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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Hebreos 11-13

IV.— JESUCRISTO, AUTOR Y PERFECCIONADOR DE NUESTRA FE (11,1—12,13)

Los primeros testigos de la fe: Abel, Enoc, Noé

11 La fe es garantía de las cosas que esperamos y certeza de las realidades que no vemos. Por ella obtuvieron nuestros mayores la aprobación de Dios. Por la fe comprendemos que el universo ha sido modelado por la palabra de Dios, de modo que lo visible tiene su origen en lo invisible.

Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más valioso que el de Caín; por ella fue proclamado justo al dar Dios testimonio a favor de sus ofrendas. Y por su fe, aunque muerto, sigue hablando todavía.

Por la fe Enoc fue trasladado, sin pasar por la muerte, y no pudo ser encontrado porque Dios lo trasladó. Pero la Escritura atestigua que antes de ser trasladado agradó a Dios; ahora bien, sin fe es imposible agradarle, porque para acercarse a Dios es preciso creer que existe y que no deja sin recompensa a quienes lo buscan.

Por la fe Noé tomó en serio la advertencia sobre algo que aún no se veía, y construyó un arca para salvar a su familia. Por su fe puso en evidencia al mundo y logró heredar la salvación que se obtiene por medio de la fe.

De Abrahán a José

Por la fe Abrahán obedeció la llamada de Dios y se puso en camino hacia la tierra que había de recibir en herencia. Y partió sin conocer cuál era su destino. Por la fe vivió como extraño en la tierra que Dios le prometió, habitando en cabañas. Y otro tanto hicieron Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa juntamente con él, 10 que había puesto su esperanza en una ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 11 Por la fe también, a pesar de que Sara era estéril y de que él mismo había rebasado la edad apropiada, recibió Abrahán fuerza para fundar un linaje; todo porque se fió de quien se lo había prometido. 12 Así que de uno solo, y ya sin vigor, surgieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo, incontables como la arena de la playa. 13 Todos estos murieron sin haber recibido lo prometido, pero lo vieron de lejos con los ojos de la fe y lo saludaron, reconociendo así que eran extranjeros y gente de paso sobre aquella tierra. 14 Los que así se comportan demuestran claramente que están buscando una patria. 15 Ahora bien, si lo que añoraban era la patria de la que salieron, a tiempo estaban de regresar a ella. 16 Pero ahora suspiraban por una patria mejor, la patria celestial. Precisamente por eso, al haberles preparado una ciudad, no tiene Dios reparo en que lo llamen “su Dios”.

17 Por la fe Abrahán, puesto a prueba, se dispuso a ofrecer a Isaac en sacrificio; el depositario de las promesas debía sacrificar a su hijo único, 18 aquel de quien Dios le había dicho: Isaac asegurará tu descendencia. 19 Daba por supuesto Abrahán que Dios tiene poder incluso para resucitar a los muertos; por eso, el recuperar a su hijo fue para él como un símbolo.

20 Por la fe bendijo también Isaac a Jacob y a Esaú con vistas al futuro. 21 Por la fe bendijo Jacob, poco antes de morir, a cada uno de los hijos de José y adoró a Dios inclinándose sobre la empuñadura del bastón de mando de José. 22 Por la fe José, ya en trance de muerte, aludió a la salida de los israelitas de Egipto y dispuso lo que habían de hacer con sus restos mortales.

Moisés y su tiempo

23 Por la fe los padres de Moisés, viéndolo tan hermoso, escondieron durante tres meses al niño recién nacido, sin miedo a las órdenes del rey. 24 Por la fe Moisés, siendo ya mayor de edad, renunció a ser considerado hijo adoptivo de la hija del faraón, 25 prefiriendo ser maltratado junto con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. 26 Consideró que compartir los sufrimientos de aquel pueblo mesiánico era mucho más valioso que todos los tesoros de Egipto, teniendo como tenía su mirada fija en la recompensa. 27 Por la fe se marchó de Egipto sin temor a la ira del rey, y se mantuvo constante en su propósito como si estuviera viendo al Invisible.

28 Por la fe celebró la Pascua y roció con sangre las casas de los israelitas para que el exterminador respetara a los primogénitos de Israel. 29 Por la fe los israelitas atravesaron el mar Rojo como si fuera tierra firme, mientras que los egipcios, al intentar imitarlos, fueron tragados por las aguas.

30 Por la fe se derrumbaron los muros de Jericó después que los israelitas dieron vueltas alrededor durante siete días. 31 Por la fe Rajab, la prostituta que había dispensado una amistosa acogida a los exploradores israelitas, no pereció junto con los incrédulos.

