Beginning
6 Entonces Salomón dijo:
«El SEÑOR ha dicho que él habitaría
envuelto en una nube oscura.
2 Y yo te he construido un gran templo,
un lugar donde vivas para siempre».
Discurso de Salomón
(1 R 8:12-66)
3 El rey entonces se volvió de frente hacia la asamblea de Israel para pronunciar la bendición para todos ellos, los cuales estaban de pie. 4 Dijo así:
«Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido lo que le prometió a mi papá David cuando le dijo: 5 “Desde el día que saqué de Egipto a mi pueblo, no había elegido ninguna ciudad de entre todas las tribus de Israel para construir un templo en mi honor. Tampoco había elegido a un hombre para ser el líder de mi pueblo Israel. 6 Pero ahora elijo a Jerusalén como la ciudad donde recibiré honor; y he elegido a David para gobernar a mi pueblo Israel”.
7 »Mi papá, David, tenía mucho interés en construir un templo en honor al SEÑOR, Dios de Israel. 8 Sin embargo el SEÑOR le dijo a mi papá David: “Sé que tú tienes mucho interés en construir un templo en mi honor, y eso es bueno. 9 Pero tú no construirás el templo, sino un hijo que vas a tener. Él será quien construirá el templo donde se me dará honor”.
10 »Así que el SEÑOR cumplió su promesa y yo he asumido el poder en lugar de mi papá David. Soy el rey de Israel, tal como el SEÑOR lo prometió, y he construido el templo en honor al SEÑOR, Dios de Israel. 11 He colocado el Cofre Sagrado, dentro del cual está el pacto que el SEÑOR hizo con Israel».
La oración de Salomón
12 Entonces Salomón, de pie ante el altar del SEÑOR y en presencia de toda la asamblea de Israel, levantó los brazos. 13 Salomón había hecho una plataforma de bronce y la había ubicado en medio del patio. Medía 2.25 metros[a] de largo, 2.25 metros de ancho y 1.35 metros de alto. Se paró ahí para pronunciar la bendición ante toda la congregación de Israel, levantó los brazos al cielo 14 y dijo:
«SEÑOR, Dios de Israel, no hay ningún otro Dios como tú en los cielos ni en la tierra. Tú hiciste el pacto con tu pueblo porque lo amas. Tú mantienes tu pacto y tu fiel amor con la gente que te sirve de todo corazón. 15 Tú has cumplido lo que prometiste a tu siervo David, mi papá, demostrando así con hechos lo que dijiste en palabras. 16 Ahora, SEÑOR, Dios de Israel, cumple las demás promesas que le hiciste a mi papá David. Dijiste: “David, si tus hijos obedecen con cuidado mi ley, como lo hiciste tú, siempre habrá un descendiente tuyo que gobierne en Israel”. 17 Ahora, SEÑOR, Dios de Israel, te pido que cumplas la promesa que le hiciste a tu siervo David.
18 »Pero ¿en realidad puede vivir Dios con la humanidad en la tierra? Si ni los cielos más profundos te dan abasto, entonces ¿cómo será adecuado para ti este templo que he hecho construir? 19 Sin embargo, te ruego que prestes atención a la petición y la súplica de tu siervo. SEÑOR mi Dios, escucha el grito de petición que hago ante ti como tu siervo. 20 Así que fíjate en este templo día y noche, porque tú has prometido que en este lugar se dará honor a tu nombre. Escucha a tu siervo cuando ore mirando hacia este lugar. 21 Escucha cuando tu pueblo Israel pida tu favor y tu siervo ore a favor de tu pueblo hacia este lugar. ¡Por favor, escúchanos! Aunque vives en los cielos, escucha y perdónanos.
22 »Por ejemplo, puede darse el caso de que alguien peque contra su semejante y sea colocado bajo juramento. Cuando el caso llegue ante el altar de este templo, 23 escucha desde el cielo. Haz justicia a tus siervos, condenando al culpable por el mal que hizo y reivindicando al inocente por hacer el bien. 24 Cuando tu pueblo peque y por eso sea derrotado en batalla por el enemigo, si vuelve a ti para darte honor, ora y te suplica desde este templo, 25 escucha desde el cielo y perdona el pecado de tu pueblo Israel. Hazlos regresar a la tierra que les diste a ellos y a sus antepasados.
26 »Cuando haya sequía y falte la lluvia porque pecaron contra ti, si ellos hacen oración hacia este lugar, alabando tu nombre y abandonando su pecado cuando los castigues, 27 escucha desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, tu pueblo Israel. Enséñales el buen camino para que lo sigan y dales la lluvia que necesita la tierra que tú les diste como herencia.
