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Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Salmos 120-132

Canción de las gradas.

Al SEÑOR llamé estando en angustia, y él me respondió.

Libra mi alma, oh SEÑOR, del labio mentiroso, de la lengua engañosa.

¿Qué te dará a ti, o qué te añadirá la lengua engañosa?

Agudas saetas de valiente, con brasas de enebro.

¶ ¡Ay de mí, que peregrino en Mesec, y habito con las tiendas de Cedar!

Mucho se detiene mi alma con los que aborrecen la paz.

Yo soy pacífico; y cuando hablo, ellos guerrean.

Canción de las gradas.

Alzaré mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro.

Mi socorro viene de parte del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra.

No dará tu pie al resbaladero; ni se dormirá el que te guarda.

He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel.

El SEÑOR será tu guardador; el SEÑOR será tu sombra a tu mano derecha.

El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche.

El SEÑOR te guardará de todo mal; el guardará tu alma.

El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre.

Canción de las gradas: de David.

Yo me alegré con los que me decían: A la Casa del SEÑOR iremos.

Nuestros pies estuvieron en tus puertas, oh Jerusalén;

Jerusalén, la que es edificada como una ciudad que está bien unida entre sí.

Porque allá subieron las tribus, las tribus de JAH, el testimonio a Israel, para alabar el Nombre del SEÑOR.

Porque allá están los tronos del juicio, los tronos de la casa de David.

¶ Demandad la paz de Jerusalén; sean pacificados los que te aman.

Haya paz en tu antemuro, y descanso en tus palacios.

A causa de mis hermanos y mis compañeros hablaré ahora paz de ti.

A causa de la Casa del SEÑOR nuestro Dios, buscaré bien para ti.

Canción de las gradas.

A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos.

He aquí como los ojos de los esclavos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de la esclava a la mano de su señora; así nuestros ojos esperan al SEÑOR nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros.

Ten misericordia de nosotros, oh SEÑOR, ten misericordia de nosotros; porque estamos muy hastiados de menosprecio.

Muy hastiada está nuestra alma del escarnio de los que están en holgura; del menosprecio de los soberbios.

Canción de las gradas: de David.

Al no haber estado el SEÑOR por nosotros, diga ahora Israel:

Al no haber estado el SEÑOR por nosotros, cuando se levantaron contra nosotros los hombres,

vivos nos habrían entonces tragado, cuando se encendió su furor contra nosotros.

Entonces nos habrían inundado las aguas; sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;

hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas soberbias.

¶ Bendito el SEÑOR, que no nos dio por presa a sus dientes.

Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se quebró el lazo, y escapamos nosotros.

Nuestro socorro es en el Nombre del SEÑOR, que hizo el cielo y la tierra.

Canción de las gradas.

Los que confían en el SEÑOR son como el monte de Sion que no deslizará; estará para siempre.

Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así el SEÑOR alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.

Porque no reposará la vara de la impiedad sobre la suerte de los justos; para que no extiendan los justos sus manos a la iniquidad.

¶ Haz bien, oh SEÑOR, a los buenos, y a los que son rectos en sus corazones.

Mas a los que se apartan tras sus perversidades, el SEÑOR los llevará con los que obran iniquidad; y paz sea sobre Israel.

Canción de las gradas.

Cuando el SEÑOR hiciere tornar la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan.

Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre los gentiles: Grandes cosas ha hecho el SEÑOR con éstos.

Grandes cosas ha hecho el SEÑOR con nosotros; estaremos alegres.

¶ Haz volver nuestra cautividad oh SEÑOR, como los arroyos en el austro.

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.

Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.

Canción de las gradas: para Salomón.

Si el SEÑOR no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el SEÑOR no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.

Por demás os es el madrugar a levantaros, el veniros tarde a reposar, el comer pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño.

He aquí, heredad del SEÑOR son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.

Como saetas en mano del valiente, así son los hijos mancebos.

Dichoso el varón que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta.

¶ Canción de las gradas. Bienaventurado todo aquel que teme al SEÑOR, que anda en sus caminos.

Cuando comieres el trabajo de tus manos, dichoso tú, y tendrás bien.

Tu mujer será como la vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivas alrededor de tu mesa.

He aquí que así será bendito el varón que teme al SEÑOR.

Bendígate el SEÑOR desde Sion, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida.

Y veas a los hijos de tus hijos, y la paz sobre Israel.

Canción de las gradas.

Mucho me han angustiado desde mi juventud, diga ahora Israel:

Mucho me han angustiado desde mi juventud; mas no prevalecieron contra mí.

Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos.

El SEÑOR es justo; cortó las coyundas de los impíos.

¶ Serán avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a Sion.

Serán como la hierba de los tejados, que se seca antes que crezca;

de la cual no llenó el segador su mano, ni sus brazos el que hace gavillas.

Ni dijeron los que pasaban: La bendición del SEÑOR sea sobre vosotros; os bendecimos en el Nombre del SEÑOR.

Canción de las gradas.

De lo profundo te llamo, oh SEÑOR.

Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi oración.

JAH, si retuvieres a las iniquidades, ¿Señor quién persistirá?

Por lo cual hay perdón cerca de ti, para que seas temido.

¶ Esperé yo al SEÑOR, esperó mi alma; a su palabra he esperado.

Mi alma esperó al SEÑOR más que los centinelas esperan a la mañana, más que los centinelas a la mañana.

Espere Israel al SEÑOR; porque con el SEÑOR hay misericordia; y abundante redención cerca de él.

Y él rescatará a Israel de todas sus iniquidades.

Canción de las gradas: de David.

SEÑOR, mi corazón no se ha envanecido, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas maravillosas más de lo que me pertenecía.

Sino que me puse en silencio, e hice callar mi alma, sea yo como el destetado de su madre; como el destetado de mi propia vida.

Espera, oh Israel, al SEÑOR desde ahora y para siempre.

Canción de las gradas.

Acuérdate, oh SEÑOR, de David, de toda su aflicción;

de cómo juró al SEÑOR, prometió al Fuerte de Jacob:

No entraré en la morada de mi casa, ni subiré sobre el lecho de mi estrado;

no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento,

hasta que halle lugar para el SEÑOR, moradas para el Fuerte de Jacob.

He aquí, en Efrata oímos de ella; la hallamos en los campos del bosque.

Entraremos en sus tiendas; adoremos al estrado de sus pies.

Levántate, oh SEÑOR, a tu reposo; tú y el arca de tu fortaleza.

Tus sacerdotes se vistan de justicia, y se regocijen tus misericordiosos.

10 Por amor de David tu esclavo no vuelvas de tu ungido el rostro.

11 ¶ Juró el SEÑOR verdad a David, no se apartará de ella; del fruto de tu vientre pondré sobre tu trono.

12 Si tus hijos guardaren mi alianza, y mi testimonio que yo les enseñare; sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre.

13 Porque el SEÑOR ha elegido a Sion; la deseó por habitación para sí.

14 Este será mi reposo para siempre; aquí habitaré, porque la he deseado.

15 Bendeciré abundantemente su provisión; a sus pobres saciaré de pan.

16 Y a sus sacerdotes vestiré de salud, y sus misericordiosos exultarán de gozo.

17 Allí haré reverdecer el cuerno de David; yo he aparejado lámpara a mi ungido.

18 A sus enemigos vestiré de confusión; y sobre él florecerá su corona.

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