Otros testigos de la fe

32 ¿Qué más diré? Me faltaría tiempo si quisiera hablar de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los demás profetas. 33 Todos ellos, por la fe, conquistaron reinos, gobernaron con justicia, vieron realizarse las promesas, cerraron bocas de leones, 34 extinguieron fuegos violentos, se libraron de morir a filo de espada, superaron enfermedades, derrocharon valor en la guerra y aniquilaron ejércitos extranjeros. 35 Hubo incluso mujeres que recobraron resucitados a sus muertos.

Algunos se dejaron torturar hasta morir, renunciando a ser liberados ante la esperanza de alcanzar una resurrección más valiosa. 36 Otros soportaron ultrajes, latigazos, cadenas y cárceles; 37 fueron apedreados, partidos en dos por la sierra o muertos a filo de espada; anduvieron errantes de un lado para otro, vestidos con pieles de oveja o de cabra, faltos de todo, perseguidos y maltratados. 38 Personas demasiado buenas para un mundo como este, que tuvieron que vagar por lugares desérticos, por los montes, las cuevas y las cavernas de la tierra.

39 Pero a pesar de haber sido todos aprobados por Dios en virtud de la fe, ninguno alcanzó la promesa. 40 Y es que Dios había reservado lo mejor para nosotros, de manera que ninguno alcanzara la perfección a no ser juntamente con nosotros.

Jesús, modelo de constancia

12 Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. Así que desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos del pecado que nos cerca y participemos con perseverancia en la carrera que se nos brinda. Hagámoslo con los ojos puestos en Jesús, origen y plenitud de nuestra fe. Jesús, que, renunciando a una vida placentera, afrontó sin acobardarse la ignominia de la cruz y ahora está sentado junto al trono de Dios. Tengan, por tanto, en cuenta a quien soportó una oposición tan fuerte de parte de los pecadores. Si lo hacen así, el desaliento no se apoderará de ustedes.

Pedagogía paternal de Dios

En realidad, aún no han llegado ustedes a derramar sangre en su lucha contra el pecado, pero sí han olvidado la exhortación paternal que les dirige la Escritura: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor ni pierdas el ánimo cuando él te reprenda, pues el Señor corrige a quien ama y castiga a quien reconoce como hijo. Acepten ustedes la corrección, que es señal de que Dios los trata como a hijos. ¿Hay, en efecto, algún padre que no corrija a su hijo? Pero si quedan privados de la corrección que todos reciben, es que son bastardos y no hijos legítimos.

Además, si en la tierra hemos tenido unos padres que nos han corregido y, sin embargo, los hemos respetado, ¿no deberemos, con mucha más razón, someternos al Padre sobrenatural si queremos tener vida? 10 Aquellos, en efecto, nos educaban según sus criterios para una vida corta; este, en cambio, nos educa para algo provechoso, a saber, para que participemos de su propia santidad. 11 Ninguna corrección resulta placentera cuando se recibe; al contrario, es desagradable. Mas a la postre, a quienes se sirven de ella para ejercitarse, les reporta frutos de paz y rectitud. 12 Así pues, ármense de valor y no se dejen vencer por el cansancio, 13 y encaminen sus pasos por senderos llanos para que el pie cojo no sufra una nueva torcedura, sino que pueda, más bien, sanar.

V.— JESUCRISTO, FUENTE Y MODELO DE VIDA CRISTIANA (12,14—13,19)

Fidelidad a la vocación cristiana

14 Procuren estar en paz con todos y llevar una vida de consagrados; sin ello nadie verá al Señor. 15 Manténganse vigilantes para que nadie quede privado de la gracia de Dios; para que ninguna planta dañina, capaz de perturbar y emponzoñar a toda una multitud, crezca entre ustedes; 16 para que nadie viva entregado a la lujuria o a una conducta irreligiosa como Esaú que, por un solo plato de comida, cedió sus derechos de primogénito. 17 Más tarde, como saben, quiso recibir en herencia la bendición, pero en vano; aunque lo suplicó entre lágrimas, ya no pudo cambiar lo que había hecho.

18 Ustedes no se han acercado a una montaña de esta tierra. No han tenido que enfrentarse a un fuego ardiente, a las oscuras tinieblas o al fragor de la tormenta; 19 tampoco al clamor de la trompeta o al sonido de aquellas palabras que, al oírlo, hizo suplicar a los israelitas que no les hablara Dios. 20 Y es que les resultaba intolerable lo que se les había prescrito: Cualquiera que ponga el pie en la montaña, aunque se trate de un animal, morirá apedreado. 21 Era tan estremecedor el espectáculo, que el mismo Moisés exclamó: Estoy aterrorizado y lleno de miedo.

