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Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
Jeremías 42-45

Mensaje a Johanán

42 Todos los oficiales militares y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, junto con Johanán hijo de Careaj, Jezanías hijo de Osaías, fueron y le dijeron al profeta Jeremías:

«Acepta ahora nuestra súplica, y ruega al Señor tu Dios por nosotros, por todo este remanente. Como puedes ver, éramos muchos y sólo hemos quedado unos pocos. Pide al Señor tu Dios que nos muestre el camino que debemos seguir, y qué es lo que debemos hacer.»

El profeta Jeremías les dijo:

«Los he escuchado y, tal y como me lo han pedido, voy a orar al Señor su Dios. Todo lo que el Señor les responda, yo se lo diré a ustedes. No les ocultaré una sola palabra.»

Ellos le dijeron a Jeremías:

«Que el Señor sea testigo fiel y verdadero entre nosotros, si acaso no cumplimos con todo lo que, por tu conducto, el Señor tu Dios nos mande hacer. Nosotros obedeceremos a la voz del Señor nuestro Dios, a quien te hemos pedido suplicarle. Sea bueno o sea malo, obedeceremos a la voz del Señor nuestro Dios, para que nos vaya bien.»

Diez días después, sucedió que la palabra del Señor vino a Jeremías. Entonces llamó a Johanán hijo de Careaj y a todos los oficiales militares que estaban con él, lo mismo que a todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, y les dijo:

«Así ha dicho el Señor y Dios de Israel, ante quien me pidieron presentar sus ruegos. 10 Si ustedes deciden quedarse en esta tierra, él los levantará y no volverá a destruirlos; los plantará, y no volverá a arrancarlos. El Señor lamenta mucho haberles causado tanto daño. 11 Ustedes tienen miedo de la presencia del rey de Babilonia, pero no hay razón de que le teman, porque el Señor está con ustedes para salvarlos y librarlos de sus manos.

—Palabra del Señor.

12 »El Señor tendrá compasión de ustedes, y hará que también el rey de Babilonia se compadezca de ustedes, para que puedan volver a su tierra. 13 Pero si ustedes deciden no habitar este país, y por lo tanto no obedecer a la voz del Señor su Dios, 14 sino que deciden emigrar a Egipto y quedarse a vivir allá, donde creen que no sabrán nada de guerras, ni oirán sonido de trompetas, ni padecerán hambre, 15 escuchen ustedes, remanente de Judá, la palabra del Señor. Así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “Si ustedes deciden emigrar a Egipto, y se internan para vivir allá, 16 va a suceder que la espada que tanto temen los alcanzará allá, en la tierra de Egipto, y el hambre que tanto temen, también los alcanzará allá, en Egipto, y allí morirán. 17 Todos los que decidan emigrar a Egipto y quedarse a vivir allá, morirán por causa de la espada, el hambre y la peste; ni uno solo de ellos quedará con vida, ni podrá escapar del mal que traeré sobre ellos.”

18 »Porque así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “Así como mi enojo y mi ira se derramaron sobre los habitantes de Jerusalén, así también se derramará mi ira sobre ustedes, cuando entren en Egipto. Serán motivo de imprecaciones y de espanto, de maldiciones y de afrentas, y no volverán a ver este lugar.”

19 »El Señor ha hablado acerca de ustedes, remanente de Judá. No vayan a Egipto. Queden advertidos de lo que hoy les digo. 20 Ustedes están poniendo en peligro su vida, pues ustedes mismos me enviaron a suplicarle al Señor su Dios, a rogarle que les diera a conocer lo que él quiere que hagan, y se comprometieron a obedecerlo. 21 En este día les he dado a conocer su palabra, y ustedes no han obedecido a la voz del Señor su Dios, ni a nada de lo que él me envió a decirles. 22 Sepan, pues, que allí donde ustedes decidieron emigrar para vivir, allí morirán por la espada, el hambre y la peste.»

La emigración a Egipto

43 En cuanto Jeremías terminó de comunicar al pueblo todas las palabras por las que el Señor su Dios lo había enviado a hablar con ellos, tanto Azarías hijo de Osaías y Johanán hijo de Careaj como otros insolentes le dijeron a Jeremías:

«¡Lo que dices es una mentira! El Señor nuestro Dios no te ha enviado a decirnos que no vayamos a vivir en Egipto. Es Baruc hijo de Nerías quien te incita contra nosotros, para entregarnos en manos de los caldeos, y matarnos y hacer que nos lleven cautivos a Babilonia.»

