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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Ezequiel 31-33

Comparación entre Egipto y la Asiria derrotada

31 El 21 de junio,[a] durante el año once de cautividad del rey Joaquín, recibí este mensaje del Señor: «Hijo de hombre, dale este mensaje al faraón, rey de Egipto, y a todas sus multitudes:

»“¿Con quién compararás tu grandeza?
Eres como la poderosa Asiria,
    que alguna vez fue como un cedro del Líbano,
con hermosas ramas que daban una intensa sombra al bosque
    y su copa llegaba hasta las nubes.
Los manantiales profundos lo regaban
    y lo ayudaban a crecer alto y frondoso.
El agua corría a su alrededor como un río
    y fluía hacia todos los árboles cercanos.
Este gran árbol se elevaba
    muy por encima de los demás árboles que lo rodeaban.
Creció y desarrolló ramas gruesas y largas
    por el agua abundante que recibían sus raíces.
Las aves anidaban en sus ramas
    y bajo su sombra parían los animales salvajes.
Todas las grandes naciones del mundo
    vivían bajo su sombra.
Era fuerte y hermoso,
    con ramas que se extendían ampliamente
porque sus raíces llegaban a lo profundo,
    donde había agua en abundancia.
Ningún otro cedro del jardín de Dios
    podía hacerle competencia.
Ningún ciprés tenía ramas como las suyas;
    ningún plátano oriental tenía ramas comparables.
Ningún árbol del jardín de Dios
    tenía una belleza parecida.
Como hice tan hermoso este árbol
    y le di un follaje tan magnífico,
era la envidia de los demás árboles del Edén,
    el jardín de Dios.

10 »”Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: como Egipto se volvió[b] vanidoso y arrogante, y porque se puso tan por encima de los demás que su copa llegaba a las nubes, 11 lo entregaré en manos de una nación poderosa para que lo destruya como merece su perversidad. Ya lo he desechado. 12 Un ejército extranjero—el terror de las naciones—lo taló y lo dejó tendido en el suelo. Sus ramas quedaron esparcidas por las montañas, los valles y los barrancos de la tierra. Todos los que vivían bajo su sombra se fueron y lo dejaron allí tirado.

13 »”Las aves se posan en el tronco caído,
    y los animales salvajes se tienden entre sus ramas.
14 Que ningún árbol de ninguna otra nación
    se envanezca por su propia grandeza,
aunque supere la altura de las nubes
    y reciba agua de lo profundo.
Pues todos están condenados a morir
    y a descender a las profundidades de la tierra.
Caerán a la fosa
    junto con el resto del mundo.

15 »”Esto dice el Señor Soberano: cuando Asiria descendió a la tumba,[c] hice que los manantiales profundos se lamentaran. Detuve el curso de sus ríos y sequé su abundante agua. Vestí de negro el Líbano e hice que se marchitaran los árboles del campo. 16 Hice que las naciones temblaran de miedo al sonido de su caída, porque la envié a la tumba junto con todos los que descienden a la fosa. Los demás árboles vanidosos del Edén, los mejores y más hermosos del Líbano, aquellos que hundían sus raíces profundamente en el agua, se consolaron al encontrar a este árbol allí con ellos en las profundidades de la tierra. 17 También sus aliados fueron destruidos y estaban muertos. Habían descendido a la tumba todas esas naciones que una vez vivieron bajo su sombra.

18 »”Oh Egipto, ¿a cuál de los árboles del Edén compararás tu fortaleza y tu gloria? Tú también serás enviado a las profundidades con todas esas naciones. Quedarás tendido entre los paganos[d] que murieron a espada. Ese será el destino del faraón y de todas sus multitudes. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”».

Advertencia al faraón

32 El 3 de marzo,[e] durante el año doce de cautividad del rey Joaquín, recibí este mensaje del Señor: «Hijo de hombre, laméntate por el faraón, rey de Egipto, y dale este mensaje:

»“Te crees un león joven y fuerte entre las naciones,
    pero en realidad solo eres un monstruo marino
que se retuerce en sus propios ríos
    y revuelve el lodo con las patas.
Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano:
enviaré a muchas personas
    para que te atrapen con mi red
    y te arrastren fuera del agua.
Te dejaré abandonado en tierra para que mueras.
    Todas las aves de los cielos se posarán sobre ti,
y los animales salvajes de toda la tierra
    te comerán hasta saciarse.
Esparciré tu carne por las colinas
    y llenaré los valles con tus huesos.
Empaparé la tierra con la sangre que brote de ti,
    que correrá hasta las montañas
    y llenará los barrancos hasta el borde.
Cuando yo borre tu existencia,
    cubriré los cielos y oscureceré las estrellas.
Taparé el sol con una nube,
    y la luna no te dará su luz.
Oscureceré las estrellas brillantes en lo alto
    y cubriré tu territorio con tinieblas.
    ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!

