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Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Colosenses 1-4

Saludo

Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y el hermano Timoteo,

a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Pablo pide que Dios les conceda sabiduría espiritual

Damos gracias al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por vosotros,

habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis hacia todos los santos,

a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos, de la cual ya oísteis antes por la palabra verdadera del evangelio,

el cual ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y está llevando fruto y creciendo también en vosotros, desde el día que lo oísteis y comprendisteis la gracia de Dios en verdad,

como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo en nuestro lugar,

quien también nos ha informado de vuestro amor en el Espíritu.

Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del cabal conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,

10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el pleno conocimiento de Dios;

11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad;

12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;

13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

14 en quien tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de pecados.

La supremacía de Cristo

15 El cual es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

16 Porque por él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, las visibles y las invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas tienen consistencia en él;

18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, y él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

19 por cuanto tuvo a bien el Padre que en él habitase toda plenitud,

20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado

22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;

23 si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual ha sido proclamado en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.

Ministerio de Pablo a los gentiles

24 Ahora me gozo en mis padecimientos por vosotros, y completo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;

25 de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para anunciar cumplidamente la palabra de Dios,

26 el misterio que había estado oculto desde los siglos y generaciones pasadas, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos,

27 a quienes Dios quiso dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria,

28 a quien nosotros anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;

29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

Porque quiero que sepáis qué lucha tan dura sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca me han visto personalmente;

para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de una plena seguridad de comprensión, a fin de conocer bien el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,

en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Y esto lo digo para que nadie os seduzca con razonamientos capciosos.

Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.

Por tanto, de la manera que recibisteis al Señor Jesucristo, andad así en él,

arraigados y sobreedificados en él, y consolidados en la fe, así como fuisteis enseñados, abundando en acciones de gracias.

Plenitud de vida en Cristo

Mirad que no haya nadie que os esté llevando cautivos por medio de filosofías y huecas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo, y no según Cristo.

Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,

10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;

12 habiendo sido sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en la fuerza activa de Dios que le levantó de los muertos.

13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, tras habernos concedido el perdón de todos los delitos,

14 cancelando el documento de deuda en contra nuestra, que consistía en ordenanzas, y que nos era adverso, quitándolo de en medio y clavándolo en la cruz,

15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o sábados,

17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.

18 Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal,

19 y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutrido y bien trabado por las junturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.

20 Pues si habéis muerto con Cristo a los principios elementales del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos

21 tales como: No toques, ni gustes, ni manejes

22 (en conformidad a mandamientos y enseñanzas de hombres), cosas que están todas destinadas a destruirse con el uso?

23 Tales cosas tienen, a la verdad, cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

La vida antigua y la nueva

Haced morir, pues, en vuestros miembros lo terrenal: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y la avaricia, que es idolatría;

a causa de las cuales cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia,

en las cuales también vosotros anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.

Pero ahora desechad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.

No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus prácticas,

10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,

11 donde no hay ya distinción entre griego y judío, circuncisión e incircuncisión, bárbaro y escita, siervo y libre, sino que Cristo es todo, y en todos.

12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de longanimidad;

13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.

14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo de la perfección.

15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.

16 La palabra de Cristo habite ricamente en vosotros, enseñándoos y amonestándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos, himnos y cánticos espirituales.

17 Y todo lo que hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Relaciones sociales del cristiano

18 Esposas, estad sometidas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.

19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.

20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.

21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.

22 Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que sólo quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios.

23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;

24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

25 Mas el que hace injusticia, recibirá en pago la injusticia que haga, que no hay acepción de personas.

Amos, haced lo que es justo y equitativo con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos.

Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;

orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso,

para que lo manifieste con la claridad con que debo hablarlo.

Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo.

Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

Saludos finales

Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico, el amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor,

a quien he enviado a vosotros para esto mismo, para que conozca lo que a vosotros se refiere, y conforte vuestros corazones,

con Onésimo, el amado y fiel hermano, que es uno de vosotros. Todo lo que acá pasa, os lo harán saber.

10 Aristarco, mi compañero de prisiones, os saluda, y Marcos el primo de Bernabé, acerca del cual habéis recibido instrucciones; si va a vosotros, recibidle;

11 y Jesús, llamado Justo; que son los únicos de la circuncisión que colaboran conmigo en el reino de Dios, y han sido para mí un consuelo.

12 Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre esforzándose intensamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere.

13 Porque de él doy testimonio de que tiene gran solicitud por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en Hierápolis.

14 Os saluda Lucas, el médico amado, y Demas.

15 Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa.

16 Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros.

17 Decid a Arquipo: Considera el ministerio que recibiste en el Señor, para que lo cumplas.

18 La salutación es de mi propia mano, de Pablo. Acordaos de mis prisiones. La gracia sea con vosotros. Amén.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.