Beginning
42 He aquí mi esclavo, me reclinaré sobre él; escogido mío, en quien mi alma toma contentamiento; puse mi Espíritu sobre él, dará juicio a los gentiles.
2 No clamará, ni alzará, ni hará oír su voz en las plazas.
3 No acabará de quebrar la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; sacará el juicio a verdad.
4 No se cansará, ni desmayará, hasta que ponga en la tierra juicio, y las islas esperarán su ley.
5 Así dice el SEÑOR Dios, el Creador de los cielos, y el que los extiende; el que extiende la tierra y sus verduras; el que da resuello al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan:
6 Yo, el SEÑOR, te llamé en justicia, y por tu mano te tendré; te guardaré y te pondré por alianza del pueblo, por luz de los gentiles;
7 Para que abras los ojos de los ciegos; para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los asentados en tinieblas.
8 Yo soy el SEÑOR. Este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.
9 Las cosas primeras he aquí vinieron, y yo anuncio nuevas cosas, antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.
10 Cantad al SEÑOR un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las islas y los moradores de ellas.
11 Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de la Piedra, y desde las cumbres de los montes jubilen.
12 Den gloria al SEÑOR, y prediquen sus loores en las islas.
13 El SEÑOR saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, consigna de batalla, y se esforzará sobre sus enemigos.
14 Desde el siglo he callado, he tenido silencio, y me he detenido; daré voces, como mujer que está de parto; asolaré y devoraré juntamente.
15 Tornaré en soledad montes y collados; haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques.
16 Y guiaré a los ciegos por camino, que nunca supieron, les haré pisar por las sendas que nunca conocieron; delante de ellos tornaré las tinieblas en luz, y los rodeos en llanura. Estas cosas les haré, y nunca los desampararé.
17 Serán tornados atrás, y serán avergonzados de vergüenza, los que confían en la escultura; y dicen al vaciadizo: Vosotros sois nuestros dioses.
18 Oh sordos, oíd; y ciegos, mirad para ver.
19 ¿Quién es ciego, sino mi esclavo? ¿Quién tan sordo, como mi mensajero, a quién envío? ¿Quién es ciego como el perfecto, y ciego como el esclavo del SEÑOR,
20 que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?
21 El SEÑOR celoso por su justicia, magnificará la ley y la engrandecerá.
22 Por tanto éste es pueblo saqueado y hollado; todos ellos han de ser enlazados en cavernas, y escondidos en cárceles. Serán puestos a despojo, y no habrá quien los libre; serán hollados, y no habrá quien diga: Restituid.
23 ¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Advertirá y considerará respecto al porvenir?
24 ¿Quién dio a Jacob en presa, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue el SEÑOR? Porque pecamos contra él, y no quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su Ley.
25 Por tanto, derramó sobre él el furor de su ira, y fortaleza de guerra; le puso fuego por todas partes, y se descuidó; y encendió en él, y no echó de ver.
43 Y ahora, así dice el SEÑOR Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; yo te puse nombre, mío eres tú.
2 Cuando pasares por las aguas, yo estaré contigo; y en los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
3 Porque yo soy el SEÑOR, Dios tuyo, el Santo de Israel, guardador tuyo. A Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.
4 Porque en mis ojos fuiste de gran estima, fuiste digno de honra, y yo te amé.
5 No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.
6 Diré al aquilón: Da acá, y al mediodía: No detengas. Trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los términos de la tierra,
7 todos los llamados de mi nombre; y para gloria mía los críe; los formé y los hice:
8 Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos.
9 Congréguense a una todos los gentiles, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay, que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y serán sentenciados por justos; oigan, y digan: Verdad.
10 Vosotros sois mis testigos, dice el SEÑOR, y mi esclavo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis, que yo mismo soy; antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí.
11 Yo, yo soy el SEÑOR; y fuera de mí no hay quien salve.
12 Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros extraño. Vosotros pues sois mis testigos, dice el SEÑOR, que yo soy Dios.
13 Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano escape; si yo hiciere, ¿quién lo estorbará?
14 Así dice el SEÑOR, Redentor vuestro, el Santo de Israel: Por vosotros envié a Babilonia, e hice descender fugitivos a todos ellos; y clamor de caldeos en las naves.
15 Yo soy el SEÑOR, Santo vuestro, Criador de Israel, vuestro Rey.
16 Así dice el SEÑOR, el que da camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas;
17 cuando él saca, carro, y caballo, ejército, y fuerza caen juntamente, para no levantarse; quedan apagados, como pábilo quedan apagados.
18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.