No rechazar al Señor

22 Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, a la multitud festiva de los ángeles, 23 a la asamblea de quienes han sido inscritos como primeros ciudadanos de los cielos, a Dios que es juez de todos, a los espíritus de los que, habiendo vivido rectamente, han alcanzado la meta, 24 a Jesús, en fin, mediador de una alianza nueva, cuya sangre, rociada sobre nosotros, clama con más elocuencia que la de Abel.

25 Estén, pues, atentos a no rechazar la voz de Dios. Porque si los que rechazaron a quien hablaba desde la tierra no consiguieron escapar, ¿qué sucederá con nosotros si volvemos la espalda a quien nos habla desde el cielo? 26 Entonces su voz hizo temblar la tierra; ahora mantiene lo que prometió cuando dijo: Haré temblar una vez más no sólo la tierra, sino también el cielo. 27 Con las palabras “una vez más” indica que lo inestable, por ser criatura, va a ser transformado y sólo permanecerá lo inconmovible. 28 Y puesto que somos nosotros los que recibimos ese reino inconmovible, seamos agradecidos, tributemos a Dios un culto agradable con reverencia y respeto. 29 Que no en vano nuestro Dios es un fuego devorador.

Exhortación a vivir como cristianos

13 Que no decaiga el amor fraterno. No echen en olvido la hospitalidad pues, gracias a ella, personas hubo que, sin saberlo, alojaron ángeles en su casa. Tengan siempre presentes a los encarcelados como si ustedes mismos se encontraran presos junto con ellos; y también a los que sufren malos tratos, como si ustedes estuvieran en su lugar.

Que todos respeten el matrimonio y mantengan limpia su vida conyugal, pues Dios juzgará con severidad a los adúlteros y lujuriosos. Que la fiebre del dinero no se apodere de ustedes; conténtense con lo que tienen, ya que es Dios mismo quien ha dicho: Nunca te abandonaré; jamás te dejaré solo. Por eso podemos exclamar llenos de confianza:

El Señor es quien me ayuda, nada temo,
¿qué podrán hacerme los humanos?

Recuerden a los dirigentes que les anunciaron el mensaje de Dios. Tomen nota de cómo culminaron su vida y sigan el ejemplo de su fe. Jesucristo es siempre el mismo, ayer, hoy y por toda la eternidad. No se dejen arrastrar por cualquier doctrina que les venga de afuera. Lo que de veras importa es que la gracia los fortalezca; en lo que se refiere a las reglas sobre alimentos, de ningún provecho han servido a quienes las han observado.

El sacrificio agradable a Dios

10 Nosotros tenemos un sacrificio del que no tienen derecho a comer los que ofician en el santuario. 11 Sabido es que los cuerpos de los animales cuya sangre introduce el sumo sacerdote en el lugar santísimo como rito expiatorio por los pecados, son quemados fuera del campamento. 12 Por eso también Jesús, a fin de consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera de la ciudad. 13 Salgamos, pues, a su encuentro fuera del campamento, compartiendo los ultrajes que él sufrió, 14 pues la ciudad que ahora habitamos no es definitiva, sino que buscamos una para el futuro. 15 Así que en todo momento ofrezcamos a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza que no es otro sino la ofrenda de unos labios que bendicen su nombre. 16 Y no se olviden de hacer el bien y de ayudarse unos a otros, pues esos son los sacrificios que agradan a Dios.

Últimas recomendaciones

17 Obedezcan a sus dirigentes y sigan sus instrucciones ya que se desvelan por ustedes como quienes tienen que rendir cuentas a Dios; de esta manera cumplirán con alegría y sin quejas su tarea, pues ¿de qué les serviría a ustedes que ellos lo hicieran a disgusto?

18 Nos encomendamos a las oraciones de ustedes, pues aunque confiamos estar limpios de culpa, deseamos comportarnos rectamente en todo. 19 Les ruego, pues, insistentemente que lo hagan así para que pueda volver cuanto antes con ustedes.

Conclusión (13,20-25)

Bendición y doxología

20 Que el Dios de la paz, el que resucitó de entre los muertos a Jesús, nuestro Señor, y lo constituyó supremo pastor del rebaño mediante la sangre de una alianza eterna, 21 los ponga a punto para que cumplan su voluntad en toda clase de buenas obras. Que él lleve a cabo en nosotros, por medio de Jesucristo, aquello que le agrada. A él sea la gloria por siempre jamás. Amén.

Nota de acompañamiento y saludos

22 Les ruego, hermanos, que acepten de buen grado esta exhortación que les envío acompañada de unas breves líneas.

23 Sepan que nuestro hermano Timoteo ha sido puesto en libertad. Si viene pronto, irá conmigo a visitarlos. 24 Saludos a todos los dirigentes y a todos los creyentes en general. Por su parte, los saludan los hermanos de Italia. 25 Que la gracia esté con todos ustedes.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España