28 »Puede suceder que haya hambre, epidemias o que se arruinen las cosechas por cualquier tipo de plaga, sea por moho, por langostas o por gusanos; o que el enemigo tenga sitiada alguna ciudad o, en fin, que sobrevenga cualquier plaga o enfermedad. 29 Si alguien de tu pueblo Israel ora o te suplica, consciente de su dolor y su aflicción, levantando los brazos hacia este lugar, 30 escúchalo desde el cielo donde vives, y perdónalo. Responde a su petición y dale a cada uno conforme a lo que tú sabes de su vida y actitud. Porque sólo tú conoces el corazón de cada ser humano. 31 De esta manera ellos te respetarán y andarán en tus caminos todos los días que vivan en la tierra que diste a nuestros antepasados.
32 »Que suceda lo mismo cuando un extranjero que no es de tu pueblo Israel venga de un país lejano por causa de tu gran nombre, tu mano fuerte y tu brazo exaltado. Cuando se acerque y ore hacia este templo, 33 escúchalo desde el cielo donde vives y concédele todo lo que pida, para que todas las naciones del mundo conozcan tu nombre y te respeten como lo hace tu pueblo Israel. Así ellos sabrán que tu nombre se invoca en este templo que he construido.
34 »Cuando obedeciendo tus órdenes salga tu pueblo para la guerra contra el enemigo y te pidan en oración hacia esta ciudad que tú elegiste y hacia el templo que construí para que se dé honra a tu nombre, 35 escucha en el cielo su petición y defiende su causa.
36 »No hay ser humano que no peque, así que es posible que ellos pequen contra ti. Claro que te enojarás con ellos y tal vez el enemigo se los lleve como prisioneros a su país, cerca o lejos. 37 Cuando eso ocurra y en la tierra donde estén cautivos comiencen a reflexionar, se vuelvan a ti y supliquen tu ayuda diciendo: “Hemos pecado y somos culpables de la maldad que hicimos”, 38 si se vuelven a ti de todo corazón y con todo el ser en la tierra de sus enemigos donde estén cautivos, y si oran a ti hacia la tierra que les diste a sus antepasados, hacia la ciudad que elegiste y hacia el templo que he construido para que se dé honra a tu nombre, 39 escucha su oración desde el cielo, el lugar donde vives, defiende su causa y perdona a tu pueblo que pecó contra ti. 40 Ahora, Dios mío, que tus ojos estén abiertos y tus oídos atentos a la oración que se haga en este lugar.
41 »¡Ahora, levántate, SEÑOR Dios,
ven al lugar de tu descanso,
tú y el cofre de tu poder!
Que tus sacerdotes, SEÑOR Dios, se revistan de salvación
y tus seguidores se alegren en el bien.
42 SEÑOR Dios, no les des la espalda a tus ungidos;
recuerda el fiel amor de tu siervo David».
Dedicación del templo
7 Cuando Salomón terminó su oración, un fuego del cielo bajó y consumió el sacrificio que debe quemarse completamente y los otros sacrificios, y la gloria del SEÑOR llenó el templo. 2 Los sacerdotes no pudieron entrar al templo del SEÑOR porque la gloria del SEÑOR llenó el templo. 3 Al ver los israelitas bajar el fuego y la gloria del SEÑOR al templo, se arrodillaron y se postraron rostro en tierra, adorando y dándole gracias al SEÑOR diciendo:
«Porque él es bueno
y su fiel amor es para siempre».
4 Entonces el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios ante el SEÑOR. 5 El rey ofreció en sacrificio 22 000 toros y 120 000 ovejas. Así fue como el rey y todo el pueblo dedicaron el templo de Dios.
6 Los sacerdotes estaban en sus puestos al igual que los levitas con los instrumentos musicales del SEÑOR que David había hecho para dar gracias y alabar al SEÑOR con el canto que dice: «Porque él es bueno y su fiel amor es para siempre». Los sacerdotes tocaban las trompetas frente a los levitas, mientras todo Israel se mantenía de pie.
7 Salomón consagró el área central del patio que está frente al templo del SEÑOR porque ahí había ofrecido los sacrificios que deben quemarse completamente y la grasa de los sacrificios para festejar. Es que en el gran altar de bronce que Salomón hizo no cabían los sacrificios que deben quemarse completamente, las ofrendas de cereal y la grasa.
8 En esa ocasión Salomón celebró la fiesta por siete días, y con él una asamblea muy grande de todo Israel, desde el paso de Jamat que quedaba en el norte, hasta el riachuelo de Egipto al sur. 9 Al día siguiente de los siete días, convocaron una asamblea solemne porque la dedicación del altar duró siete días y la fiesta duró siete días. 10 El día 23 del séptimo mes, Salomón envió al pueblo a sus casas, y volvieron a casa contentos por todo lo bueno que el SEÑOR había hecho a David, a Salomón y a su pueblo Israel.
