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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Amós 1-5

Este mensaje fue dado a Amós, un pastor de ovejas de la ciudad de Tecoa, en Judá. Él recibió el mensaje por medio de visiones, dos años antes del terremoto, cuando Uzías era rey de Judá y Jeroboam II, hijo de Yoás,[a] era rey de Israel.

Esto es lo que vio y oyó:

«¡La voz del Señor rugirá desde el monte Sion;
    su voz tronará desde Jerusalén!
Los buenos pastizales de los pastores se secarán,
    y la hierba del monte Carmelo se marchitará y morirá».

Juicio contra las naciones vecinas

Esto es lo que dice el Señor:

«¡Los habitantes de Damasco han pecado una y otra vez[b]
    y no permitiré que queden sin castigo!
Azotaron a mi gente en Galaad
    como se separa el grano con trillos de hierro.
Por lo tanto, haré caer fuego sobre el palacio del rey Hazael,
    y las fortalezas del rey Ben-adad serán destruidas.
Derribaré las puertas de Damasco
    y masacraré a los habitantes en el valle de Avén.
Destruiré al gobernante de Bet-edén,
    y los habitantes de Aram serán llevados cautivos a Kir»,
    dice el Señor.

Esto es lo que dice el Señor:

«¡Los habitantes de Gaza han pecado una y otra vez
    y no permitiré que queden sin castigo!
Enviaron a pueblos enteros al destierro
    y los vendieron como esclavos a Edom.
Por lo tanto, haré caer fuego sobre los muros de Gaza,
    y todas sus fortalezas serán destruidas.
Masacraré a los habitantes de Asdod
    y destruiré al rey de Ascalón.
Después me volveré para atacar a Ecrón,
    y los pocos filisteos que queden morirán»,
    dice el Señor Soberano.

Esto es lo que dice el Señor:

«¡Los habitantes de Tiro han pecado una y otra vez
    y no permitiré que queden sin castigo!
Rompieron su pacto de hermandad con Israel
    al vender aldeas enteras como esclavas a Edom.
10 Por lo tanto, haré caer fuego sobre los muros de Tiro,
    y todas sus fortalezas serán destruidas».

11 Esto es lo que dice el Señor:

«¡Los habitantes de Edom han pecado una y otra vez
    y no permitiré que queden sin castigo!
Espada en mano, persiguieron a sus parientes, los israelitas,
    y no les tuvieron compasión.
En su furia, los apuñalaron continuamente
    y fueron implacables en su enojo.
12 Por lo tanto, haré caer fuego sobre Temán,
    y las fortalezas de Bosra serán destruidas».

13 Esto es lo que dice el Señor:

«¡Los habitantes de Amón han pecado una y otra vez
    y no permitiré que queden sin castigo!
Cuando atacaron a Galaad para extender sus fronteras,
    con sus espadas abrieron a las mujeres embarazadas.
14 Por lo tanto, haré caer fuego sobre los muros de Rabá,
    y todas sus fortalezas serán destruidas.
La batalla vendrá sobre ellos con gritos,
    como un torbellino en una tormenta impetuosa.
15 Y su rey[c] y sus príncipes irán juntos al destierro»,
    dice el Señor.

Esto es lo que dice el Señor:

«¡Los habitantes de Moab han pecado una y otra vez[d]
    y no permitiré que queden sin castigo!
Profanaron los huesos del rey de Edom,
    reduciéndolos a cenizas.
Por lo tanto, haré caer fuego sobre la tierra de Moab,
    y todas las fortalezas de Queriot serán destruidas.
Los habitantes caerán en el ruido de la batalla,
    entre gritos de guerra y toques del cuerno de carnero.
Y destruiré a su rey
    y masacraré a todos sus príncipes»,
    dice el Señor.

Juicio de Dios contra Judá e Israel

Esto es lo que dice el Señor:

«¡Los habitantes de Judá han pecado una y otra vez
    y no permitiré que queden sin castigo!
Rechazaron la instrucción del Señor
    y se negaron a obedecer sus decretos.
Se han descarriado por las mismas mentiras
    que engañaron a sus antepasados.
Por lo tanto, haré caer fuego sobre Judá,
    y todas las fortalezas de Jerusalén serán destruidas».

