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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Ezequiel 13-15

Juicio contra los falsos profetas

13 Después recibí este mensaje del Señor: «Hijo de hombre, profetiza contra los falsos profetas de Israel que inventan sus propias profecías. Diles: “Escuchen la palabra del Señor. Esto dice el Señor Soberano: ‘¡Qué aflicción les espera a los falsos profetas que siguen su propia imaginación y no han visto absolutamente nada!’”.

»Oh pueblo de Israel, estos profetas tuyos son como chacales que escarban en las ruinas. No han hecho nada para reparar las grietas de las murallas que rodean la nación. No la han ayudado a mantenerse firme en la batalla el día del Señor. En cambio, han mentido y han hecho predicciones falsas. Dicen: “Este mensaje es del Señor”, aunque el Señor nunca los envió. ¡Y todavía esperan que el Señor cumpla las profecías de ellos! ¿No son acaso totalmente falsas sus visiones si ustedes afirman: “Este mensaje es del Señor”, cuando yo ni siquiera les he hablado?

»Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: lo que ustedes afirman es falso y sus visiones son mentira, por eso yo me pondré en contra de ustedes, dice el Señor Soberano. Alzaré mi puño contra todos los profetas que tengan visiones falsas y hagan predicciones mentirosas, y serán expulsados de la comunidad de Israel. Tacharé sus nombres de los registros de Israel, y jamás volverán a pisar su propia tierra. Entonces ustedes sabrán que yo soy el Señor Soberano.

10 »Esto ocurrirá porque estos profetas malvados engañan a mi pueblo cuando dicen: “Todo está en paz”, ¡pero en realidad no hay paz en absoluto! Es como si el pueblo hubiera construido un muro frágil, ¡y estos profetas pretenden reforzarlo cubriéndolo con cal! 11 Diles a esos que pintan con cal que pronto se les derrumbará el muro. Una lluvia torrencial debilitará sus cimientos; fuertes tormentas de granizo y vientos impetuosos lo demolerán. 12 Entonces, cuando caiga el muro, la gente exclamará: “¿Qué pasó con la cal que pusieron ustedes?”.

13 »Por lo tanto, esto dice el Señor Soberano: arrasaré su muro blanqueado con una tormenta de indignación, una gran inundación de enojo y una granizada de furia. 14 Derribaré su muro hasta los cimientos y cuando caiga los aplastará a ustedes. Entonces sabrán que yo soy el Señor. 15 Por fin se saciará mi enojo contra el muro y quienes lo blanquearon con cal. Luego les diré a ustedes: “Ya desaparecieron el muro y quienes lo blanquearon con cal. 16 Eran los profetas mentirosos que afirmaban que la paz llegaría a Jerusalén, cuando no había paz. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”.

Juicio contra las falsas profetisas

17 »Ahora, hijo de hombre, denuncia a las mujeres que profetizan según su propia imaginación. 18 Esto dice el Señor Soberano: “Qué aflicción les espera a ustedes, mujeres, que atrapan el alma de mi pueblo, tanto de los jóvenes como de los mayores. Les atan amuletos mágicos en las muñecas y les dan velos mágicos para la cabeza. ¿Acaso piensan que pueden atrapar a otros sin provocar su propia destrucción? 19 Ustedes me deshonran delante de mi pueblo por unos puñados de cebada o un trozo de pan. Al mentirle a mi pueblo—que disfruta de las mentiras—, ustedes matan a quienes no deben morir y prometen vida a quienes no deben vivir”.

20 »Esto dice el Señor Soberano: “Estoy en contra de sus amuletos mágicos, esos que se usan para atrapar a mi pueblo como a pájaros. Yo se los arrancaré de los brazos y liberaré a mi pueblo como se libera a un pájaro de la jaula. 21 Les quitaré los velos mágicos y rescataré a mi pueblo de las garras de ustedes. Ellos ya no serán más sus víctimas. Entonces ustedes sabrán que yo soy el Señor. 22 Con sus mentiras desalentaron a los justos, pero yo no quería que estuvieran tristes; ustedes alentaron a los perversos al prometerles vida, aunque ellos continuaran pecando. 23 Por todo eso, ustedes ya no hablarán de visiones que jamás vieron ni harán más predicciones. Pues yo rescataré a mi pueblo de sus garras. Entonces ustedes sabrán que yo soy el Señor”».

