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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Jeremías 49-50

Mensaje acerca de Amón

49 Este es el mensaje que se dio sobre los amonitas. Esto dice el Señor:

«¿No hay descendientes de Israel
    para que hereden la tierra de Gad?
¿Por qué ustedes, adoradores de Moloc,[a]
    habitan en sus ciudades?
En los días futuros—dice el Señor—,
    haré sonar el grito de guerra contra la ciudad de Rabá.
Se convertirá en un montón de escombros
    y las ciudades vecinas serán quemadas.
Entonces Israel volverá a tomar
    la tierra que ustedes le quitaron», dice el Señor.

«Clama, oh Hesbón,
    porque la ciudad de Hai quedó destruida.
¡Lloren, oh habitantes de Rabá!
    Pónganse ropa de luto.
Lloren y giman, escondidos detrás de los arbustos,
    porque su dios Moloc será llevado a tierras lejanas
    junto con sus sacerdotes y funcionarios.
Estás orgullosa de tus fértiles valles, hija rebelde,
    pero pronto se convertirán en ruinas.
Confiaste en tus riquezas
    y pensaste que nadie podría hacerte daño.
¡Pero mira! Yo traeré terror sobre ti
    —dice el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales—.
Tus vecinos te expulsarán de tu tierra
    y nadie ayudará a tus desterrados cuando huyan.
Sin embargo, yo restableceré el bienestar de los amonitas
    en los días venideros.
    Yo, el Señor, he hablado».

Mensajes acerca de Edom

Este es el mensaje que se dio acerca de Edom. Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales:

«¿No hay sabiduría en Temán?
    ¿No queda nadie que pueda dar sabios consejos?
¡Dense la vuelta y huyan!
    ¡Escóndanse en cuevas profundas, habitantes de Dedán!
Pues cuando yo traiga desastre sobre Edom,[b]
    ¡a ti también te castigaré!
Los que cosechan uvas
    siempre dejan algunas para los pobres.
Si de noche vinieran los ladrones,
    ni ellos se llevarían todo;
10 pero yo despojaré la tierra de Edom
    y no habrá lugar dónde esconderse.
Sus hijos, hermanos y vecinos
    serán todos destruidos,
    y Edom no existirá más.
11 Pero protegeré a los huérfanos que queden entre ustedes.
    También sus viudas pueden contar con mi ayuda».

12 Así dice el Señor: «Si el inocente debe sufrir, ¡cuanto más tú! ¡No quedarás sin castigo! ¡Debes beber de esta copa de juicio! 13 Pues juré por mi propio nombre—dice el Señor—, que Bosra se convertirá en objeto de horror y en un montón de ruinas; se burlarán de ella y la maldecirán. Todas sus ciudades y aldeas quedarán desoladas para siempre».

14 He oído un mensaje del Señor.
    Se envió un embajador a las naciones para decir:
«¡Formen una coalición contra Edom,
    y prepárense para la batalla!».

15 El Señor le dice a Edom:
«Te haré pequeña entre las naciones;
    todos te despreciarán.
16 Has sido engañada
    por tu propio orgullo
    y por el temor que inspirabas en los demás.
Vives en una fortaleza de piedra
    y controlas las alturas de las montañas.
Pero aun si haces tu nido con las águilas en las cumbres,
    te haré caer estrepitosamente»,
    dice el Señor.

17 «Edom será objeto de espanto;
    todos los que pasen por allí quedarán horrorizados
    y darán un grito ahogado a causa de la destrucción que verán.
18 Será como la destrucción de Sodoma, Gomorra
    y sus ciudades vecinas—dice el Señor—.
Nadie vivirá allí;
    nadie la habitará.
19 Vendré como un león que sale de los matorrales del Jordán
    y atacaré a las ovejas en los pastos.
Echaré a Edom de su tierra,
    y nombraré al líder que yo escoja.
Pues, ¿quién es como yo y quién puede desafiarme?
    ¿Qué gobernante puede oponerse a mi voluntad?».