»”Inquietaré el corazón de muchos cuando haga que se enteren de tu caída en naciones lejanas que no conocías. 10 Así es, espantaré a muchos países y sus reyes quedarán aterrados al conocer tu destino. Temblarán de miedo por su vida cuando yo esgrima mi espada ante ellos el día de tu caída. 11 Esto dice el Señor Soberano:

»“La espada del rey de Babilonia
    vendrá contra ti.
12 Destruiré a tus multitudes con las espadas de poderosos guerreros,
    el terror de las naciones.
Destrozaré el orgullo de Egipto
    y todas sus multitudes quedarán destruidas.
13 Destruiré todos tus rebaños y manadas
    que pastan junto a los arroyos.
Nunca más ni personas ni animales
    enturbiarán esas aguas con sus pies.
14 Luego dejaré que las aguas de Egipto se aquieten de nuevo,
    y fluirán tranquilas, como se desliza el aceite de oliva,
    dice el Señor Soberano.
15 Cuando yo destruya a Egipto
    y te arranque todas tus posesiones
y hiera de muerte a todo tu pueblo,
    entonces sabrás que yo soy el Señor.
16 Sí, este es el canto fúnebre
    que entonarán para Egipto.
Que todas las naciones hagan luto.
    Que se lamenten por Egipto y sus multitudes.
    ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”».

Egipto cae en la fosa

17 El 17 de marzo,[f] durante el año doce, recibí otro mensaje del Señor: 18 «Hijo de hombre, laméntate por las multitudes de Egipto y por las demás naciones poderosas.[g] Pues los enviaré al mundo de abajo, junto con los que descienden a la fosa. 19 Diles:

»“Oh Egipto, ¿acaso eres más bella que las otras naciones?
    ¡No! Así que desciende a la fosa y quédate allí, entre los paganos[h]”.

20 Los egipcios caerán junto a todos los que murieron a espada, pues la espada se ha desenvainado contra ellos. Egipto y sus multitudes irán arrastrados a su juicio. 21 En lo profundo de la tumba,[i] líderes poderosos, en tono de burla, darán la bienvenida a Egipto y a sus aliados diciendo: “Ya descendieron; yacen entre los paganos, entre multitudes masacradas a espada”.

22 »Allí está Asiria rodeada por las tumbas de sus soldados, los que fueron masacrados a espada. 23 Sus tumbas están en lo más hondo de la fosa, rodeadas por las de sus aliados. Antes infundían terror en el corazón de muchos por todas partes, ahora fueron masacrados a espada.

24 »Allí está Elam, rodeado por las tumbas de todas sus multitudes, los que fueron masacrados a espada. Antes infundían terror en el corazón de muchos por todas partes, ahora descendieron como paganos al mundo de abajo. Ahora yacen en la fosa, con la misma vergüenza de los que murieron antes que ellos. 25 Tienen un lugar de descanso entre los masacrados, rodeados por las tumbas de todas sus multitudes. Sí, en vida aterrorizaban a las naciones, pero ahora quedaron avergonzados junto con los demás de la fosa, todos paganos, masacrados a filo de espada.

26 »Allí están Mesec y Tubal, rodeados por las tumbas de todas sus multitudes. Antes infundían terror por todas partes en el corazón de muchos; pero ahora son paganos, todos masacrados a espada. 27 No fueron enterrados con honores, como sus héroes caídos, quienes descendieron a la tumba[j] con sus armas: con el cuerpo cubierto por su escudo[k] y con la espada debajo de la cabeza. Ellos cargan con la culpa porque en vida aterrorizaban a todos.

28 »También tú, Egipto, yacerás aplastado y destruido entre los paganos, todos masacrados a espada.

29 »Edom está allí con sus reyes y príncipes. Aunque eran poderosos, también yacen entre los masacrados a espada, entre los paganos que descendieron a la fosa.

30 »Todos los príncipes del norte y los sidonios están allí junto a otros que han muerto. Antes sembraban el terror, ahora son avergonzados. Yacen como paganos junto a otros que fueron masacrados a espada; y cargan con la misma vergüenza de todos los que descendieron a la fosa.

31 »Cuando llegue el faraón con todo su ejército, se consolará al ver que no fue el único que perdió a sus multitudes en batalla, dice el Señor Soberano. 32 Aunque hice que sembrara el terror entre todos los seres vivientes, el faraón y sus multitudes yacerán en medio de los paganos que fueron masacrados a espada. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!».

Ezequiel, centinela de Israel

33 Una vez más recibí un mensaje del Señor: «Hijo de hombre, da este mensaje a tu pueblo: “Cuando yo envío a un ejército contra un país, los habitantes de ese país escogen a uno de los suyos para que sea el centinela. Cuando el centinela ve acercarse al enemigo, toca la alarma para advertir a los habitantes. Entonces, si los que oyen la alarma se niegan a actuar y resulta que los matan, ellos mismos tendrán la culpa de su muerte. Oyeron la alarma pero no le hicieron caso, así que la responsabilidad es de ellos. Si hubieran prestado atención a la advertencia, podrían haber salvado sus vidas. Ahora bien, si el centinela ve acercarse al enemigo y no toca la alarma para advertir a la gente, él será responsable de la cautividad del pueblo. Todos morirán en sus pecados, pero haré responsable al centinela por la muerte de ellos”.

