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Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Jeremías 4-6

El SEÑOR dice:
«Israel, si vas a regresar,
    que sea para volver a mí.
Si alejas de mi vista a tus ídolos detestables
    y no vas tras otros dioses;
y si prometes seguir fiel en el nombre del SEÑOR,
    y lo haces con sinceridad, justicia y honestidad,
entonces él bendecirá a las naciones
    y ellas le cantarán alabanzas».

Esto es lo que el SEÑOR le dice
    a la gente de Judá y de Jerusalén:
«Quebranten el barbecho para cultivarlo
    y no planten semillas entre los espinos.
Gente de Judá y de Jerusalén,
    circunciden sus corazones en honor al SEÑOR,
    que no quede nada de lo que eran antes.[a]
No sea que por toda su maldad
    mi ira se derrame sobre ustedes como fuego
    y arda mi furia sin que nadie pueda calmarla.

Amenaza de invasión desde el norte

»Díganle esto a la gente de Judá
    y hagan que los habitantes de Jerusalén lo escuchen:
Toquen la trompeta, griten fuerte:
    “Reúnanse todos y vayan a las ciudades amuralladas”.
Levanten una bandera para advertir a Sion que el desastre está cerca.
    Corran a buscar refugio, no pierdan tiempo.
Desde el norte voy a traer desastre
    y gran destrucción.
Un león ha salido de su cueva
    y el destructor de las naciones está en camino;
ha dejado su hogar para ir a destruir tu tierra;
    tus ciudades se convertirán en un montón de ruinas desoladas.
Vístanse con sus túnicas de duelo
    y lamenten su pena,
pues la ardiente furia del SEÑOR
    no se ha apartado de nosotros.
Cuando eso suceda, dice el SEÑOR,
    el rey y sus comandantes perderán su valor,
los sacerdotes se aterrorizarán
    y los profetas quedarán asombrados».

10 Entonces yo dije: «¡Esto es terrible, Señor DIOS! Tú has engañado a Judá y a Jerusalén diciéndoles que estarían bien cuando en realidad tenían una espada en la garganta».

11 En ese momento se les dirá a este pueblo y a Jerusalén:

«Un viento que quema sopla desde las colinas en el desierto
    y marcha en contra de mi querido pueblo.
No es el viento que ayuda a separar
    el grano de la paja,
12 es un viento más fuerte que ese, yo lo haré venir
    porque dictaré sentencia contra ellos».

13 ¡Miren! El enemigo se levanta como las nubes,
    sus carros de combate parecen una tormenta,
sus caballos son más rápidos que las águilas.
    ¡Pobre de nosotros, estamos perdidos!

14 Jerusalén, limpia todo el mal de tu corazón,
    para que puedas ser salva.
¿Cuánto tiempo más darás cabida
    en tu cabeza a pensamientos perversos?
15 Alguien trae noticias desde la tierra de Dan[b];
    se anuncia el mal desde los montes de Efraín.[c]

16 «Que las naciones escuchen
    lo que le sucede a Jerusalén,
desde tierras lejanas vienen enemigos
    lanzando gritos de guerra contra las ciudades de Judá.
17 La han rodeado como guardias que vigilan un campo,
    porque se rebeló contra mí.
    Es la decisión del SEÑOR.

18 »Todo esto te pasa por tu mala conducta
    y por el mal que hiciste.
Este es tu castigo,
    castigo cruel que lastima tu corazón».

Grito de dolor de Jerusalén

19 ¡Qué dolor! ¡Qué dolor!
    Me duele hasta lo más profundo de mi ser;
mi corazón se agita en mi interior,
    no me voy a callar.
Es que escuché el toque de trompeta,
    y el grito de guerra.
20 ¡Un desastre tras otro!
    Todo el país está en ruinas;
en un momento fueron destruidas mis carpas
    y arrancadas mis cortinas.
21 ¿Cuánto tiempo más tendré que ver la bandera
    y escuchar la trompeta de guerra?

22 «Porque mi pueblo es tonto,
    no me conoce.
Son unos niños insensatos
    que no entienden nada.
Son muy inteligentes para hacer el mal,
    pero no saben hacer el bien».