Esto es lo que dice el Señor:

«¡Los habitantes de Israel han pecado una y otra vez
    y no permitiré que queden sin castigo!
Venden por dinero a la gente honrada
    y a los pobres por un par de sandalias.
Pisotean en el polvo a los indefensos
    y quitan a los oprimidos del camino.
Tanto el padre como el hijo se acuestan con la misma mujer
    y así profanan mi santo nombre.
En sus festivales religiosos
    están a sus anchas usando la ropa que sus deudores dejaron en garantía.
En la casa de sus dioses[e]
    beben vino comprado con dinero de multas injustas.

»Pero ante los ojos de mi pueblo
    destruí a los amorreos,
aunque eran tan altos como cedros
    y tan fuertes como robles.
Destruí el fruto de sus ramas
    y arranqué sus raíces.
10 Fui yo quien los rescató a ustedes de Egipto
    y los guio por el desierto durante cuarenta años
    para que pudieran poseer la tierra de los amorreos.
11 Elegí a algunos de sus hijos para ser profetas
    y a otros para ser nazareos.
¿Acaso puedes negar esto, Israel, pueblo mío?
    —pregunta el Señor—.
12 Pero ustedes hicieron que los nazareos pecaran, forzándolos a beber vino,
    y les ordenaron a los profetas: “¡Cállense!”

13 »Por lo tanto, haré que giman
    como una carreta cargada con gavillas de grano.
14 Sus corredores más veloces no podrán escapar.
    El más fuerte entre ustedes se volverá débil.
Ni siquiera los guerreros más poderosos serán capaces de salvarse.
15     Los arqueros no podrán mantenerse firmes.
Los más veloces no serán lo suficientemente rápidos para escapar.
    Ni siquiera los que montan a caballo podrán salvarse.
16 En aquel día, los hombres de guerra más valientes
    dejarán caer sus armas y correrán por sus vidas»,
    dice el Señor.

Escuchen este mensaje que el Señor ha hablado contra ustedes, oh pueblo de Israel, contra toda la familia que rescaté de Egipto:

«De entre todas las familias de la tierra,
    solo con ustedes he tenido una relación tan íntima.
Por eso debo castigarlos
    por todos sus pecados».

Testigos contra Israel

¿Pueden dos caminar juntos
    sin estar de acuerdo adonde van?
¿Ruge un león en un matorral
    sin antes encontrar a una víctima?
¿Gruñe un león joven en su guarida
    sin antes agarrar a su presa?
¿Cae un pájaro en una trampa
    que no tiene cebo?
¿Se cierra una trampa
    cuando no hay nada que atrapar?
Cuando el cuerno de carnero toca la alarma,
    ¿no debería el pueblo estar alarmado?
¿Llega el desastre a una ciudad
    sin que el Señor lo haya planeado?

De hecho, el Señor Soberano nunca hace nada
    sin antes revelar sus planes a sus siervos, los profetas.

El león ha rugido,
    así que, ¿quién no tiene miedo?
El Señor Soberano ha hablado,
    así que, ¿quién puede negarse a proclamar su mensaje?
Anuncien lo siguiente a los líderes de Filistea[f]
    y a los grandes de Egipto:
«Siéntense ahora en las colinas que rodean a Samaria
    y sean testigos del caos y la opresión en Israel.

10 »Mi pueblo ha olvidado cómo hacer lo correcto
    —dice el Señor—.
Sus fortalezas están llenas de riquezas
    obtenidas por el robo y la violencia.
11 Por lo tanto—dice el Señor Soberano—,
    ¡se acerca un enemigo!
Los rodeará y destrozará sus defensas.
    Luego saqueará todas sus fortalezas».

