Beginning
V.— RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO Y DE LOS CREYENTES (15)
Cristo ha resucitado
15 Quiero recordarles, hermanos, el mensaje de salvación que les anuncié. El mensaje que ustedes recibieron, en el que se mantienen firmes 2 y por el que están en camino de salvación, si es que lo conservan tal como yo se lo anuncié. De lo contrario, se habrá echado a perder su fe.
3 Primero y ante todo, les transmití lo que yo mismo había recibido: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a lo anunciado en las Escrituras; 4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a esas mismas Escrituras; 5 que se apareció primero a Pedro y, más tarde, a los Doce. 6 Después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, de los cuales algunos han muerto, pero la mayor parte vive todavía. 7 Se apareció después a Santiago, y de nuevo a todos los apóstoles. 8 Finalmente, como si se tratara de un hijo nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí, 9 que soy el más pequeño entre los apóstoles y que no merezco el nombre de apóstol, por cuanto perseguí a la Iglesia de Dios. 10 Pero la gracia divina ha hecho de mí esto que soy; una gracia que no se ha malogrado en cuanto a mí toca. Al contrario, me he afanado más que todos los otros; bueno, no yo, sino la gracia de Dios que actúa en mí. 11 De cualquier modo, sea yo, sean los demás, esto es lo que anunciamos y lo que ustedes han creído.
También nosotros resucitaremos
12 Y bien, si se proclama que Cristo ha resucitado, venciendo a la muerte, ¿cómo andan diciendo algunos de ustedes que los muertos no resucitarán? 13 Si los muertos no han de resucitar, es que tampoco Cristo ha resucitado. 14 Y si Cristo no ha resucitado, tanto nuestro anuncio como la fe que ustedes tienen carecen de sentido. 15 Es más, resulta que somos testigos falsos de Dios, por cuanto hemos dado testimonio contra él al afirmar que ha resucitado a Cristo, cosa que no es verdad si se da por supuesto que los muertos no resucitan. 16 Porque si los muertos no resucitan, es que no ha resucitado Cristo. 17 Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes carece de valor y aún siguen ustedes hundidos en el pecado. 18 En consecuencia también habremos de dar por perdidos a los cristianos que han fallecido. 19 Si todo cuanto esperamos de Cristo se limita a esta vida, somos las personas más dignas de lástima.
20 Pero no, Cristo ha resucitado venciendo la muerte y su victoria es anticipo de la de aquellos que han muerto. 21 Pues si por un hombre vino la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. 22 En efecto, del mismo modo que, al compartir la naturaleza de Adán, toda la humanidad está sujeta a la muerte, en cuanto injertados en Cristo, todos retornarán a la vida. 23 Pero cada uno en el puesto que le corresponda: Cristo en primer lugar como anticipo; después los que pertenecen a Cristo, el día de su gloriosa manifestación. 24 Entonces será el momento final, cuando, aniquiladas todas las potencias enemigas, Cristo entregue el reino a Dios Padre. 25 Mientras tanto, es preciso que Cristo reine hasta que Dios ponga a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y como a último enemigo, destruirá a la muerte, 27 porque Dios todo lo sometió debajo de sus pies. Bien entendido que, cuando la Escritura dice que “todo le ha sido sometido”, no incluye a Dios, que es quien se lo sometió. 28 Y cuando todo le haya quedado sometido, el Hijo se someterá a quien se lo sometió todo, para que Dios sea soberano de todo.
29 Hay algunos que se hacen bautizar por los que han muerto; si es cierto que los muertos no han de resucitar, ¿qué sentido puede tener ese bautismo? 30 Y nosotros mismos, ¿a qué ponernos en peligro a todas horas? 31 Les aseguro, hermanos, por lo orgulloso que me siento de ustedes ante Cristo Jesús, Señor nuestro, que estoy al borde de la muerte cada día. 32 Y si sólo aspiro a una recompensa humana, ¿de qué me sirve haber sostenido en Éfeso un combate contra fieras? Si los muertos no resucitan, ¡comamos y bebamos, que mañana moriremos !
33 No se engañen: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres”. 34 Retornen al buen camino y no sigan pecando; pues, para vergüenza de ustedes, tengo que decirles que algunos de ustedes desconocen a Dios.
Naturaleza de los cuerpos resucitados
35 Alguien preguntará: ¿y cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo lo harán? 36 ¡Tonto de ti! Si tú siembras algo, no cobrará nueva vida a menos que antes muera. 37 Y lo que siembras no es la planta entera que después ha de brotar, sino un simple grano, de trigo o de cualquier otra semilla. 38 Dios, por su parte, proporciona a esa semilla, y a todas y cada una de las semillas, la forma que le parece conveniente.