23 Miré la tierra, pero reinaba el caos y no había nada en ella;
    miré al cielo y no había luz.[d]
24 Miré las montañas y estaban temblando;
    todas las colinas se estremecían.
25 Miré y vi que no había ningún ser humano,
    y todas las aves del cielo habían desaparecido.
26 Vi que la tierra fértil se había convertido en desierto
    y todas las ciudades habían sido destruidas por obra del SEÑOR.
    Su furia ardiente lo ocasionó.

27 Esto dice el SEÑOR:
«Toda la tierra será arrasada,
    pero no la destruiré por completo.
28 Por eso la tierra estará de luto
    y el cielo se oscurecerá.
He hablado y no voy a retractarme;
    tomé una decisión y no cambiaré de opinión.

29 »Cuando se escuche el ruido de caballos y de arqueros,
    los habitantes de todas las ciudades huirán.
Algunos se esconderán en cuevas,[e]
    otros en matorrales,
    y algunos más treparán por los peñascos.
Todas las ciudades serán abandonadas
    y no quedará nadie en ellas.

30 »Y tú, toda desolada, ¿qué vas a hacer?
    ¿Qué haces vestida de rojo tan elegante?
Llevas joyas de oro
    y bastante maquillaje en los ojos.
Pero te arreglas para nada,
    pues tus amantes te desprecian
    y ahora lo que quieren es matarte.
31 Oigo gritos de dolor, como de mujer
    que está dando a luz su primer hijo,
    que se queja de dolor.
Son los gritos de dolor de la hermosa Sion,
    jadea, extiende los brazos y dice:
“¡Pobre de mí, ya no puedo más
    y voy a morir en manos de asesinos!”»

El mal del pueblo de Judá

«Recorran las calles de Jerusalén
    y observen con cuidado lo que sucede allí.
Busquen por todas las plazas a ver si encuentran a alguien
    que haga el bien
    y que cumpla fielmente sus promesas.
Si lo encuentran,
    perdonaré a Jerusalén.
Aunque juren en el nombre del SEÑOR serme fieles,
    no cumplen lo que prometen».

SEÑOR, lo que tú buscas
    es que tu pueblo sea fiel.
Les diste una bofetada,
    pero no sintieron nada.
Los hiciste picadillo,
    pero no aceptaron la disciplina.
Son más tercos que una roca;
    se niegan a cambiar su manera de pensar y de vivir.

Entonces me dije: «Esos son sólo los pobres e ignorantes,
    por eso actúan así.
No conocen el camino del SEÑOR
    ni lo que Dios ha ordenado.
Iré entonces a la gente rica e importante
    y les hablaré.
De seguro ellos conocen el camino del SEÑOR
    y lo que él ha ordenado».
Pero todos ellos también habían quebrado el yugo
    y roto las ataduras.
Por eso los atacará el león de la selva;
    el lobo del desierto los destruirá.
Un leopardo acecha sus ciudades
    y destrozará a todo el que salga de ellas.
Esto sucederá porque han cometido
    muchos crímenes y rebeliones.

«¿Por qué tengo que perdonarte?
    Tus hijos me han abandonado
    y juran por dioses que no existen.
Les di todo lo que necesitaban,
    pero ellos me fueron infieles.
    Todos en tropel se fueron a la casa de las prostitutas.
Como caballos ansiosos,
    cada uno relincha tras la mujer de otro.
¿Es que no he de castigarlos por eso?
    El SEÑOR así lo dice.
¿Acaso no voy a vengarme de una nación como esa?

10 »Vayan a los viñedos de Judá y destrúyanlos,
    pero no por completo.
Corten todas sus ramas
    porque ya no son del SEÑOR.
11 El pueblo de Israel y el pueblo de Judá
    han sido completamente deshonestos conmigo».
    Lo dice el SEÑOR.

12 Han negado al SEÑOR y dicen:
    «Dios no existe,
nada malo nos va a suceder,
    nuestros ojos no verán guerras ni hambre.
13 Los profetas son sólo viento;
    Dios no les ha dicho nada.
Lo que dicen es lo que les pasará a ellos mismos».

