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Reina Valera Revisada (RVR1977)
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1 Corintios 1-4

Saludo

Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes,

a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:

Gracia y paz a vosotros, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Acción de gracias por dones espirituales

Doy gracias a mi Dios continuamente por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús;

porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en todo conocimiento;

en la medida en que el testimonio acerca de Cristo ha sido consolidado en vosotros,

de tal manera que nada os falta en ningún don a los que esperáis anhelantes la revelación de nuestro Señor Jesucristo;

el cual también os afianzará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.

Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

Exhortación a la unidad

10 Os exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

11 Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.

12 Me refiero a que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.

13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?

14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,

15 para que nadie diga que fuisteis bautizados en mi nombre.

16 También bauticé a la familia de Estéfanas; por lo demás, no sé si he bautizado a algún otro.

17 Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se desvirtúe la cruz de Cristo.

Cristo, poder y sabiduría de Dios

18 Porque el mensaje de la cruz es locura para los que se están perdiendo; pero para nosotros que somos salvos, es poder de Dios.

19 Pues está escrito:
Destruiré la sabiduría de los sabios,
Y desecharé el entendimiento de los entendidos.

20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el letrado? ¿Dónde está el discutidor de este mundo? ¿No ha convertido Dios la sabiduría del mundo en necedad?

21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes mediante la locura de la predicación.

22 Puesto que los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;

23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;

24 mas para aquellos que son llamados, así judíos como griegos, Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios.

25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

26 Pues mirad, hermanos, vuestro llamamiento, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;

27 sino que escogió Dios lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y escogió Dios lo débil del mundo, para avergonzar a lo fuerte;

28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para anular lo que es,

29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.

30 Mas por obra suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho de parte de Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;

31 para que, tal como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.

Predicando a Cristo crucificado

Y yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui anunciándoos el testimonio de Dios con excelencia de palabras o de sabiduría.

Pues resolví no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.

Y yo me presenté ante vosotros con debilidad, y con temor y mucho temblor;

y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,

para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

La revelación por el Espíritu de Dios

Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este mundo, ni de los príncipes de este mundo, que van desapareciendo,

sino que hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,

la que ninguno de los príncipes de este mundo conoció; porque si la hubieran conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria.

Antes bien, como está escrito:

Cosas que el ojo no vio, ni el oído oyó,
Ni han subido al corazón del hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.

10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por medio del Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios.

11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoce las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha otorgado gratuitamente,

13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

14 Pero el hombre natural no capta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede conocer, porque se han de discernir espiritualmente.

15 En cambio el espiritual discierne todas las cosas; pero él no es enjuiciado por nadie.

16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor, para que pueda instruirle? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

Colaboradores de Dios

Y yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.

Os di a beber leche, y no alimento sólido; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,

porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis según el modo humano?

Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?

¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor.

Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios;

de modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.

Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su propia recompensa conforme a su propia labor.

Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.

11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.

12 Y si alguien edifica sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja,

13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno.

14 Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.

15 Si la obra de alguno se quema, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como a través del fuego.

16 ¿No sabéis que sois santuario de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

17 Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios, el cual sois vosotros, es sagrado.

18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio según este mundo, hágase ignorante para que llegue a ser sabio.

19 Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: Él atrapa a los sabios en la astucia de ellos.

20 Y otra vez: El Señor conoce los razonamientos de los sabios, que son vanos.

21 Así que, ninguno se jacte en los hombres; porque todo es vuestro:

22 sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro,

23 y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

El ministerio apostólico

Que todo hombre nos considere como servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.

Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

Yo en muy poco tengo el ser enjuiciado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.

Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso quedo absuelto; pues el que me enjuicia es el Señor.

Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual sacará a la luz también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de parte de Dios.

Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, a fin de que de nosotros aprendáis lo de no propasarse de lo que está escrito, para que ni uno solo de vosotros se apasione el uno en contra del otro.

Porque ¿quién te distingue?, ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?

Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!

Porque según pienso, Dios nos ha asignado a nosotros los apóstoles los últimos lugares, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.

10 Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados.

11 Hasta el momento presente padecemos hambre, tenemos sed, andamos mal vestidos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija.

12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.

13 Nos difaman, y exhortamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.

14 No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.

15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tenéis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.

16 Por tanto, os exhorto a que me imitéis.

17 Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.

18 Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros.

19 Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos.

20 Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.

21 ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.