Así que Johanán hijo de Careaj no hizo caso a esta advertencia del Señor para que se quedaran en la tierra de Judá, ni tampoco ninguno de los oficiales militares, ni nadie entre el pueblo. Más bien, Johanán hijo de Careaj y todos los oficiales militares tomaron a todos los sobrevivientes de Judá que habían regresado de todas las naciones por las que habían sido dispersados y que querían vivir en tierra de Judá, es decir, a todos los que Nabuzaradán, el capitán de la guardia, había dejado con Gedalías hijo de Ajicán, hijo de Safán (hombres, mujeres y niños, las hijas del rey, el profeta Jeremías y Baruc hijo de Nerías), y se internaron en Egipto,(A) en desobediencia a la voz del Señor. Y así llegaron a Tafnes.

Allí en Tafnes, la palabra del Señor vino a Jeremías, y le dijo:

«Ve a la entrada del palacio del faraón en Tafnes, y allí toma unas piedras grandes y entiérralas en el pavimento, y cúbrelas luego con barro, a la vista de los hombres de Judá. 10 Y diles de mi parte: “Yo, el Señor de los ejércitos y Dios de Israel declaro que voy a traer hasta este lugar a mi siervo, el rey Nabucodonosor de Babilonia. Sobre estas piedras que Jeremías ha enterrado pondré su trono, y él extenderá su pabellón. 11 Porque Nabucodonosor vendrá y atacará a Egipto. Unos morirán porque tenían que morir, otros serán llevados cautivos, y otros más morirán a filo de espada. 12 Y le prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto, y a sus dioses los llevará al cautiverio. Arrasará con la tierra de Egipto, como cuando el pastor limpia su capa, y luego saldrá del país en paz. 13 Además, despedazará las estatuas de Bet Semes y les prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto.”»

Jeremías profetiza a los judíos en Egipto

44 Jeremías recibió un mensaje acerca de todos los judíos que vivían en Migdol, Tafnes, Menfis y Patros, en la tierra de Egipto. Éste fue el mensaje:

«Así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “Ustedes han visto todo el mal que traje sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá. Como pueden ver, hoy se encuentran asoladas y no hay quien habite en ellas. Esto sucedió por la maldad que ellos cometieron, la cual provocó mi enojo, pues se fueron a ofrecer incienso y a honrar a dioses ajenos, dioses que ni ellos ni ustedes ni sus padres habían conocido. Una y otra vez envié a todos mis siervos, los profetas, para que les dijeran que no hicieran lo que yo detesto y me es tan repugnante. Pero ellos no me hicieron caso ni oyeron ni se apartaron de su maldad, ni tampoco dejaron de ofrecer incienso a dioses ajenos. Por eso ya no pude contener mi ira, y mi furor se derramó sobre las ciudades de Judá y por las calles de Jerusalén, las cuales quedaron destruidas y abandonadas hasta el día de hoy.”

»Ahora, pues, así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “¿Por qué cometen tan grande mal contra ustedes mismos? ¿Por qué han de ser borrados de entre Judá hombres y mujeres, jóvenes y niños de pecho, sin que les quede un sólo sobreviviente? ¿Por qué me hacen enojar con las obras de sus manos y ofrecen incienso a dioses ajenos en Egipto, adonde han llegado para vivir? ¿Por qué quieren ser eliminados y acabar siendo motivo de maldición y de oprobio a todas las naciones de la tierra? ¿Se han olvidado ya de las maldades de sus padres, las cuales cometieron en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén? ¿O de las maldades de los reyes de Judá y de sus mujeres? 10 Hasta el día de hoy, ustedes no se han humillado ni han mostrado temor de mí. Tampoco han caminado en mi ley ni en mis estatutos, los cuales les expuse a ustedes y a sus padres.”

11 »Por tanto, así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “Para mal de ustedes, y para la destrucción de todo Judá, voy a darles la espalda. 12 A los sobrevivientes de Judá, esos que decidieron emigrar a Egipto para establecerse allí, en Egipto serán destruidos por completo. Morirán a filo de espada, o consumidos por el hambre. Desde el menor hasta el mayor, morirán a filo de espada, o de hambre, y serán objeto de execración y espanto, de maldición y oprobio. 13 Yo castigaré a los que viven en Egipto como antes castigué a los de Jerusalén: ¡con la espada, el hambre y la peste! 14 De los sobrevivientes de Judá que se internaron en Egipto para vivir allá, no habrá uno solo que escape. Ninguno de ellos quedará con vida para volver a la tierra de Judá, tierra por la cual suspiran y quisieran habitar. Sólo volverán unos cuantos fugitivos.”»