14 Por tanto, esto dice el SEÑOR,
    el Dios Todopoderoso:
«Por haber dicho todo eso,
    voy a hacer que mis palabras sean como fuego en tu boca,
y que este pueblo sea como leña
    que ese fuego consumirá.
15 Israel, este es mensaje del SEÑOR:
“Traeré de lejos una nación fuerte
    y con una larga historia.
Tú no conoces el idioma de esa nación
    y no entiendes lo que dicen”.
16 Todos ellos son guerreros valientes;
    la bolsa donde cargan sus flechas es como un sepulcro abierto.
17 Ellos consumirán toda tu cosecha y alimentos;
    devorarán a tus hijos y a tus hijas.
Se comerán tus ovejas y ganado,
    tus uvas y tus higos.
Destruirán a filo de espada
    tus ciudades amuralladas en las que tanto confías.

18 »Pero ni siquiera en esos días, dice el SEÑOR, te destruiré por completo, Judá. 19 Y cuando te pregunten: “¿Por qué el SEÑOR nuestro Dios nos ha hecho todo esto?”, entonces tú les dirás: “Así como me abandonaron y en su propia tierra se pusieron a servir a dioses extranjeros, así también en la tierra de otros tendrán que servir a gente extranjera”.

20 »Denle este mensaje a la familia de Jacob
    y hagan que lo escuchen en Judá:
21 Escucha esto, pueblo insensato e ignorante,
    que tiene ojos, pero no ve,
    que tiene oídos, pero no escucha.
22 ¿Acaso no me tienen miedo?,
    dice el SEÑOR.

»¿No deberían temblar ante mi presencia?
    Yo puse la arena como límite del océano,
    para que el mar nunca se desborde.
Las olas vienen y van,
    pero no pueden traspasar el límite;
aunque rujan,
    no podrán ir más allá de él.
23 Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde;
    se desviaron y se fueron por su lado.
24 No se detienen a pensar ni dicen:
    “Tengámosle respeto al SEÑOR nuestro Dios,
quien a su debido tiempo nos da
    la lluvia de otoño y primavera,
quien se asegura de que tengamos
    la cosecha en el tiempo apropiado”.
25 Pero por causa de sus maldades,
    todo eso ha cambiado;
sus pecados no han permitido
    que ustedes disfruten de esos bienes.
26 Porque hay gente perversa entre mi pueblo,
    que está vigilante como quien caza pájaros,
    que pone trampas para atrapar a los demás.
27 Igual que una jaula llena de pájaros,
    sus casas están llenas de mentiras;
    así es como se han hecho ricos e importantes.
28 Están gordos y suaves
    y sus maldades no tienen fin.
Ellos no hacen justicia al huérfano
    ni defienden los derechos de los pobres.
29 ¿Acaso no debo castigarlos por eso?
    ¿Es que no debo vengarme de una nación así?
    Lo dice el SEÑOR.

30 »Algo horrible y espantoso
    ha sucedido en este país.
31 Los profetas dicen mensajes falsos
    y los sacerdotes gobiernan a su antojo,
¡y así es que le gusta a mi pueblo!
    Pero ¿qué harán ustedes cuando esto llegue a su fin?

Asedio de Jerusalén

»Pueblo de Benjamín,
    sal de Jerusalén y ve a un lugar seguro.
Toca la trompeta en Tecoa
    y eleva una bandera de advertencia en Bet Haqueren.
Desde el norte se acerca el sufrimiento,
    está por llegar la destrucción.
Voy a acabar con la bella hija de Sion,
    la delicada ciudad de Jerusalén.
Contra ella vendrán pastores con sus rebaños.
    Instalarán sus carpas por todos lados
    y cada uno se adueñará de una parte de la tierra.

»Prepárense para luchar contra Jerusalén;
    levántense y ataquemos al mediodía.
Ay de nosotros, el fin del día se acerca,
    las sombras de la tarde son más largas.
Levántense y ataquemos en la noche;
    destruiremos las fortificaciones de Jerusalén».

Esto dice el SEÑOR Todopoderoso:
«Corten árboles
    y hagan una rampa contra Jerusalén.
Hay que castigar a esta ciudad
    porque está llena de injusticia.
Como un manantial mantiene frescas sus aguas,
    así Jerusalén mantiene frescas sus maldades.
Dentro de Jerusalén se oye violencia y destrucción,
    dolor y enfermedad es lo que veo todo el tiempo.
Aprende tu lección, Jerusalén,
    y así no me separaré de ti.
Si no me escuchas,
    te convertiré en una tierra destruida y desolada».