El Señor se le aparece a Salomón
(1 R 9:1-9)
11 Salomón completó el templo del SEÑOR y el palacio real y todo le salió bien en hacer todo lo que se propuso en cuanto al templo del SEÑOR y su palacio. 12 Entonces el SEÑOR se le apareció a Salomón durante la noche y le dijo:
«He escuchado tu oración y he elegido este lugar como templo para que se hagan sacrificios en mi honor. 13 Cuando yo no permita que llueva, o mande a las langostas para que devoren los campos, o envíe epidemias sobre mi pueblo, 14 y si mi pueblo que se identifica usando mi nombre se humilla, ora, me busca y abandona su mala conducta, entonces yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré el bienestar del país. 15 Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a la oración que se haga en este lugar, 16 pues ahora he elegido y consagrado este templo para que viva mi nombre para siempre. Mi atención y mis pensamientos estarán siempre ahí. 17 En cuando a ti, si me sirves como David, tu papá, me obedeces en todo lo que te he ordenado y cumples mis leyes y mis decretos, 18 entonces yo confirmaré para siempre tu dinastía en Israel, de acuerdo al pacto que hice con David tu papá, cuando le aseguré que siempre gobernaría un descendiente de él en Israel.
19 »Pero si ustedes se apartan de mí para servir y adorar a otros dioses y ya no cumplen los mandamientos y leyes que les di, 20 yo arrancaré a Israel de la tierra que les he dado y también arrojaré de mi vista el templo que yo consagré para que se dé honra a mi nombre. Haré que Israel se convierta en objeto de burla y escarnio entre todas las naciones. 21 Y entonces todo el que pase por este templo, que ahora se ve tan grandioso, quedará impresionado y dirá: “¿Por qué le hizo el SEÑOR esto tan horrible a este país y a este templo?” 22 Se le contestará: “Sucedió así porque ellos abandonaron al SEÑOR el Dios de sus antepasados que los sacó de Egipto y se aferraron a otros dioses, los adoraron y sirvieron. Por eso él hizo que les ocurriera este desastre”».
Ciudades que construyó Salomón
(1 R 9:10-28)
8 Le llevó 20 años a Salomón construir el templo del SEÑOR y su propio palacio. 2 Luego reconstruyó las ciudades que Hiram le dio y las pobló con israelitas. 3 Después Salomón fue contra la ciudad de Jamat de Sobá y la conquistó. 4 Reconstruyó entonces la ciudad de Tadmor en el desierto y todas las ciudades de almacenaje que construyó en Jamat. 5 Reconstruyó también Bet Jorón la de arriba y Bet Jorón la de abajo, ciudades fortificadas con murallas, puertas y barras. 6 Construyó Balat, las ciudades de almacenaje, cuarteles para sus carros, cuarteles para alojar la caballería y todo lo que Salomón quiso construir tanto en Jerusalén como en el Líbano y en todo el territorio que gobernaba.
7 A la gente que quedaba de los amorreos, hititas, ferezeos, heveos y jebuseos, los cuales no eran israelitas, 8 o sea a los descendientes de ellos que aun quedaban en el país y que los israelitas no habían destruido, Salomón los obligó a trabajos forzados como esclavos y así siguen hasta el día de hoy. 9 Pero Salomón no obligó a ningún israelita a ser su esclavo, sino que los empleaba como soldados, comandantes y oficiales de los carros de combate y de la caballería. 10 Había 250 de ellos que le servían como supervisores de los capataces que dirigían al personal.
11 Salomón trasladó a su esposa, la hija del faraón, de la Ciudad de David al palacio que le construyó, pues dijo: «Ninguna esposa mía vivirá en la casa de David, rey de Israel, porque los lugares donde ha estado el cofre del SEÑOR son sagrados».
12 En aquel tiempo, Salomón ofrecía los sacrificios que deben quemarse completamente al SEÑOR en el altar del SEÑOR que había construido delante del vestíbulo. 13 Los ofrecía conforme a lo ordenado para cada día, según lo mandado por Moisés, semanalmente los días de descanso, mensualmente en las lunas nuevas y durante las fiestas que se realizaban tres veces al año: la fiesta de los Panes sin Levadura, la fiesta de las Semanas[b] y la fiesta de las Enramadas. 14 De acuerdo a lo ordenado por su papá David, asignó turnos para que los sacerdotes realizaran su servicio y para que los levitas llevaran a cabo sus deberes de alabar y servir ante los sacerdotes de acuerdo a lo ordenado para cada día. También asignó turnos a los porteros en cada puerta. 15 Así que cumplieron fielmente el mandato del rey en cuanto a los sacerdotes, los levitas y también en cuanto a la tesorería.
16 Todo el trabajo de Salomón se llevó a cabo desde el día en que echaron los cimientos del templo del SEÑOR hasta el día en que se terminó. Así pues, el templo del SEÑOR quedó perfectamente terminado.
17 Entonces Salomón fue a Ezión Guéber y a Elat en la costa de Edom. 18 Hiram, por medio de sus oficiales, le mandó una flotilla de barcos con navegantes expertos. Ellos y los funcionarios de Salomón fueron a Ofir y de ahí volvieron con casi 15 000 kilos[c] de oro que le entregaron al rey Salomón.
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