etiopía, 4 así también, para vergüenza de Egipto, el rey de Asiria llevará desnudos y descalzos, y con las nalgas descubiertas, a los cautivos y deportados de Egipto y Etiopía, lo mismo a jóvenes que a ancianos. 5 Y se turbarán de haber puesto su esperanza en Etiopía, y de haber creído que Egipto era su gloria.»
6 Cuando llegue ese día, dirán los habitantes de esta costa: «¡Vaya esperanza la nuestra, de la que esperábamos ayuda para librarnos del poder del rey de Asiria! ¿Cómo podremos escapar?»
Profecía acerca del desierto junto al mar
21 Profecía acerca del desierto junto al mar:
¡Viene del desierto, de una tierra espeluznante, semejante a un torbellino del Néguev! 2 ¡Dura visión me ha sido mostrada! ¡El traidor es traicionado, y el destructor es destruido! ¡Adelante, Elam! ¡Y tú, Media, pon sitio a la ciudad! ¡Yo acallaré todo su clamor! 3 Por eso me doblo de dolor y me lleno de angustia, como una parturienta; me agobia lo que oigo; me espanta lo que veo. 4 Tengo pasmado el corazón; el miedo me domina; el crepúsculo que tanto amo, ahora me llena de espanto. 5 De pronto, mientras se ponía la mesa y se disponían a comer y beber, los príncipes se levantaron y tomaron sus escudos. 6 Y es que el Señor me dijo:
«Anda, pon un centinela que te informe de todo lo que vea.»
7 Y el centinela vio hombres montados sobre asnos y sobre camellos, jinetes que venían de dos en dos. Luego miró con más atención, 8 y gritó como un león:
«Señor, yo he estado todo el tiempo en mi puesto de observación; me he pasado las noches enteras vigilando, 9 y he visto acercarse hombres montados, jinetes que venían de dos en dos. Y alguien grita: “¡Cayó Babilonia! ¡Cayó Babilonia!(C) ¡Todos los ídolos de sus dioses han caído por tierra!”»
10 Pueblo mío, que has sido trillado y aventado como trigo: yo te he dado a saber lo que he oído del Señor de los ejércitos, el Dios de Israel.
Profecía acerca de Duma
11 Profecía acerca de Duma.
Desde Seir oigo voces que me dicen: «Guardia, guardia: ¿cuánto falta para que termine la noche? ¿Cuándo amanecerá?» 12 Y el guardia responde: «Ya pronto amanecerá, y pronto caerá la noche. Si quieres, puedes preguntar, y también volver a preguntar.»
Profecía acerca de Arabia
13 Profecía acerca de Arabia.
Ustedes, caminantes de Dedán, pasen la noche en el bosque, en el desierto. 14 Y ustedes, habitantes de Tema, vayan al encuentro del sediento y llévenle agua; socorran con pan al que huye. 15 Porque huye de la espada desnuda, del arco tenso, del fragor de la batalla.
16 Y es que así me ha dicho el Señor:
«Dentro de un año, ni un solo día más, todo el esplendor de Cedar llegará a su fin, 17 y el número de los valientes flecheros de Cedar que sobrevivan será muy reducido.»
Así lo ha dicho el Señor, el Dios de Israel.
Profecía acerca del valle de la visión
22 Profecía acerca del valle de la visión.
¿Qué te pasa, que has subido a las azoteas con todos los tuyos? 2 Tú, ciudad turbulenta y alegre, llena de alborotos: tus muertos no murieron a filo de espada, ni cayeron en batalla. 3 Todos tus príncipes huyeron juntos de las flechas; todos los que estaban dentro de ti fueron atados en grupo cuando intentaban huir. 4 Por eso pido que me dejen llorar amargamente; no traten de consolarme por la destrucción de la hija de mi pueblo.
5 Porque éste es un día de alboroto, de angustia y de confusión, de parte de Dios, el Señor de los ejércitos. En el valle de la visión se derriban muros, y se oye clamor por los montes. 6 Elam tomó la aljaba, y carros y jinetes; Quir preparó el escudo. 7 Tus hermosos valles se llenaron de carros, y gente de a caballo acampó a la entrada de la ciudad. 8 Las defensas de Judá quedaron al descubierto. Ese día ustedes dirigían la mirada hacia el arsenal en la casa del bosque, 9 y vieron multiplicarse las brechas en la ciudad de David; recogieron las aguas del estanque inferior, 10 contaron las casas de Jerusalén y las derribaron para reforzar la muralla; 11 hicieron un foso entre los dos muros para el agua del estanque viejo, pero sin la menor consideración para el que lo hizo y le dio forma.
12 Ese día Dios, el Señor de los ejércitos, los convocó al llanto y al lamento, a raparse el cabello y a vestirse de cilicio; 13 pero ustedes prefirieron gozar y divertirse, matar vacas y degollar ovejas, comer carne y beber vino. Y decían: «Comamos y bebamos, que mañana moriremos.»(D)
14 Por su parte, el Señor de los ejércitos me dijo al oído: «Este pecado no les será perdonado, hasta que hayan muerto.»
Lo ha dicho Dios, el Señor de los ejércitos.
Fin de Sebna y promesa a Eliaquín
15 Así dice Dios, el Señor de los ejércitos:
«Ve a donde está ese tesorero, el mayordomo Sebna, y dile: 16 “¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que te has labrado un sepulcro en lo alto? ¿Por qué esculpes para ti una casa en la roca? 17 Mira que el Señor va a llevarte en duro cautiverio, y te cubrirá el rostro; 18 te hará rodar con fuerza, como una rueda por el llano, y así morirás. ¡En eso acabarán tus espléndidos carros, tú que eres la vergüenza de la casa de tu amo! 19 ¡Yo te arrojaré de tu puesto! ¡Yo te destituiré! 20 Y ese mismo día llamaré a mi siervo Eliaquín hijo de Hilcías, 21 y le pondré tus vestiduras; lo ceñiré con tu cinto y le entregaré tu autoridad; y él será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. 22 Yo le entregaré la llave de la casa de David. Lo que él abra, nadie podrá cerrarlo; lo que él cierre, nadie podrá abrirlo.(E) 23 En el lugar donde yo lo ponga quedará firme como un clavo, y será un trono honroso para la casa de su padre. 24 De él penderá toda la honra de la casa de su padre, de sus hijos y sus nietos, y de todos sus parientes menores en importancia. 25 Pero vendrá el día en que ese clavo, que estaba en lugar firme, será removido y destrozado; se vendrá abajo, y la carga que de él pendía se hará pedazos.”»
—Palabra del Señor de los ejércitos.
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