20 Escuchen los planes que tiene el Señor contra Edom
    y contra la gente de Temán.
Aun sus hijos pequeños serán arrastrados como ovejas,
    y sus casas serán destruidas.
21 La tierra temblará con el ruido de la caída de Edom,
    y su grito de desesperación se oirá hasta el mar Rojo.[c]
22 ¡Mira! El enemigo cae en picada como un águila,
    desplegando sus alas sobre Bosra.
Aun los guerreros más poderosos estarán en agonía
    como mujer en trabajo de parto.

Mensaje acerca de Damasco

23 Este es el mensaje que se dio acerca de Damasco. Esto dice el Señor:

«El temor se apoderó de las ciudades de Hamat y Arfad
    porque oyeron los anuncios de su propia destrucción.
El corazón de ellos está agitado
    como el mar cuando hay una tormenta furiosa.
24 Damasco se volvió débil,
    y toda la gente trató de huir.
El miedo, la angustia y el dolor se han apoderado de ella
    como a una mujer en trabajo de parto.
25 ¡Esa ciudad famosa, ciudad de alegría,
    será abandonada!
26 Sus jóvenes caerán en las calles y morirán.
    Todos sus soldados serán matados
    —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—,
27 y prenderé fuego a las murallas de Damasco
    que consumirá los palacios de Ben-adad».

Mensaje acerca de Cedar y Hazor

28 Este es el mensaje que se dio acerca de Cedar y los reinos de Hazor, que fueron atacados por Nabucodonosor,[d] rey de Babilonia. Esto dice el Señor:

«¡Avancen contra Cedar!
    ¡Destruyan a los guerreros del oriente!
29 Tomarán sus rebaños y carpas,
    y sus pertenencias y camellos les serán quitados.
Se escucharán voces de pánico en todas partes:
    “¡Somos atemorizados a cada paso!”.
30 ¡Corran y salven sus vidas!—dice el Señor—.
    Gente de Hazor, escóndanse en cuevas profundas,
porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha conspirado contra ustedes
    y se prepara para destruirlos.

31 »Levántense y ataquen a esta nación tan confiada
    —dice el Señor—.
Su gente vive aislada en el desierto
    sin murallas ni puertas.
32 Todos sus camellos y demás animales serán de ustedes.
    A este pueblo que vive en lugares remotos[e]
    lo esparciré a los cuatro vientos.
Traeré sobre ellos calamidad
    de todas partes—dice el Señor—.
33 Hazor será habitada por chacales
    y quedará desolada para siempre.
Nadie vivirá allí;
    nadie la habitará».

Mensaje acerca de Elam

34 El profeta Jeremías recibió del Señor este mensaje acerca de Elam al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá. 35 Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales:

«Destruiré a los arqueros de Elam,
    lo mejor de su ejército.
36 Traeré enemigos de todas partes
    y esparciré a la gente de Elam a los cuatro vientos.
    Serán desterrados a países de todo el mundo.
37 Yo mismo iré con los enemigos de Elam para destrozarla.
    En mi ira feroz traeré gran desastre
    sobre el pueblo de Elam—dice el Señor—.
Sus enemigos lo perseguirán con espada
    hasta que yo lo destruya por completo.
38 Estableceré mi trono en Elam—dice el Señor—,
    y destruiré a su rey y a sus oficiales.
39 Sin embargo, en los días que vienen
    restableceré el bienestar de Elam.
    ¡Yo, el Señor, he hablado!».

Mensaje acerca de Babilonia

50 Jeremías recibió el siguiente mensaje del Señor con relación a Babilonia y a la tierra de los babilonios.[f] Esto dice el Señor:

«Anúncienlo a todo el mundo
    y no se callen nada.
¡Levanten una bandera de señales
    para decirles a todos que caerá Babilonia!
Sus imágenes e ídolos[g] serán hechos pedazos.
    Sus dioses Bel y Merodac serán completamente deshonrados.
Pues una nación la atacará desde el norte
    y traerá tal destrucción que nadie volverá a vivir allí.
Desaparecerá todo;
    huirán tanto las personas como los animales.

