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Nueva Traducción Viviente (NTV)
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Jeremías 18-22

El alfarero y el barro

18 El Señor le dio otro mensaje a Jeremías: «Baja al taller del alfarero y allí te hablaré». Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno; pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo.

Después el Señor me dio este mensaje: «¡Oh, Israel! ¿No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? De la misma manera que el barro está en manos del alfarero, así estás en mis manos. Si anuncio que voy a desarraigar, a derribar y a destruir a cierta nación o a cierto reino, pero luego esa nación renuncia a sus malos caminos, no la destruiré como lo había planeado. Y si anuncio que plantaré y edificaré a cierta nación o a cierto reino, 10 pero después esa nación hace lo malo y se niega a obedecerme, no la bendeciré como dije que lo haría.

11 »Por lo tanto, Jeremías, advierte a todo Judá y a Jerusalén y diles: “Esto dice el Señor: ‘En vez de algo bueno, les tengo preparado un desastre. Así que cada uno de ustedes abandone sus malos caminos y haga lo correcto’”».

12 Sin embargo, el pueblo respondió: «No gastes saliva. Continuaremos viviendo como se nos antoja y con terquedad seguiremos nuestros propios malos deseos».

13 Así que esto dice el Señor:

«¿Acaso alguien ha oído semejante cosa,
    aun entre las naciones paganas?
¡Israel, mi hija virgen,
    ha hecho algo terrible!
14 ¿Acaso la nieve desaparece de las cumbres del Líbano?
    ¿Quedan secos los arroyos helados que fluyen de esas montañas distantes?
15 Pero mi pueblo no es confiable, porque me ha abandonado;
    quema incienso a ídolos inútiles.
Tropezó y salió de los caminos antiguos
    y anduvo por senderos llenos de lodo.
16 Por lo tanto, su tierra quedará desolada;
    será un monumento a su necedad.
Todos los que pasen por allí quedarán pasmados
    y menearán la cabeza con asombro.
17 Como el viento del oriente desparrama el polvo,
    así esparciré a mi pueblo delante de sus enemigos.
Cuando tengan dificultades, les daré la espalda
    y no prestaré atención a su aflicción».

Complot contra Jeremías

18 Entonces el pueblo dijo: «Vengan, busquemos la manera de detener a Jeremías. Ya tenemos suficientes sacerdotes, sabios y profetas. No necesitamos que él enseñe la palabra ni que nos dé consejos ni profecías. Hagamos correr rumores acerca de él y no hagamos caso a lo que dice».

19 Señor, ¡óyeme y ayúdame!
    Escucha lo que dicen mis enemigos.
20 ¿Deben pagar mal por bien?
    Han cavado una fosa para matarme,
aunque intercedí por ellos
    y traté de protegerlos de tu enojo.
21 ¡Así que deja que sus hijos se mueran de hambre!
    ¡Deja que mueran a espada!
Que sus esposas se conviertan en viudas, sin hijos.
    ¡Que sus ancianos se mueran por una plaga
    y que sus jóvenes sean muertos en batalla!
22 Que se escuchen gritos de dolor desde sus casas
    cuando los guerreros caigan súbitamente sobre ellos.
Pues han cavado una fosa para mí
    y han escondido trampas a lo largo de mi camino.
23 Señor, tú conoces todos sus planes para matarme.
    No perdones sus crímenes ni borres sus pecados;
que caigan muertos ante ti.
    En tu enojo encárgate de ellos.

La vasija de Jeremías hecha pedazos

19 Esto me dijo el Señor: «Ve y compra una vasija de barro. Después pide a algunos de los líderes de tu pueblo y a los sacerdotes que te sigan. Vete por la puerta de las Ollas Rotas al basurero en el valle de Ben-hinom, y dales este mensaje. Diles: “¡Reyes de Judá y ciudadanos de Jerusalén, escuchen este mensaje del Señor! Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ‘¡Traeré un terrible desastre a este lugar, y a los que se enteren les zumbarán los oídos!

»”’Pues Israel me ha abandonado y convirtió este valle en un lugar de maldad. La gente quema incienso a dioses ajenos, ídolos nunca antes conocidos por esta generación ni por sus antepasados ni por los reyes de Judá. Y han llenado este lugar de sangre de niños inocentes. Han construido altares paganos a Baal y allí queman a sus hijos en sacrificio a Baal. Jamás ordené un acto tan horrendo; ¡ni siquiera me pasó por la mente ordenar semejante cosa! Así que, ¡atención! Se acerca la hora, dice el Señor, cuando ese basurero ya no será llamado más Tofet ni valle de Ben-hinom, sino valle de la Matanza.