19 He aquí que yo hago cosa nueva; presto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez pondré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
20 La bestia del campo me honrará, los dragones, y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.
21 Este pueblo crié para mí; mis alabanzas contará.
22 Y no me invocaste a mí, oh Jacob, antes de mí te cansaste, oh Israel.
23 No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con presente, ni te hice fatigar con perfume.
24 No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios; antes me hiciste servir en tus pecados, y en tus iniquidades me hiciste fatigar.
25 Yo, yo soy el que arraigo tus rebeliones por amor de mí; y no me acordaré de tus pecados.
26 Hazme acordar, entremos en juicio juntamente; cuenta tú para abonarte.
27 Tu primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí.
28 Por tanto, yo profané los príncipes del Santuario, y puse por anatema a Jacob, y a Israel por vergüenza.
44 Ahora pues, oye, Jacob, esclavo mío, y tú, Israel, a quien yo escogí.
2 Así dice el SEÑOR, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre: Te ayudaré. No temas, esclavo mío Jacob, el Recto a quien yo escogí.
3 Porque yo derramaré aguas sobre el sediento, y ríos sobre la tierra árida. Derramaré mi Espíritu sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;
4 y brotarán como entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.
5 Este dirá: Yo soy del SEÑOR; el otro se llamará del nombre de Jacob; el otro escribirá con su mano, al SEÑOR, otro se pondrá por sobrenombre, Israel.
6 Así dice el SEÑOR, Rey de Israel, y su Redentor, el SEÑOR de los ejércitos: Yo el primero, y yo el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
7 ¿Y quién llamará como yo, y denunciará antes esto, y lo ordenará por mí, desde que hice el pueblo del mundo? Anúncienles lo que viene de cerca, y lo que está por venir.
8 No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde antiguo, y te dije antes lo que estaba por venir? Luego vosotros sois mis testigos que no hay Dios sino yo; y que no hay Fuerte, que yo no conozca.
9 Los formadores de escultura, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y testigos de ellos, ellos mismos, que ni ven ni entienden; por tanto se avergonzarán.
10 ¿Quién formó a Dios? ¿Y quién fundió escultura, que para nada es de provecho?
11 He aquí que todos sus compañeros serán avergonzados; porque los mismos artífices son de los hombres. Aunque todos ellos se junten, y estén, se asombrarán, y serán avergonzados a una.
12 El herrero tomará la tenaza, obrará en las ascuas, le dará forma con los martillos, y obrará en ello el brazo de su fortaleza; aunque esté hambriento, y le falten las fuerzas, no beberá agua, aunque se desmaye.
13 El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace a forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para que esté sentado en casa.
14 Se cortará cedros, y tomará encina y alcornoque, y se esforzará con los árboles del bosque; plantará pino, que se críe con la lluvia.
15 El hombre después se servirá de él para quemar, y tomará de ellos para calentarse; encenderá también el horno, y cocerá panes; hará también un dios, y lo adorará; fabricará un ídolo, y se arrodillará delante de él.
16 Parte de él quemará en el fuego; con otra parte de él comerá carne, asará asado, y se saciará. Después se calentará, y dirá, ¡Oh! me he calentado, fuego he visto;
17 las sobras de él torna en dios, en su escultura; se humilla delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, que mi dios eres tú.
18 No supieron, ni entendieron, porque untó sus ojos para que no vean; y su corazón, para que no entiendan.
19 No torna en sí, no tiene sentido ni inteligencia para decir: Parte de ello quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan; asé carne, y comí: ¿lo que de él quedó he de tornar en abominación? ¿Delante de un tronco de árbol me tengo que humillar?
20 La ceniza apacienta; su corazón engañado le inclina, para que no libre su alma, y diga, ¿No está la mentira a mi mano derecha?
21 Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, que mi esclavo eres: Yo te formé, mi esclavo eres tú; Israel, no me olvides.
22 Yo deshice, como nube, tus rebeliones, y tus pecados, como niebla; tórnate a mí, porque yo te redimí.
23 Cantad loores, oh cielos, porque el SEÑOR lo hizo; gritad con júbilo, lugares bajos de la tierra. Prorrumpid, montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él está ; porque el SEÑOR redimió a Jacob, y en Israel será glorificado.
24 Así dice el SEÑOR, Redentor tuyo, y Formador tuyo desde el vientre: Yo soy el SEÑOR, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;
25 que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros, que hago tornar atrás los sabios, y desvanezco su sabiduría;
26 que despierta la palabra de su esclavo, y que cumple el consejo de sus mensajeros; que digo a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Serán reedificadas, y sus ruinas levantaré;
27 que digo a lo profundo: Sécate, y tus ríos haré secar;
28 que llamo a Ciro, mi pastor; y todo lo que yo quiero, cumplirá, diciendo a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.
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