Esperanza para Israel y Judá

»En los días venideros
    —dice el Señor—,
el pueblo de Israel volverá a su hogar
    junto con el pueblo de Judá.
Llegarán llorando
    en busca del Señor su Dios.
Preguntarán por el camino a Jerusalén[h]
    y emprenderán el regreso a su hogar.
Se aferrarán al Señor
    con un pacto eterno que nunca se olvidará.

»Mi pueblo ha sido como ovejas perdidas.
    Sus pastores los llevaron por mal camino
    y los dejaron sueltos en las montañas.
Perdieron su rumbo
    y no recuerdan cómo regresar al redil.
Todos los que los encontraban los devoraban.
    Sus enemigos decían:
“No hicimos nada malo al atacarlos
    porque ellos pecaron contra el Señor,
quien es su verdadero lugar de descanso
    y la esperanza de sus antepasados”.

»Pero ahora, ¡huyan de Babilonia!
    Abandonen la tierra de los babilonios.
Guíen a mi pueblo de regreso al hogar
    como hace el macho cabrío que va a la cabeza de la manada.
Pues estoy levantando un ejército
    de grandes naciones del norte.
Unirán fuerzas para atacar a Babilonia,
    y esta será conquistada.
Las flechas de los enemigos irán directamente al blanco;
    ¡no errarán!
10 Babilonia[i] será saqueada
    hasta que los agresores se sacien con el botín.
    ¡Yo, el Señor, he hablado!

Inevitable caída de Babilonia

11 »Se alegran y regocijan,
    ustedes que despojaron a mi pueblo elegido.
Retozan como becerros en el prado
    y relinchan como sementales.
12 Pero su tierra natal[j] será llena
    de vergüenza y deshonra.
Ustedes serán la última de las naciones,
    un desierto, tierra seca y desolada.
13 A causa del enojo del Señor,
    Babilonia se convertirá en una tierra baldía y desierta.
Todos los que pasen por allí quedarán horrorizados
    y darán un grito ahogado a causa de la destrucción que verán.

14 »Sí, prepárense para atacar Babilonia,
    todas ustedes, naciones vecinas.
Que sus arqueros disparen contra ella, que no escatimen flechas;
    pues pecó contra el Señor.
15 Lancen gritos de guerra contra Babilonia desde todas partes.
    ¡Miren! ¡Se rinde!
    Sus murallas han caído.
Es la venganza del Señor,
    así que vénguense también ustedes.
    ¡Háganle lo mismo que ella les hizo a otros!
16 Saquen de Babilonia a todos los sembradores;
    despidan a todos los segadores.
Debido a la espada del enemigo,
    todos huirán a sus propias tierras.

Esperanza para el pueblo de Dios

17 »Los israelitas son como ovejas
    que han sido esparcidas por los leones.
Primero los devoró el rey de Asiria.
    Después Nabucodonosor,[k] rey de Babilonia, les quebró los huesos».
18 Por lo tanto, esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales,
    Dios de Israel:
«Ahora, castigaré al rey de Babilonia y a su tierra
    de la misma manera que castigué al rey de Asiria.
19 Traeré a Israel de regreso a su hogar, a su propia tierra,
    para comer en los campos de Carmelo y Basán,
y para quedar saciado una vez más
    en la zona montañosa de Efraín y Galaad.
20 En esos días—dice el Señor—,
    no se encontrará pecado en Israel ni en Judá,
    porque perdonaré al remanente que yo guarde.