15 Todos los que sabían que sus mujeres habían ofrecido incienso a dioses ajenos, y toda la gran concurrencia de mujeres allí presentes, y todo el pueblo que vivía en Patros, en Egipto, le respondieron a Jeremías:

16 «Tú dices que nos has hablado en nombre del Señor, pero no vamos a hacerte caso. 17 Más bien, vamos a cumplir con la promesa que hemos hecho, de ofrecer incienso a la reina del cielo y derramar libaciones en su honor, como lo hemos hecho nosotros y lo hicieron nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén. Porque entonces teníamos abundancia de pan, y vivíamos alegres, y no sufrimos ninguna calamidad. 18 En cambio, desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta todo. ¡O nos matan a filo de espada, o nos morimos de hambre!»

19 Las mujeres dijeron:

«Cuando nosotras ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos libaciones, o cuando le hicimos tortas para rendirle culto, ¿acaso lo hicimos sin el consentimiento de nuestros maridos?»

20 Jeremías dijo entonces a todo el pueblo, es decir, a todos los hombres y mujeres que le habían respondido:

21 «¿Y acaso el Señor no se acuerda? ¿Acaso no tiene presente en su memoria el incienso que ustedes y sus padres, y sus reyes y príncipes, y el pueblo de la tierra ofrecieron en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 22 Pero por causa de sus malas obras y de sus hechos repugnantes el Señor no pudo soportarlo más. Por eso su tierra quedó hecha un desierto, un motivo de espanto y de maldición, por eso se quedó deshabitada, como lo está hoy. 23 Y es que ustedes ofrecieron incienso y pecaron contra el Señor. No obedecieron su voz ni siguieron su ley ni sus estatutos y testimonios. Por eso hasta el día de hoy les ha sobrevenido este mal.»

24 Jeremías dijo también a todo el pueblo, y a todas las mujeres:

«Ustedes, gente de Judá que están en tierra de Egipto, oigan la palabra del Señor. 25 Así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: “Ustedes y sus mujeres lo han dicho con la boca, y lo han cumplido con las manos. Se han comprometido a cumplir sus votos de ofrecer incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones. Pues bien, ¡confirmen sus votos, y pónganlos por obra!” 26 Ahora escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, gente de Judá que habita en Egipto. El Señor ha dicho: “Juro por mi gran nombre, que nunca más nadie de Judá invocará mi nombre en Egipto. Nadie volverá a decir ‘¡Vive el Señor!’ 27 Yo los estoy vigilando, para su mal y no para su bien. Todos los hombres de Judá que ahora están en Egipto serán exterminados por la espada o por el hambre, hasta que perezcan por completo. 28 Los pocos sobrevivientes de Judá que han emigrado a Egipto, y que logren escapar de la espada, volverán de Egipto a Judá, y entonces sabrán la palabra de quién se cumplió, si la mía, o la de ellos. 29 Y para que sepan que mis palabras ciertamente permanecerán, para mal de ustedes, voy a darles una señal de que los castigaré en este lugar.”»

—Palabra del Señor.

30 Así ha dicho el Señor:

«Voy a entregar en manos de sus enemigos al faraón Jofra, rey de Egipto. Voy a entregarlo en manos de los que quieren matarlo, así como entregué al rey Sedequías de Judá en manos de su enemigo Nabucodonosor, el rey de Babilonia,(B) que también quería matarlo.»

Mensaje de Jeremías a Baruc

45 En el año cuarto del reinado de Joacín(C) hijo de Josías en Judá, el profeta Jeremías le dio este mensaje a Baruc hijo de Nerías, para que éste lo escribiera en un rollo de cuero. Esto fue lo que Jeremías le dictó:

«Así ha dicho el Señor Dios de Israel: “Tú, Baruc, te has quejado de que yo, el Señor, he añadido tristeza a tu dolor. Dices estar fatigado de tanto gemir, y que no has hallado reposo. Pero yo, el Señor, te digo que puedo destruir lo que antes construí, y también arrancar lo que antes planté, es decir, toda esta tierra. No busques para ti grandes cosas, porque yo voy a traer el mal sobre la humanidad entera. Pero a ti te dejaré escapar con vida por dondequiera que vayas. Tu vida será tu botín de guerra.”»

—Palabra del Señor.

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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