»Ahora, hijo de hombre, te pongo por centinela del pueblo de Israel. Por lo tanto, escucha lo que digo y adviérteles de mi parte. Si yo anuncio que unos malvados de cierto morirán y tú no les dices que cambien su manera de vivir, entonces ellos morirán en sus pecados y te haré a ti responsable de su muerte. En cambio, si les adviertes que se arrepientan y no lo hacen, morirán en sus pecados, pero tú te habrás salvado.

Mensaje del centinela

10 »Hijo de hombre, da este mensaje al pueblo de Israel: “Ustedes dicen: ‘Nuestros pecados son una carga pesada; ¡nos consumimos poco a poco! ¿Cómo sobreviviremos?’. 11 Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, no me complace la muerte de los perversos. Solo quiero que se aparten de su conducta perversa para que vivan. ¡Arrepiéntanse! ¡Apártense de su maldad, oh pueblo de Israel! ¿Por qué habrían de morir?”.

12 »Hijo de hombre, da este mensaje a tu pueblo: “La conducta recta de los justos no los salvará si se entregan al pecado, ni la mala conducta de los malvados los destruirá si se arrepienten y abandonan sus pecados. 13 Cuando les digo a los justos que vivirán, pero después pecan y piensan que se salvarán por haber sido justos anteriormente, entonces no se tomará en cuenta ninguno de sus actos de justicia. Los destruiré por sus pecados. 14 Y supongamos que les digo a unas personas malvadas que de cierto morirán, pero después abandonan sus pecados y hacen lo que es justo y recto. 15 Por ejemplo, podrían devolverle la garantía a un deudor, restituir lo que habían robado y obedecer mis leyes que dan vida dejando de hacer lo malo; si así lo hacen, entonces de cierto vivirán y no morirán. 16 No se sacará a relucir ninguno de sus pecados pasados, porque hicieron lo que es justo y recto, por eso ciertamente vivirán.

17 »”Tu pueblo dice: ‘El Señor no hace lo correcto’, pero son ellos quienes no hacen lo correcto. 18 Pues reitero, si los justos abandonan su conducta recta y pecan, morirán. 19 Sin embargo, si los malvados se apartan de su maldad y hacen lo que es justo y recto, vivirán. 20 Oh pueblo de Israel, ustedes dicen: ‘El Señor no hace lo correcto’; pero yo juzgo a cada uno de ustedes según sus acciones”».

Explicación de la caída de Jerusalén

21 El 8 de enero,[l] durante el año doce de nuestra cautividad, un sobreviviente de Jerusalén vino a verme y me dijo: «¡Ha caído la ciudad!». 22 La noche anterior, el Señor había puesto su mano sobre mí y me había devuelto la voz. De modo que pude hablar cuando llegó ese hombre a la mañana siguiente.

23 Luego recibí el siguiente mensaje del Señor: 24 «Hijo de hombre, el remanente de Israel, que vive disperso en las ciudades destruidas, sigue diciendo: “Abraham era un solo hombre y, sin embargo, llegó a poseer toda la tierra. Nosotros somos muchos; sin duda se nos ha entregado la tierra como posesión”. 25 Por lo tanto, diles a esas personas: “Esto dice el Señor Soberano: ‘Ustedes comen carne con sangre, rinden culto a ídolos[m] y asesinan a los inocentes. ¿De veras piensan que la tierra debería ser suya? 26 ¡Asesinos! ¡Idólatras! ¡Adúlteros! ¿Acaso la tierra habría de pertenecerles?’”.

27 »Diles: “Esto dice el Señor Soberano: ‘Tan cierto como que yo vivo, los que vivan en las ruinas morirán a filo de espada y enviaré animales salvajes para que devoren a los que vivan en campo abierto. Los que se escondan en fuertes y en cuevas morirán de enfermedades. 28 Destruiré la tierra por completo y destrozaré su orgullo. Se acabará su poder arrogante. Las montañas de Israel quedarán tan desiertas que nadie siquiera pasará por ellas. 29 Cuando yo haya destruido la tierra por completo a causa de los pecados detestables que cometieron, entonces sabrán que yo soy el Señor’”.

30 »Hijo de hombre, los de tu pueblo hablan de ti en sus casas y murmuran acerca de ti junto a las puertas. Se dicen unos a otros: “¡Vayamos a oír lo que el profeta tiene para contarnos de parte del Señor!”. 31 Entonces ellos se acercan fingiendo sinceridad y se sientan delante de ti. Escuchan tus palabras, pero no tienen ninguna intención de hacer lo que tú les dices. Tienen la boca llena de palabras sensuales y en su corazón solo buscan dinero. 32 Les resultas muy entretenido, como alguien que les canta canciones de amor con una hermosa voz o les toca buena música con un instrumento. ¡Oyen lo que les dices, pero se niegan a hacerlo! 33 Sin embargo, cuando les sucedan todas estas cosas terribles—que sin duda les sucederán—, entonces sabrán que hubo un profeta entre ellos».

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