39 No todos los cuerpos son iguales: hay diferencia entre el cuerpo del ser humano, el del ganado, el de las aves y el de los peces. 40 Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres. Y no es el mismo resplandor el de los unos que el de los otros. 41 No brilla el sol como brillan la luna o las estrellas; e incluso entre las estrellas, cada una tiene un brillo diferente. 42 Así sucede con la resurrección de los muertos: se siembra algo corruptible, resucita incorruptible; 43 se siembra una cosa despreciable, resucita resplandeciente de gloria; se siembra algo endeble, resucita pleno de vigor; 44 se siembra, en fin, un cuerpo animal, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay cuerpo animal, también lo hay espiritual. 45 La Escritura dice: Adán, el primer ser humano, fue creado como un ser dotado de vida; el último Adán, como un espíritu que da vida. 46 Y no existió primero lo espiritual, sino lo animal; lo espiritual es posterior. 47 El primer ser humano procede de la tierra, y es terreno; el segundo viene del cielo. 48 El terreno es prototipo de los terrenos; el celestial, de los celestiales. 49 Y así como hemos incorporado en nosotros la imagen del ser humano terreno, incorporaremos también la del celestial. 50 Quiero decir con esto, hermanos, que lo que es sólo carne y sangre no puede heredar el reino de Dios; que lo corruptible no heredará lo incorruptible.
51 Miren, voy a confiarles un misterio: no todos moriremos, pero todos seremos transformados. 52 Súbitamente, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene —que sonará— la trompeta final, los muertos resucitarán incorruptibles mientras nosotros seremos transformados. 53 Porque es preciso que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y que esta vida mortal se revista de inmortalidad.
Himno de acción de gracias por el triunfo
54 Y cuando este cuerpo corruptible se revista de incorruptibilidad, cuando este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que dice la Escritura: La muerte ha sido devorada por la victoria. 55 ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿dónde tu venenoso aguijón? 56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el pecado ha desplegado su fuerza con ocasión de la ley. 57 Pero nosotros hemos de dar gracias a Dios, que por medio de nuestro Señor Jesucristo nos concede la victoria. 58 Por tanto, hermanos míos muy queridos, manténganse firmes y constantes; destáquense constantemente en la tarea cristiana, seguros de que el Señor no permitirá que sea estéril el afán que en ello ponen.
Conclusión (16)
Colecta a favor de la iglesia de Jerusalén
16 En cuanto a la colecta en favor de los cristianos de Judea, sigan las instrucciones que di a las iglesias de Galacia. 2 Cada primer día de la semana vayan aportando cada uno de ustedes lo que hayan podido ahorrar, para que no haya que andar con colectas cuando los visite. 3 Una vez que esté ahí, proveeré de las correspondientes cartas de recomendación a quienes ustedes escojan para que lleven a Jerusalén el obsequio que envíen. 4 Y si parece conveniente que vaya también yo, iremos juntos.
Planes de viaje
5 A Corinto llegaré después de atravesar Macedonia, pues por Macedonia no haré más que pasar. 6 Con ustedes, en cambio, es muy posible que me detenga, e incluso que pase el invierno para que así me provean de lo necesario, sea cual sea el viaje que deba emprender. 7 No quiero hacerles esta vez una visita pasajera, ya que, si Dios quiere, confío en permanecer algún tiempo entre ustedes. 8 Por el momento, me quedaré en Éfeso hasta Pentecostés, 9 porque tengo a la vista una magnífica ocasión de trabajar con éxito, aunque hay muchos empeñados en poner dificultades.
Recomendaciones varias
10 Cuando llegue Timoteo, hagan lo posible por que se sienta a gusto entre ustedes, pues no en vano trabaja por el Señor, igual que yo. 11 Que nadie le haga de menos; ayúdenlo, más bien, a que continúe felizmente su viaje hasta mí; tanto yo como los demás hermanos estamos esperándolo. 12 En cuanto al hermano Apolo, le he insistido vivamente para que los visite en compañía de los hermanos, pero él no quiere hacerlo ahora en modo alguno. Irá cuando encuentre ocasión propicia.
13 Manténganse alerta y firmes en la fe; pórtense con valentía, sean modelo de fortaleza. 14 Todo lo que hagan, háganlo con amor. 15 Les pido ahora, por favor, hermanos, que tengan muy presente a la familia de Estéfanas, que fueron los primeros cristianos de la provincia de Acaya y se consagraron por entero al servicio de los fieles. 16 Ustedes harían muy bien en seguir sus directrices y las de todo aquel que se afane y trabaje en la misma tarea.
17 Me alegro de que hayan venido Estéfanas, Fortunato y Acaico. Ellos han suplido la ausencia de ustedes, 18 tranquilizándome a mí y a ustedes. A personas como estas deben estarles reconocidos.
Saludos finales
19 Los saludan las iglesias de la provincia de Asia. Un saludo especial en el Señor de parte de Áquila, Prisca y la iglesia que se reúne en su casa. 20 Saludos de todos los hermanos; salúdense unos a otros con un beso fraterno.
21 Este saludo final es de mi puño y letra: Pablo. 22 Quien no ame al Señor sea maldito. ¡Ven, Señor nuestro! 23 Que la gracia de Jesús, el Señor, los acompañe. 24 El amor que les tengo en Cristo Jesús quede con todos ustedes.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España