Idolatría de los líderes de Israel

14 Después me visitaron algunos de los líderes de Israel y, mientras estaban sentados conmigo, recibí este mensaje del Señor: «Hijo de hombre, estos líderes han levantado ídolos[a] en su corazón. Se han entregado a cosas que los harán caer en pecado. ¿Por qué habría de escuchar sus peticiones? Diles: “Esto dice el Señor Soberano: ‘Los israelitas han levantado ídolos en su corazón y han caído en pecado y después corren a consultar a un profeta. Así que yo, el Señor, les daré la clase de respuesta que merece su gran idolatría, a fin de conquistar la mente y el corazón de mi pueblo que me ha abandonado para rendir culto a sus ídolos detestables’”.

»Por lo tanto, diles a los israelitas: “Esto dice el Señor Soberano: ‘Arrepiéntanse y abandonen sus ídolos, y dejen de cometer ya sus pecados detestables. Yo, el Señor, les responderé a todos—sean israelitas o extranjeros—los que me rechazan y levantan ídolos en su corazón y así caen en pecado, y después van a consultar a un profeta en busca de mi consejo. Me pondré en contra de esas personas y haré de ellas un ejemplo espantoso cuando las elimine de mi pueblo. Entonces ustedes sabrán que yo soy el Señor.

»”’Además, si un profeta es engañado para que dé un mensaje, es porque yo, el Señor, engañé a ese profeta. Alzaré mi puño contra esos profetas y los eliminaré de la comunidad de Israel. 10 Tanto los falsos profetas como quienes los consultan serán castigados por sus pecados. 11 De este modo, los israelitas aprenderán a no alejarse de mí y por tanto a no contaminarse con el pecado. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!’”».

Certeza del castigo del Señor

12 Luego recibí este mensaje del Señor: 13 «Hijo de hombre, supongamos que los habitantes de un país pecaran contra mí y yo alzara mi puño para aplastarlos al cortarles la provisión de alimento y al hacerles pasar un hambre que destruyera tanto a personas como a animales. 14 Aunque Noé, Daniel y Job estuvieran allí, su justicia los salvaría solo a ellos y no a ningún otro, dice el Señor Soberano.

15 »O supongamos que yo les enviara animales salvajes que invadieran el país, mataran a los habitantes y dejaran la tierra desolada y demasiado peligrosa para ser transitada. 16 Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, aunque esos tres hombres estuvieran allí, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Se salvarían solo ellos tres, pero la tierra quedaría desolada.

17 »O supongamos que yo provocara guerra contra el país y mandara ejércitos enemigos para destruir tanto a personas como a animales. 18 Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, aunque esos tres hombres estuvieran allí, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Solo ellos tres se salvarían.

19 »O supongamos que yo derramara mi furia y enviara una epidemia al país que matara tanto a personas como a animales. 20 Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, aunque Noé, Daniel y Job estuvieran allí, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Solo ellos tres se salvarían por causa de su justicia.

21 »Ahora esto dice el Señor Soberano: ¡qué terrible será cuando estos cuatro castigos espantosos caigan sobre Jerusalén—guerra, hambre, animales salvajes y enfermedades—y destruyan a todos sus habitantes y a los animales! 22 Sin embargo, habrá sobrevivientes, quienes vendrán aquí, desterrados como ustedes en Babilonia. Ustedes verán con sus propios ojos lo perversos que ellos son y entonces no se sentirán tan mal por lo que hice en Jerusalén. 23 Cuando se reúnan con ellos y vean cómo se comportan, entenderán que lo que hice a Israel no fue sin motivo. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!».

Jerusalén, una vid inútil

15 Luego recibí este mensaje del Señor: «Hijo de hombre, ¿cómo se compara una vid con un árbol? ¿Es la madera de una vid tan útil como la de un árbol? ¿Sirve su madera para hacer objetos, como ganchos para colgar ollas y sartenes? No, solo sirve para leña y aun como leña se consume demasiado rápido. ¡Las vides son inútiles antes y después de arrojarlas al fuego!

»Esto dice el Señor Soberano: los habitantes de Jerusalén son como vides que crecen entre los árboles del bosque. Dado que son inútiles, los arrojé al fuego para que se quemen. Si escapan de un fuego, me encargaré de que caigan en otro. Cuando me ponga en su contra, ustedes sabrán que yo soy el Señor. Haré que el país quede desolado porque mi pueblo me ha sido infiel. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!».

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