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Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Salmos 108-114

Con Dios conseguiremos la victoria

(Sal 57:7-11; 60:5-12)

Canto. Canción de David.

Dios mío, mi corazón está firme.
    Te cantaré y te alabaré de todo corazón.
Arpa y lira, ¡despierten!
    Despertaré el nuevo día.
Te alabaré entre las naciones, oh SEÑOR,
    te cantaré alabanzas entre los pueblos.
Pues tu fiel amor es más inmenso que el cielo;
    tu fidelidad llega más alto que las nubes.
Dios mío, tú estás por encima de los cielos;
    tu gloria cubre toda la tierra.
Contéstame, usa tu poder
    para salvar a los que amas.

Dios ha dicho en su santuario:
«Triunfaré y repartiré entre mi pueblo
    las tierras de Siquén y las del valle de Sucot.
Galaad y Manasés son míos;
    Efraín es un casco para mi cabeza.
    Judá es mi cetro real.
Moab es el recipiente en que me lavo los pies;
    mi sandalia tiraré sobre Edom;
    cantaré victoria sobre Filistea».

10 Pero yo dije: «¿Quién me guiará a la ciudad fortificada?
    ¿Quién me guiará hasta Edom?
11 Es que tú nos abandonaste.
    Dios mío, ¿saldrás tú con nuestro ejército?
12 Ayúdanos a derrotar al enemigo,
    pues la ayuda del ser humano es inútil.
13 Con Dios conseguiremos la victoria;
    ¡él pisoteará a nuestros enemigos!»

Señor, defiéndeme

Al director. Canción de David.

Dios de mi alabanza,
    no guardes silencio ante mis oraciones.
La gente mala dice mentiras de mí
    y me calumnia.
Me atacan sin razón
    y dicen chismes de mí.
En pago de mi amor, me calumnian;
    pero yo oro.
El bien que les hice me lo pagan con mal;
    me dieron odio a cambio de mi amor.

Dijeron lo siguiente:
«Que pongan su caso a cargo de un defensor perverso;
    que el que está a su lado sea un acusador.
Que se use en su contra la oración que dijo;
    que lo encuentren culpable.
Que muera pronto
    y que otro tome su cargo.
Que sus hijos queden huérfanos
    y su esposa viuda.
10 Que sus hijos queden sin hogar
    y rebusquen entre las ruinas de su casa.
11 Que se presenten sus acreedores y le quiten todas sus pertenencias;
    que gente extraña le quite todo lo que ganó en su vida.
12 Que nadie tenga compasión de él
    ni se compadezca de sus hijos huérfanos.
13 Que se destruya a su descendencia,
    que su apellido se acabe en una sola generación.
14 Que el SEÑOR recuerde los pecados que cometió su papá,
    y nunca borre el pecado de su mamá.
15 Que el SEÑOR recuerde siempre esos pecados;
    que él y su familia queden para siempre en el olvido.

16 »Porque nunca hizo nada bueno;
    persiguió a muerte a los pobres,
    a los afligidos y a los necesitados.
17 Como se complacía en maldecir a otros,
    que la maldición caiga sobre él;
y como no le deseaba bendición a otros,
    que la bendición esté fuera de su alcance.
18 Que la maldición lo cubra como cuando se pone un vestido;
    que se le pegue como el aceite que se pone en el pelo;
19 que lo cubra como un manto,
    que lo oprima continuamente como un cinturón».

20 Que así les pague el SEÑOR a los que me acusan,
    a los que hablan mal de mí.
21 Pero a mí, Señor DIOS,
    trátame lo mejor posible por causa de tu prestigio;
    rescátame por tu fiel amor.
22 Yo soy pobre y necesitado,
    tengo el corazón herido.
23 Me desvanezco como una sombra que desaparece;
    me siento como un insecto que la gente espanta.
24 Me tiemblan las rodillas por el ayuno;
    cada día estoy más flaco y me siento débil.
25 La gente se burla de mí;
    me ven y menean la cabeza.

26 ¡SEÑOR, ayúdame!
    Sálvame conforme a tu fiel amor.
27 Así, esa gente sabrá que esto es obra tuya;
    que fuiste tú, SEÑOR, quien me salvó.
28 Que ellos maldigan, pero tú bendigas;
    que se levanten, pero caigan en vergüenza,
    y yo, tu siervo, me alegraré.
29 Que mis enemigos queden avergonzados;
    que los cubra un manto de vergüenza.

30 Agradeceré al SEÑOR
    y lo alabaré delante de todos.
31 Lo alabaré porque él está siempre de lado del pobre
    y lo salva de quienes lo condenan.

La promesa del Señor

Canción de David.