Juicio de Dios sobre Babilonia

21 »Mis guerreros, suban contra la tierra de Merataim
    y contra la gente de Pecod.
Persíganlos, mátenlos y destrúyanlos por completo[l]
    como les he ordenado—dice el Señor—.
22 Que en la tierra se escuche el grito de guerra,
    un clamor de gran destrucción.
23 Babilonia, el martillo más poderoso de toda la tierra,
    queda roto y hecho pedazos.
    ¡Babilonia queda desolada entre las naciones!
24 Escucha, Babilonia, porque te tendí una trampa.
    Estás atrapada porque luchaste contra el Señor.
25 El Señor abrió su arsenal
    y sacó armas para desahogar su furor.
El terror que caiga sobre los babilonios
    será la obra del Señor Soberano de los Ejércitos Celestiales.
26 Sí, vengan contra ella desde tierras lejanas
    y abran sus graneros.
Aplasten sus muros y sus casas, y conviértanlos en montones de escombros.
    ¡Destrúyanla por completo y no dejen nada!
27 Maten incluso a sus becerros;
    ¡para ellos también será terrible!
¡Masácrenlos a todos!
    Pues ha llegado el día del juicio a Babilonia.
28 Escuchen a la gente que escapó de Babilonia
    mientras cuentan en Jerusalén
cómo el Señor nuestro Dios se vengó
    de los que destruyeron su templo.

29 »Manden llamar a los arqueros para que vengan a Babilonia.
    Rodeen la ciudad para que nadie escape.
Háganle lo mismo que ella les hizo a otros,
    porque desafió al Señor, el Santo de Israel.
30 Sus jóvenes caerán en las calles y morirán.
    Todos sus soldados serán matados»,
    dice el Señor.

31 «Mira, pueblo arrogante, yo soy tu enemigo
    —dice el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales—.
Ha llegado el día de tu juicio,
    el día en que te castigaré.
32 Oh tierra de arrogancia, tropezarás y caerás,
    y nadie te levantará.
Pues encenderé un fuego en las ciudades de Babilonia
    que consumirá todo a su alrededor».

33 Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales:
«Los pueblos de Israel y de Judá han sido agraviados.
    Sus captores los retienen y se niegan a soltarlos.
34 Pero el que los redime es fuerte.
    Su nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales.
Él los defenderá
    y nuevamente les dará descanso en Israel.
¡Pero para la gente de Babilonia
    no habrá descanso!

35 »La espada destructora golpeará a los babilonios
    —dice el Señor—.
Golpeará al pueblo de Babilonia,
    también a sus funcionarios y a sus hombres sabios.
36 La espada golpeará a sus sabios consejeros
    y se volverán necios.
La espada golpeará a sus guerreros más poderosos
    y el pánico se apoderará de ellos.
37 La espada golpeará sus caballos, sus carros de guerra
    y a sus aliados de otras tierras,
    y todos se volverán como mujeres.
La espada golpeará sus tesoros
    y todos serán saqueados.
38 Una sequía[m] afectará el suministro de agua
    y hará que se seque.
¿Y por qué? Porque toda la tierra está llena de ídolos
    y la gente está locamente enamorada de ellos.

39 »Pronto Babilonia será habitada por hienas y animales del desierto.
    Será un hogar de búhos.
Nunca más vivirá gente allí;
    quedará desolada para siempre.
40 La destruiré tal como yo destruí[n] a Sodoma, a Gomorra
    y a sus ciudades vecinas—dice el Señor—.
Nadie vivirá allí;
    nadie la habitará.

41 »¡Miren! Un gran ejército viene del norte.
    Desde tierras lejanas se están levantando contra ti
    una gran nación y muchos reyes.
42 Están armados con arcos y lanzas.
    Son crueles y no tienen compasión de nadie.
Cuando avanzan sobre sus caballos
    se oyen como el rugido del mar.
Vienen en formación de batalla
    con planes de destruirte, Babilonia.
43 El rey de Babilonia ha oído informes acerca del enemigo
    y tiembla de miedo.
Se apoderaron de él punzadas de angustia
    como a una mujer en trabajo de parto.

44 »Vendré como un león que sale de los matorrales del Jordán
    y atacaré las ovejas en los pastos.
Expulsaré a Babilonia de su tierra
    y nombraré al líder que yo escoja.
Pues, ¿quién es como yo y quién puede desafiarme?
    ¿Qué gobernante puede oponerse a mi voluntad?».

45 Escuchen los planes que tiene el Señor contra Babilonia
    y contra la tierra de los babilonios.
Aun sus hijos pequeños serán arrastrados como ovejas
    y sus casas serán destruidas.
46 La tierra temblará con el grito: «¡Babilonia ha sido tomada!».
    Su grito de desesperación se oirá en todo el mundo.

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