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Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Job 35-37

Dios no hace caso a los malvados

35 Elihú continuó su discurso:

¿Crees que es justo afirmar:
“Tengo razón contra Dios”?
O decir: “¿Qué más le da?
¿qué saco yo con no pecar?”.
Voy a responder a tus argumentos
y, de paso, a los de tus amigos.
Contempla atento el cielo,
fíjate en las nubes tan altas.
¿Qué mal le causas a Dios cuando pecas
o en qué le afectan tus numerosos delitos?
Si eres honrado, ¿qué le das
o qué recibe de tu mano?
Tu maldad afectaría a alguien como tú;
tu honradez, a los seres humanos.
La gente protesta bajo la dura opresión,
pide socorro ante el poder del tirano;
10 pero no dice: “¿Dónde está mi Hacedor,
que llena la noche de cantos de júbilo
11 y nos hace más sabios
que las bestias de la tierra,
más inteligentes que las aves del cielo?”.
12 Algunos protestan, pero no responde;
el orgullo de los malvados tiene la culpa.
13 Dios no escucha falsedades,
el Todopoderoso no hace ni caso.
14 Y menos cuando dices: “No lo veo,
le he expuesto mi causa y espero”.
15 Pero como su cólera no estalla
ni parece prestar atención al delito,
16 Job abre su boca y echa viento,
multiplicando palabras sin sentido.

Sentido del dolor de Job

36 Elihú siguió diciendo:

Ten paciencia y te convenceré,
pues aún quedan razones en favor de Dios.
Espigaré mi saber en el pasado,
demostraré que mi Creador tiene razón.
Mis palabras no son vanas, desde luego;
ante ti tienes ciencia consumada.
Dios es poderoso y no vacila,
poderoso y de firmes decisiones.
No permite que viva el malvado,
sino que hace justicia al afligido;
no aparta sus ojos de los justos:
los pone junto a reyes, en sus tronos,
los entroniza y exalta para siempre.
Pero si Dios los carga de cadenas
y los ata con sogas de aflicción,
es para denunciar sus acciones,
sus delitos nacidos del orgullo;
10 hace que ellos escuchen su advertencia,
los conmina a dejar el pecado.
11 Si escuchan y saben ser dóciles,
su vida se colmará de prosperidad,
el bienestar acompañará su existencia;
12 si no escuchan, cruzarán el Canal;
morirán repletos de ignorancia.
13 La mente del impío almacena cólera,
cuando Dios lo encadena no pide socorro;
14 su vida se consume en plena juventud,
muere a la edad de los hieródulos.
15 Pero salva al afligido con la aflicción,
lo instruye mediante el sufrimiento.
16 Te arrancaría de las fauces de la angustia,
llevándote a un lugar sin agobios, espacioso,
a una mesa con platos sustanciosos.
17 Pero tu causa es propia de un culpable,
el pleito y el derecho te obsesionan.
18 No te dejes seducir por la riqueza,
ni un soborno sustancioso te corrompa:
19 de nada servirá ante la angustia
todo el poder de tus riquezas.
20 No suspires porque llegue esa noche
en que la gente desaparece de su sitio.
21 Cuidado con volver a la maldad,
que por ella probaste la aflicción.

Himno a la sabiduría y al poder divinos

22 ¡Qué sublime y poderoso es Dios!
¿Hay maestro que se le pueda comparar?
23 ¿Quién se atreverá a calificar su conducta
o podrá acusarlo de obrar mal?
24 Acuérdate de ensalzar sus obras,
pues todos las han alabado;
25 toda la humanidad las contempla,
los mortales las perciben de lejos.
26 Dios es sublime, incomprensible;
incalculable el número de sus años.
27 Atrae hacia sí las gotas de agua,
las filtra de su fuente como lluvia,
28 la lluvia que destilan las nubes,
que riega copiosa a los humanos.
29 ¿Quién conoce las dimensiones de su nube
o el fragor que retumba en su tienda?
30 El Altísimo despliega su relámpago,
que ilumina la profundidad del mar.
31 De este modo alimenta a los pueblos,
les regala sustento en abundancia.
32 Oculta el relámpago en sus manos,
lo dirige directo hacia el blanco.
33 El Altísimo habla con su trueno,
su cólera provoca la tormenta.

37 Ante esto se estremece mi corazón,
salta incluso fuera de su sitio.
Escuchen atentos el fragor de su voz,
el estruendo que sale de su boca;
envía su rayo por debajo del cielo
y alcanza los confines de la tierra;
truena tras él su voz,
resuena de forma majestuosa;
después de escuchar su voz,
ninguno le sigue la pista.
Atruena Dios con su voz prodigiosa,
hace maravillas que ignoramos.
Ordena a la nieve: “Cae a tierra”,
y al aguacero: “Llueve con fuerza”;
de esta manera frena el trabajo humano
para que todos reconozcan sus obras.
Las fieras se encierran en sus cuevas,
permanecen ocultas en sus guaridas.
La tormenta sale de su cámara,
traen el frío los vientos del norte;
10 sopla Dios y se forma el hielo,
se congela la superficie del agua.
11 Carga las nubes de humedad,
mientras el nubarrón disemina su rayo,
12 que gira de uno a otro lado,
conducido por él alrededor,
para cumplir así sus órdenes
por toda la superficie del orbe.
13 Es [Dios] quien hace que descargue
sobre su tierra el nubarrón,
como azote o bien como favor.
14 Escucha esto tranquilo, Job;
piensa en las maravillas de Dios.
15 ¿Sabes cómo se lo ordena Dios
y el rayo brilla desde su nube?
16 ¿Sabes cómo equilibra las nubes,
maravilla de ciencia consumada?
17 Tú, que te agobias debajo de la ropa
cuando el solano aletarga la tierra,
18 ¿puedes tender como él el firmamento,
sólido como espejo de metal fundido?
19 Dinos lo que hemos de aconsejarle,
no podemos discutir a oscuras.
20 ¿Ha de ser informado cuando hablo
o hay que comunicarle lo que otro dice?
21 A veces no se puede ver el sol,
oculto como está entre nubarrones,
pero el viento se mueve y los disipa.
22 Llegan del norte resplandores de oro,
rodea a Dios terrible majestad;
23 nos es inalcanzable el Todopoderoso,
sublime en poder y equidad;
es justo, no viola el derecho.
24 Por eso, mortales, respétenlo,
que él no teme a los sabios.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España