El SEÑOR le dijo a mi Señor:
    «Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
    bajo tu poder».

El SEÑOR extenderá desde Sion la autoridad de tu reino[a]
    hasta que domines a tus enemigos.
De buena gana tu pueblo se ofrecerá
    cuando juntes tu ejército.
Sobre las montañas sagradas los conducirás;
    se reunirán temprano en la mañana;
    te rodearán y no se apartarán de ti.

El SEÑOR hizo una promesa
    y no se echará atrás:
«Serás sacerdote para siempre,
    de la misma manera que Melquisedec».

El Señor está a tu derecha,
    y el día de su enojo hará pedazos a los reyes.
Dios juzgará a las naciones;
    amontonará cadáveres;
    quebrará cabezas en toda la tierra.

Por el camino, beberá agua de un arroyo,
    y por tanto recobrará su fuerza.[b]

[c]

El Señor hace maravillas

¡Aleluya!

Agradezco al SEÑOR de todo corazón,
    en compañía de la gente honesta
    y ante toda la comunidad.
El SEÑOR hace maravillas;
    las experimentan[d] los que están felices con ellas.
Sus obras son gloriosas y excelentes;
    su justicia nunca se acaba.
Ha hecho inolvidables sus maravillas;
    el SEÑOR es compasivo y misericordioso.
Dios alimenta a los que lo respetan,
    nunca se olvida de su pacto con ellos.
Él les dio a ellos la tierra de otras naciones
    y así les mostró el poder de sus obras.
Todo lo que hace es bueno y justo;
    podemos confiar en todos sus mandamientos,
pues son firmes para siempre
    y están hechos de justicia y de verdad.
Dio libertad a su pueblo,
    hizo con ellos un pacto para siempre.
Su nombre es santo y temible.

10 La sabiduría comienza por respetar al SEÑOR;
    los que obedecen sus mandamientos demuestran que son inteligentes.
    ¡La alabanza a Dios permanece para siempre!

[e]

Al justo le va bien

¡Aleluya!

Qué afortunado es el que teme al SEÑOR
    y le gusta mucho hacer lo que él manda.
Sus descendientes serán poderosos.
    Los que viven con honestidad serán bendecidos.
Su casa estará llena de riquezas y bienestar;
    la causa justa que apoya seguirá en pie.
Habrá luz en medio de la oscuridad para la gente honesta,
    porque Dios es misericordioso, compasivo y justo.
Le va bien a quien presta con generosidad
    y sabe administrar sus asuntos con justicia.
El justo siempre será recordado,
    nunca caerá.
No les teme a las malas noticias;
    porque su corazón está firme,
    confiado en el SEÑOR.
Siempre tiene confianza y no siente miedo;
    por eso podrá vencer a sus enemigos.
Reparte sus bienes,
    da a los pobres.
Nunca deja de hacer lo que es justo
    y recibirá grandes honores.

10 Cuando el perverso se dé cuenta de esto,
    se enojará y rechinará los dientes,
pero pronto desaparecerá
    y nunca logrará lo que desea.

No hay nadie como el Señor

¡Aleluya!

Alaben, siervos del SEÑOR,
    alaben el nombre del SEÑOR.
Bendito sea el nombre del SEÑOR,
    ahora y siempre.
Alabado sea el nombre del SEÑOR,
    desde donde sale el sol hasta donde se oculta.
El SEÑOR está por encima de todas las naciones;
    su gloria es más grande que los cielos.
No hay nadie como el SEÑOR nuestro Dios,
    sentado en su trono en las alturas,
desde donde se inclina
    a mirar los cielos y la tierra.
Levanta del polvo al pobre,
    y al necesitado lo saca de la basura,
para sentarlo con gente importante,
    los principales de su pueblo.
A la mujer estéril le da un hogar
    y la fortuna de tener hijos.

¡Aleluya!

Tiembla tierra ante Dios

Cuando Israel salió de Egipto,
    y Jacob dejó ese país de habla extraña,
Judá se convirtió en el santuario de Dios;
    Israel llegó a ser su dominio.

El mar Rojo se dio cuenta de eso y salió huyendo;
    el Jordán dejó de correr y se echó para atrás.
Las montañas saltaron como cabras,
    y las colinas como corderos.
Mar Rojo, ¿por qué saliste huyendo?
    Río Jordán, ¿por qué dejaste de correr y te echaste para atrás?
Montañas, ¿por qué saltaron como cabras?
    Colinas, ¿por qué saltaron como corderos?

¡Tiembla tierra ante la presencia del Señor!
    Tiembla ante el Dios de Jacob,
que convirtió la roca en un estanque
    y el granito en un manantial.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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