12 Esto es lo que dice el Señor:

«Un pastor que trate de rescatar una oveja de la boca del león
    solamente recuperará dos patas o un pedazo de oreja.
Así será con los israelitas en Samaria que se recuestan en camas lujosas
    y con el pueblo de Damasco que se reclina en sillones.[g]

13 »Escuchen ahora esto y anúncienlo por todo Israel[h]—dice el Señor, el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales—:

14 »El mismo día que yo castigue a Israel por sus pecados,
    destruiré los altares paganos en Betel.
Los cuernos del altar serán cortados
    y caerán al suelo.
15 Y destruiré las hermosas casas de los ricos
    —sus mansiones de invierno y también sus casas de verano—,
todos sus palacios cubiertos de marfil»,
    dice el Señor.

Israel no aprende

Escúchenme, ustedes, vacas gordas[i]
    que viven en Samaria,
ustedes, mujeres, que oprimen al pobre
    y aplastan al necesitado
y que les gritan siempre a sus esposos:
    «¡Tráigannos otra bebida!».
El Señor Soberano ha jurado por su propia santidad:
«Llegará el día cuando ustedes serán llevadas
    con garfios enganchados en sus narices.
¡Hasta la última de ustedes será arrastrada lejos
    como un pez al anzuelo!
Las sacarán por las ruinas de la muralla;
    serán expulsadas de sus fortalezas[j]»,
    dice el Señor.

«Adelante, ofrezcan sacrificios a los ídolos en Betel;
    continúen desobedeciendo en Gilgal.
Ofrezcan sacrificios cada mañana
    y lleven sus diezmos cada tercer día.
Presenten su pan hecho con levadura
    como una ofrenda de gratitud.
¡Luego entreguen sus ofrendas voluntarias
    para poder jactarse de ello en todas partes!
Este es el tipo de cosas que a ustedes, israelitas, les encanta hacer»,
    dice el Señor Soberano.

«Hice que pasaran hambre en cada ciudad
    y que hubiera hambruna en cada pueblo,
pero aun así, ustedes no se volvieron a mí»,
    dice el Señor.

«Yo detuve la lluvia
    cuando sus cosechas más la necesitaban.
Envié la lluvia sobre una ciudad,
    pero la retuve en otra.
Llovió en un campo,
    mientras otro se marchitaba.
La gente deambulaba de ciudad en ciudad buscando agua,
    pero nunca había suficiente;
pero aun así, ustedes no se volvieron a mí»,
    dice el Señor.

«Arruiné sus cultivos y viñedos con plaga y moho.
    La langosta devoró todas sus higueras y todos sus olivos;
pero aun así, ustedes no se volvieron a mí»,
    dice el Señor.

10 «Les mandé plagas
    como las que envié sobre Egipto hace tiempo.
¡Maté a sus jóvenes en la guerra
    y llevé lejos a todos sus caballos[k]!
    ¡El hedor de la muerte llenó el aire!,
pero aun así, ustedes no se volvieron a mí»,
    dice el Señor.

11 «Destruí algunas de sus ciudades,
    así como destruí[l] Sodoma y Gomorra.
Ustedes que sobrevivieron
    parecían tizones rescatados del fuego;
pero aun así, no se volvieron a mí»,
    dice el Señor.

12 «Por lo tanto, yo traeré sobre ustedes los desastres que he anunciado.
    Pueblo de Israel, ¡prepárate para encontrarte con tu Dios en el juicio!».

13 Pues el Señor es quien formó las montañas,
    agita los vientos y da a conocer sus pensamientos a la humanidad.
Él convierte la luz del amanecer en oscuridad
    y marcha sobre las alturas de la tierra.
    ¡El Señor Dios de los Ejércitos Celestiales es su nombre!

Un llamado al arrepentimiento

¡Escucha, pueblo de Israel! Oye este canto fúnebre que entono:

«¡La virgen Israel ha caído;
    nunca volverá a levantarse!
Yace abandonada en el suelo
    y no hay quien la levante».

El Señor Soberano dice:

«Cuando una ciudad mande a mil hombres a la guerra,
    solo volverán cien.
Cuando un pueblo envíe a cien,
    solo diez regresarán vivos».