»”’Trastornaré los planes cuidadosos de Judá y Jerusalén. Dejaré que los ejércitos invasores masacren a la gente y dejaré los cadáveres como comida para los buitres y los animales salvajes. Reduciré a ruinas a Jerusalén, y así la haré un monumento a su necedad. Todos los que pasen por allí quedarán horrorizados y darán un grito ahogado a causa de la destrucción que verán. Me ocuparé de que sus enemigos sitien la ciudad hasta que no haya más comida. Entonces los que queden atrapados adentro se comerán a sus hijos, a sus hijas y a sus amigos. Caerán en una profunda desesperación’”.

10 »Jeremías, rompe en pedazos a la vista de estos hombres la vasija que trajiste. 11 Luego diles: “Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: ‘Así como esta vasija está hecha pedazos, así haré pedazos a la gente de Judá y de Jerusalén, de tal manera que no habrá esperanza de reparación. Enterrarán a sus muertos aquí en Tofet, el basurero, hasta que ya no haya más lugar. 12 Esto le haré a este lugar y a su gente, dice el Señor. Haré que esta ciudad sea profanada como Tofet. 13 Efectivamente, todas las casas de Jerusalén—incluso el palacio de los reyes de Judá—quedarán como Tofet, es decir, todas las casas donde quemaron incienso en las azoteas en honor a los astros como si fueran dioses o donde derramaron ofrendas líquidas a sus ídolos’”».

14 Después de transmitir el mensaje, Jeremías regresó de Tofet, el basurero, y se detuvo frente al templo del Señor. Allí le dijo a la gente: 15 «Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Traeré desastre sobre esta ciudad y las aldeas vecinas como lo prometí, porque tercamente se negaron a escucharme”».

Jeremías y Pasur

20 Ahora bien, Pasur, hijo de Imer, el sacerdote encargado del templo del Señor, oyó lo que Jeremías profetizaba. Así que arrestó al profeta Jeremías, ordenó que lo azotaran y que lo pusieran en el cepo junto a la puerta de Benjamín, en el templo del Señor.

Al día siguiente, cuando al fin Pasur lo puso en libertad, Jeremías dijo: «Pasur, el Señor te ha cambiado el nombre. De ahora en adelante serás llamado “El hombre que vive aterrorizado”[a]. Pues esto dice el Señor: “Enviaré terror sobre ti y todos tus amigos y verás cuando sean masacrados por las espadas del enemigo. Entregaré al pueblo de Judá en manos del rey de Babilonia. Él los llevará cautivos a Babilonia o los traspasará con la espada; y dejaré que tus enemigos saqueen a Jerusalén. Todos los tesoros famosos de la ciudad—las joyas preciosas, el oro y la plata de tus reyes—serán llevados a Babilonia. En cuanto a ti, Pasur, tú y todos los de tu casa irán cautivos a Babilonia. Allí morirán y serán enterrados, tú y todos tus amigos, a quienes profetizaste que todo iría bien”».

Queja de Jeremías

Oh Señor, me engañaste,
    y yo me dejé engañar.
Eres más fuerte que yo,
    y me dominaste.
Ahora soy objeto de burla todos los días;
    todos se ríen de mí.
Cuando hablo, me brotan las palabras.
    Grito: «¡Violencia y destrucción!».
Así que estos mensajes del Señor
    me han convertido en objeto de burla.
Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor
    o que nunca más hablaré en su nombre,
su palabra arde en mi corazón como fuego.
    ¡Es como fuego en mis huesos!
¡Estoy agotado tratando de contenerla!
    ¡No puedo hacerlo!
10 He oído los muchos rumores acerca de mí.
    Me llaman «El hombre que vive aterrorizado».
Me amenazan diciendo: «Si dices algo te denunciaremos».
    Aun mis viejos amigos me vigilan,
    esperando que cometa algún error fatal.
«Caerá en su propia trampa—dicen—,
    entonces nos vengaremos de él».

11 No obstante, el Señor está a mi lado como un gran guerrero;
    ante él mis perseguidores caerán.
    No pueden derrotarme.
Fracasarán y serán totalmente humillados;
    nunca se olvidará su deshonra.
12 Oh Señor de los Ejércitos Celestiales,
tú pruebas a los justos
    y examinas los secretos y los pensamientos más profundos.
Permíteme ver tu venganza contra ellos,
    porque a ti he encomendado mi causa.
13 ¡Canten al Señor!
    ¡Alaben al Señor!
Pues al pobre y al necesitado
    los ha rescatado de sus opresores.