Esto dice el SEÑOR Todopoderoso:
«Que busquen a los que queden de Israel,
    como quien rebusca uvas en un viñedo.
Revisa de nuevo cada rama,
    como hace el recolector de uvas».

10 ¿A quién hablaré y advertiré?
    ¿Quién escuchará?
Tienen tapados los oídos
    y no pueden escuchar.
Se avergüenzan de la palabra del SEÑOR,
    no les gusta.
11 Pero yo estoy lleno de la ira del SEÑOR,
    ya no puedo contenerla.

«Derrámala sobre el niño de la calle
    y sobre las pandillas de jóvenes,
porque serán apresados el marido y la mujer,
    el viejo y el anciano cargado de años.
12 Sus casas se las darán a otros
    junto con sus campos y sus mujeres;
porque levantaré mi mano
    contra los habitantes de este país.
    Es la decisión del SEÑOR.

13 »Desde el más chico hasta el más grande,
    andan viendo a ver qué se roban.
Los profetas y los sacerdotes
    son todos unos estafadores.
14 Porque curan las heridas
    de mi pueblo de manera superficial,
y dicen: “Todo quedará en paz, tranquilos”,
    cuando en realidad todo está mal.
15 ¿Acaso les ha dado vergüenza
    por las cosas horrendas que han hecho?
No les ha dado vergüenza de nada,
    ni siquiera saben lo que es avergonzarse.
Por eso caerán junto con todos los demás;
    cuando castigue a los otros, ellos también caerán».
    Es la decisión del SEÑOR.

16 Esto dice el SEÑOR:
«Párense en los caminos y miren,
    pregunten por los senderos antiguos,
busquen el buen camino y sigan por él.
    Así encontrarán descanso.
Pero ustedes han dicho:
    “No queremos seguir el buen camino”.
17 Coloqué unos hombres
    para que hicieran guardia por ustedes
y les advirtieran:
    “Estén pendientes del sonido de la trompeta”.
Pero ellos dijeron:
    “No estaremos pendientes”.
18 Por eso, naciones, ¡escuchen esto!
    y ¡entérense de lo que le va a suceder a este pueblo!
19 Que toda la tierra escuche esto:
Traeré una desgracia a este pueblo;
    es lo que se merecen por sus planes perversos,
porque no prestaron atención a mis palabras
    y rechazaron mis enseñanzas.
20 ¿Qué gano yo con el incienso que me traen de Sabá[f]
    o con el olor de la caña de tierras lejanas?
No me gustan sus sacrificios que deben quemarse completamente
    ni sus otros sacrificios».

21 Por eso el SEÑOR dice esto:
«Voy a ponerle tropiezos a este pueblo para que caiga.
    Padres e hijos, vecinos y amigos, todos morirán».

22 Esto dice el SEÑOR:
«Miren, desde el norte viene un ejército;
    una gran nación se acerca desde los confines de la tierra.
23 Llevan arcos y lanzas,
    son crueles y no tienen compasión.
Sus gritos suenan como el rugido del mar,
    y van montados a caballo,
en perfecto orden, como un solo hombre,
    ¡para atacarte, hija de Sion!»

24 Hemos oído hablar de ese ejército,
    y quedamos temblando de miedo.
La angustia se apoderó de nosotros,
    un dolor como de mujer que va a dar a luz.
25 No salgas al campo,
    ni andes por el camino,
porque ahí está la espada del enemigo
    y hay terror por todas partes.
26 Pueblo mío, vístete con ropas ásperas
    y cúbrete de ceniza.
Haz duelo como si se te hubiera muerto tu único hijo,
    porque el destructor caerá muy pronto sobre nosotros.

27 «Quiero que tú examines a mi pueblo,
    que lo mires bien para que observes
    y evalúes su manera de vivir.
28 Todos ellos son rebeldes
    y van sembrando calumnias por todos lados.
Son como el bronce y el hierro,
    destructores todos ellos.
29 El fuelle sopla con fuerza
    y el fuego hace derretir el plomo;
pero de nada sirve hacer eso con ellos
    porque no se apartó al perverso.
30 Así que los llamarán “plata de desecho”
    porque el SEÑOR los ha desechado».

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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