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Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Jeremías 7-9

El rechazo a escuchar al profeta

Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:

Ponte a la puerta de la casa de Jehová, y proclama allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová.

Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Enmendad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar.

No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es éste.

Pero si enmendáis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hacéis justicia entre un hombre y su prójimo,

y no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramáis la sangre inocente, ni andáis en pos de dioses ajenos para mal vuestro,

os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, para siempre.

He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan.

Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis,

10 ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: Ya estamos a salvo; para seguir haciendo todas estas abominaciones?

11 ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová.

12 Andad ahora a mi lugar en Siló, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.

13 Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis;

14 haré, por tanto, a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Siló.

15 Y os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la descendencia de Efraín.

16 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré.

17 ¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?

18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.

19 ¿Me provocarán ellos a ira?, dice Jehová. ¿No se exasperan más bien a sí mismos, para su propia vergüenza?

20 Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: He aquí que mi furor y mi ira se derramarán sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; se encenderán, y no se apagarán.

Castigo de la rebelión de Judá

21 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne.

22 Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto.

23 Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien.

24 Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante,

25 desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y aunque os envié todos los profetas mis siervos, día tras día, sin cesar;

26 con todo, no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.

27 Tú, pues, les hablarás todas estas palabras, pero no te escucharán; los llamarás, pero no te responderán.

28 Les dirás, por tanto: Ésta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la fidelidad, y fue cortada de la boca de ellos.

29 Corta tu cabello, y arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque Jehová ha rechazado y abandonado a la generación objeto de su ira.

30 Porque los hijos de Judá han hecho lo que es malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual es invocado mi nombre, mancillándola.

31 Y han edificado los lugares altos de Tófet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni me vino al pensamiento.

32 Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, en que no se llame más Tófet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; porque serán enterrados en Tófet, por no haber otro lugar.

33 Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante.

34 Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa; porque la tierra quedará desolada.

En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros;

y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.

Y escogerá la muerte antes que la vida todo el resto que quede de esta mala generación, en todos los lugares adonde haya arrojado yo a los que queden, dice Jehová de los ejércitos.

Les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no vuelve al camino?

¿Por qué continúa este pueblo de Jerusalén apostatando con apostasía perpetua? Se han aferrado al engaño, y rehúsan volverse.

Escuché y oí; no hablan rectamente, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se apartó en su propia carrera, como caballo que irrumpe con ímpetu en la batalla.

Aun la cigüeña en el cielo conoce sus tiempos, y la tórtola y la grulla y la golondrina observan los tiempos de sus migraciones; pero mi pueblo no conoce la ordenanza de Jehová.

¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Cuando lo cierto es que la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas.

Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que han rechazado la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?

10 Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a nuevos poseedores; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos practican el fraude.

11 Y curaron la herida de la hija de mi pueblo a la ligera, diciendo: Paz, paz; cuando no hay paz.

12 ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado en lo más mínimo, ni aun saben lo que es sonrojarse; caerán, por tanto, entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.

13 Los consumiré del todo, dice Jehová. No quedan uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se cae la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.

14 ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová.

15 Esperábamos paz, y no hubo bien alguno; día de curación, y he aquí terror.

16 Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra; pues vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, la ciudad y los moradores de ella.

17 Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes y áspides contra los cuales no hay encantamiento, y os morderán, dice Jehová.

Lamentación sobre Judá y Jerusalén

18 Aunque quisiera consolarme de mi pesar, mi corazón desfallece dentro de mí.

19 He aquí la voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de tierra lejana: ¿No está Jehová en Sión? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas?

20 Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.

21 Soy presa de angustia por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; estoy negro, el espanto me ha sobrecogido.

22 ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?

¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llorase día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!

¡Oh, quién me diese estar en el desierto, en un albergue de caminantes, para dejar a mi pueblo, y marcharme de ellos! Porque todos ellos son adúlteros, una banda de traidores.

Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y se fortalecieron en la tierra, pero no para ser fieles; porque de maldad en maldad procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.

Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano actúa con falacia, y todo compañero anda calumniando.

Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; han enseñado a su lengua a hablar mentira, se fatigan en cometer iniquidad.

Tu morada está en medio del engaño; por ser tan engañadores, rehusaron conocerme, dice Jehová.

Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué otra cosa he de hacer por la hija de mi pueblo?

Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice uno paz a su amigo, pero le tiende insidias en su corazón.

¿No los he de castigar por estas cosas?, dice Jehová. De tal nación, ¿no se vengará mi alma?

10 Por los montes levantaré llanto y gemido, y lamento por los pastizales del desierto; porque fueron incendiados hasta no quedar quien pase, ni oírse el bramido del ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron.

11 Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en desolación, sin que quede un morador.

Amenaza de ruina y exilio

12 ¿Quién es el varón sabio que pueda entender esto?; ¿y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa ha perecido la tierra, ha sido asolada como un desierto, hasta no haber quien pase?

13 Y dice Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual puse delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella;

14 sino que se fueron tras la terquedad de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres.

15 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel.

16 Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré la espada en pos de ellos, hasta que los consuma.

17 Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad, y llamad a las plañideras para que vengan; buscad a las hábiles en el oficio, para que vengan,

18 y dense prisa, y levanten llanto por nosotros, y desháganse así nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados den libre curso al llanto.

19 Porque de Sión fue oída voz de endecha: ¡Cómo hemos sido destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados, porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas.

20 Oíd, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca: Enseñad endechas a vuestras hijas, y lamentación cada una a su amiga.

21 Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.

22 Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.

El conocimiento de Dios es la verdadera sabiduría

23 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.

24 Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque en estas cosas me complazco, dice Jehová.

25 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado en su incircuncisión;

26 a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los que se afeitan las sienes, los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.