Ahora bien, esto es lo que el Señor dice a la familia de Israel:

«¡Vuelvan a buscarme y vivan!
No adoren en los altares paganos en Betel;
    no vayan a los altares en Gilgal ni en Beerseba.
Pues el pueblo de Gilgal será arrastrado al destierro
    y el pueblo de Betel será reducido a nada».
¡Vuelvan a buscar al Señor y vivan!
De lo contrario, él pasará por Israel[m] como un fuego
    y los devorará completamente.
Sus dioses en Betel
    no serán capaces de apagar las llamas.
Ustedes tuercen la justicia y la convierten en trago amargo para el oprimido.
    Tratan al justo como basura.

Es el Señor quien creó las estrellas,
    las Pléyades y el Orión.
Él transforma la oscuridad en luz
    y el día en noche.
Él levanta agua de los océanos
    y la vierte como lluvia sobre la tierra.
    ¡El Señor es su nombre!
Con poder y deslumbrante velocidad destruye a los poderosos
    y aplasta todas sus defensas.

10 ¡Cómo odian ustedes a los jueces honestos!
    ¡Cómo desprecian a los que dicen la verdad!
11 Pisotean a los pobres,
    robándoles el grano con impuestos y rentas injustas.
Por lo tanto, aunque construyan hermosas casas de piedra,
    nunca vivirán en ellas.
Aunque planten viñedos exuberantes,
    nunca beberán su vino.
12 Pues yo conozco la enorme cantidad de sus pecados
    y la profundidad de sus rebeliones.
Ustedes oprimen a los buenos al aceptar sobornos
    y privan al pobre de la justicia en los tribunales.
13 Así que los que son listos permanecerán con la boca cerrada,
    porque es un tiempo malo.

14 ¡Hagan lo bueno y huyan del mal
    para que vivan!
Entonces el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales será su ayudador,
    así como ustedes han dicho.
15 Odien lo malo y amen lo bueno;
    conviertan sus tribunales en verdaderas cortes de justicia.
Quizás el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales
    todavía tenga compasión del remanente de su pueblo.[n]

16 Por lo tanto, esto es lo que dice el Señor, el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales:

«Habrá llanto en todas las plazas públicas
    y lamentos en cada calle.
Llamen a los campesinos para que lloren con ustedes
    y traigan a los que les pagan por lamentar.
17 Habrá gemidos en cada viñedo,
    porque yo los destruiré a todos»,
    dice el Señor.

Advertencia sobre el juicio que viene

18 Qué aflicción les espera a ustedes que dicen:
    «¡Si tan solo hoy fuera el día del Señor!».
No tienen la menor idea de lo que desean.
    Ese día no traerá luz, sino oscuridad.
19 En ese día ustedes serán como un hombre que huye de un león,
    solo para encontrarse con un oso.
Y, al escapar del oso, apoya su mano contra una pared en su casa
    y lo muerde una serpiente.
20 Así es, el día del Señor será oscuro y sin remedio,
    sin un rayo de alegría ni esperanza.

21 «Odio todos sus grandes alardes y pretensiones,
    la hipocresía de sus festivales religiosos y asambleas solemnes.
22 No aceptaré sus ofrendas quemadas ni sus ofrendas de grano.
    Ni siquiera prestaré atención a sus ofrendas selectas de paz.
23 ¡Fuera de aquí con sus ruidosos himnos de alabanza!
    No escucharé la música de sus arpas.
24 En cambio, quiero ver una tremenda inundación de justicia
    y un río inagotable de rectitud.

25 »Israel, ¿acaso era a mí a quien traías sacrificios y ofrendas durante los cuarenta años en el desierto? 26 No, servías a tus dioses paganos—Sacut, tu dios rey y Quiún, tu dios estrella—, las imágenes que hiciste para ti mismo. 27 Por lo tanto, te mandaré al destierro, a un país al oriente de Damasco[o]», dice el Señor, cuyo nombre es el Dios de los Ejércitos Celestiales.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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