14 ¡Sin embargo, maldigo el día en que nací!
    Que nadie celebre el día de mi nacimiento.
15 Maldigo al mensajero que le dijo a mi padre:
    «¡Buenas noticias! ¡Es un varón!».
16 Que lo destruyan como a las ciudades de la antigüedad
    que el Señor derribó sin misericordia.
Asústenlo todo el día con gritos de batalla,
17     porque no me mató al nacer.
¡Oh, si tan solo hubiera muerto en el vientre de mi madre,
    si su cuerpo hubiera sido mi tumba!
18 ¿Por qué habré nacido?
    Mi vida entera se ha llenado
    de dificultades, de dolor y de vergüenza.

No hay escapatoria de Babilonia

21 El Señor habló por medio de Jeremías cuando el rey Sedequías envió a Pasur, hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maaseías, para hablar con el profeta. Le suplicaron:

—Por favor, habla al Señor por nosotros y pídele que nos ayude. El rey Nabucodonosor[b] está atacando a Judá. Quizá el Señor sea misericordioso y haga un poderoso milagro como lo ha hecho en el pasado. Tal vez obligue a Nabucodonosor a que retire sus ejércitos.

Jeremías respondió:

—Regresen al rey Sedequías y díganle: “Esto dice el Señor, Dios de Israel: ‘Haré que tus armas no sirvan contra el rey de Babilonia ni contra los babilonios[c] que te atacan fuera de tus murallas. Es más, traeré a tus enemigos al mismo corazón de la ciudad. Yo mismo pelearé contra ti con mano fuerte y brazo poderoso porque estoy muy enojado. ¡Me has puesto furioso! Enviaré una plaga terrible sobre esta ciudad y morirán tanto la gente como los animales. Después de todo eso, dice el Señor, entregaré al rey Sedequías, a sus funcionarios y a todo el que en la ciudad sobreviva a la enfermedad, a la guerra y al hambre, en manos del rey Nabucodonosor de Babilonia y de sus otros enemigos. Él los masacrará y no les mostrará misericordia, piedad o compasión’”.

»Dile a todo el pueblo: “Esto dice el Señor: ‘¡Elijan entre la vida y la muerte! Todo el que permanezca en Jerusalén morirá por guerra, enfermedad o hambre, pero aquellos que salgan y se entreguen a los babilonios vivirán. ¡Su recompensa será la vida! 10 Pues he decidido traer desastre y no bien a esta ciudad, dice el Señor. Será entregada al rey de Babilonia, quien la reducirá a cenizas’”.

Juicio contra los reyes de Judá

11 »Dile a la familia real de Judá: “¡Escuchen el mensaje del Señor! 12 Esto dice el Señor a la dinastía de David:

»”¡Hagan justicia cada mañana al pueblo que ustedes juzgan!
    Ayuden a los que han sufrido robos;
    rescátenlos de sus opresores.
De lo contrario, mi enojo arderá como fuego insaciable
    debido a todos sus pecados.
13 Yo pelearé personalmente contra el pueblo en Jerusalén,
    esa poderosa fortaleza,
contra el pueblo que se jacta: ‘Nadie puede tocarnos aquí;
    nadie puede entrar aquí’.
14 Y yo mismo los castigaré por ser tan pecadores,
    dice el Señor.
Prenderé fuego a sus bosques
    y ese fuego incendiará todo a su alrededor”.

Mensaje a los reyes de Judá

22 Esto me dijo el Señor: «Ve y habla directamente al rey de Judá. Dile: “Rey de Judá, tú que te sientas en el trono de David, escucha el mensaje del Señor. Deja que tus ayudantes y tu pueblo también escuchen. Esto dice el Señor: ‘Sean imparciales y justos. ¡Hagan lo que es correcto! Ayuden a quienes han sufrido robos; rescátenlos de sus opresores. ¡Abandonen sus malas acciones! No maltraten a los extranjeros, ni a los huérfanos ni a las viudas. ¡Dejen de matar al inocente! Si me obedecen, siempre habrá un descendiente de David sentado en el trono aquí en Jerusalén. El rey entrará por las puertas del palacio en carros y a caballo, con su corte de ayudantes y súbditos. Sin embargo, si rehúsan prestar atención a esta advertencia, les juro por mi propio nombre, dice el Señor, que este palacio se convertirá en un montón de escombros’”».

Mensaje referente al palacio

Ahora bien, esto dice el Señor con respecto al palacio real de Judá:

«Te amo tanto como a la fructífera Galaad
    y como a los verdes bosques del Líbano.
Pero te convertiré en un desierto
    y nadie vivirá dentro de tus muros.
Citaré a obreros de demolición,
    los cuales sacarán sus herramientas para desmantelarte.
Arrancarán todas tus selectas vigas de cedro
    y las echarán al fuego.

»Gente de muchas naciones pasará por las ruinas de la ciudad y se dirán el uno al otro: “¿Por qué habrá destruido el Señor esta gran ciudad?”. Y la contestación será: “Porque violaron su pacto con el Señor su Dios al rendir culto a otros dioses”».

Mensaje acerca de Joacaz

10 No lloren por el rey muerto ni lamenten su pérdida.
    ¡En cambio, lloren por el rey cautivo que se llevan al exilio,
    porque nunca más volverá para ver su tierra natal!

11 Pues esto dice el Señor acerca de Joacaz,[d] quien sucedió en el trono a su padre, el rey Josías, y fue llevado cautivo: «Él nunca regresará. 12 Morirá en una tierra lejana y nunca más verá su propio país».

Mensaje acerca de Joacim

13 Y el Señor dice: «¡Qué aflicción le espera a Joacim,[e]
    que edifica su palacio con trabajo forzado[f]!
Construye las paredes a base de injusticia,
    porque obliga a sus vecinos a trabajar,
    y no les paga por su trabajo.
14 Dice: “Construiré un palacio magnífico
    con habitaciones enormes y muchas ventanas.
Lo revestiré con cedro fragante
    y lo pintaré de un rojo agradable”.
15 ¡Pero un hermoso palacio de cedro no hace a un gran rey!
    Josías, tu padre, también tenía mucha comida y bebida;
pero él era justo y recto en todo lo que hacía.
    Por esa razón Dios lo bendijo.
16 Hizo justicia al pobre y al necesitado y los ayudó,
    y le fue bien en todo.
¿No es eso lo que significa conocerme?
    —dice el Señor—.
17 ¡Pero tú, solo tienes ojos para la avaricia y la deshonestidad!
    Asesinas al inocente,
    oprimes al pobre y reinas sin piedad».

18 Por lo tanto, esto dice el Señor acerca de Joacim, hijo del rey Josías:

«El pueblo no llorará por él, lamentándose entre sí:
    “¡Ay, mi hermano! ¡Ay, mi hermana!”.
Sus súbditos no llorarán por él, lamentando:
    “¡Ay, nuestro amo ha muerto! ¡Ay, su esplendor se ha ido!”.
19 Será enterrado como un burro muerto:
    ¡arrastrado fuera de Jerusalén y arrojado fuera de las puertas!
20 Llora por tus aliados en el Líbano;
    grita por ellos en Basán.
Búscalos en las regiones al oriente del río.[g]
    Mira, todos han sido destruidos.
    No quedó nadie para ayudarte.
21 Te lo advertí cuando eras próspero,
    pero respondiste: “¡No me fastidies!”.
Has sido así desde tu niñez;
    ¡nunca me obedeces!
22 Y ahora a tus aliados se los llevará el viento.
    Todos tus amigos serán llevados cautivos.
    Seguramente para entonces verás tu maldad y te avergonzarás.
23 Puede que sea lindo vivir en un palacio magnífico,
    recubierto con madera de cedros del Líbano,
pero pronto gemirás con punzadas de angustia,
    angustia como la de una mujer con dolores de parto.

Mensaje a Joaquín

24 »Tan cierto como que yo vivo—dice el Señor—, te abandonaré, Joaquín,[h] hijo de Joacim, rey de Judá. Aunque fueras el anillo con mi sello oficial en mi mano derecha, te arrancaría. 25 Te entregaré a los que buscan matarte—a los que tanto temes—al rey Nabucodonosor[i] de Babilonia y al poderoso ejército babilónico.[j] 26 Te expulsaré de esta tierra, a ti y a tu madre, y morirás en un país extranjero, no en tu tierra natal. 27 Nunca regresarás a la tierra que añoras.

28 »¿Por qué es este hombre, Joaquín, como una vasija desechada y rota?
    ¿Por qué serán él y sus hijos exiliados al extranjero?
29 ¡Oh tierra, tierra, tierra!
    ¡Escucha este mensaje del Señor!
30 Esto dice el Señor:
“Que conste en acta que este hombre, Joaquín, no tuvo hijos.
    Él es un fracasado,
porque no tendrá hijos que le sucedan en el trono de David
    para gobernar a Judá”.

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