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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Isaías 5-8

Un canto acerca de la viña del Señor

Ahora cantaré para aquel a quien amo
    un canto acerca de su viña.
Mi amado tenía una viña
    en una colina rica y fértil.
Aró la tierra, le quitó las piedras
    y sembró en ella las mejores vides.
En medio de su viña construyó una torre de vigilancia
    y talló un lagar en las rocas cercanas.
Luego esperó una cosecha de uvas dulces,
    pero las uvas que crecieron eran amargas.

Ahora ustedes, pueblo de Jerusalén y de Judá,
    juzguen entre mi viña y yo.
¿Qué más podría hacer por mi viña,
    que no haya hecho ya?
¿Por qué, cuando esperaba uvas dulces,
    mi viña me dio uvas amargas?

Déjenme decirles ahora
    lo que haré con mi viña:
echaré abajo sus cercos
    y dejaré que se destruya.
Derrumbaré sus muros
    y dejaré que los animales la pisoteen.
La convertiré en un lugar silvestre
    donde no se podan las vides ni se remueve la tierra,
    un lugar cubierto de cardos y espinos.
Ordenaré a las nubes
    que no dejen caer la lluvia sobre ella.

La nación de Israel es la viña del Señor de los Ejércitos Celestiales.
    El pueblo de Judá es su agradable huerto.
Él esperaba una cosecha de justicia,
    pero, en cambio, encontró opresión.
Esperaba encontrar rectitud,
    pero, en cambio, oyó gritos de violencia.

Culpa de Judá y su juicio

¡Qué aflicción para ustedes que se apropian de una casa tras otra y de un campo tras otro
    hasta que todos queden desalojados y ustedes vivan solos en la tierra!
Pero yo he oído al Señor de los Ejércitos Celestiales
    hacer un juramento solemne:
«Muchas casas quedarán abandonadas;
    hasta mansiones hermosas estarán vacías.
10 Cuatro hectáreas[a] de viñedo no producirán ni veintiún litros[b] de vino
    y diez canastas de semilla solo darán una canasta[c] de grano».

11 Qué aflicción para los que se levantan temprano por la mañana
    en busca de un trago de alcohol,
y pasan largas noches bebiendo vino
    hasta tener una fuerte borrachera.
12 Proveen vino y música hermosa para sus grandes fiestas
    —lira y arpa, pandereta y flauta—
pero nunca piensan en el Señor
    ni se dan cuenta de lo que él hace.

13 Por lo tanto, mi pueblo irá al destierro muy lejos
    porque no me conoce.
La gente importante y los que reciben honra se morirán de hambre,
    y la gente común morirá de sed.
14 La tumba[d] se relame de expectativa
    y abre bien grande la boca.
Los importantes y los humildes,
    y la turba de borrachos, todos serán devorados.
15 La humanidad será destruida y la gente derribada;
    hasta los arrogantes bajarán la mirada con humildad.
16 Pero el Señor de los Ejércitos Celestiales será exaltado por su justicia;
    la santidad de Dios se demostrará por su rectitud.
17 En aquel día, los corderos encontrarán buenos pastos,
    y entre las ruinas apacentarán las ovejas engordadas y los cabritos.[e]

18 ¡Qué aflicción para los que arrastran sus pecados
    con sogas hechas de mentiras,
    que arrastran detrás de sí la maldad como si fuera una carreta!
19 Hasta se burlan de Dios diciendo:
    «¡Apresúrate, haz algo!
    Queremos ver lo que puedes hacer.
Que el Santo de Israel lleve a cabo su plan,
    porque queremos saber qué es».

20 ¡Qué aflicción para los que dicen
    que lo malo es bueno y lo bueno es malo,
que la oscuridad es luz y la luz es oscuridad,
    que lo amargo es dulce y lo dulce es amargo!
21 ¡Qué aflicción para los que se creen sabios en su propia opinión
    y se consideran muy inteligentes!
22 ¡Qué aflicción para los que son campeones a la hora de beber vino
    y se jactan de la cantidad de alcohol que pueden tomar!
23 Aceptan sobornos para dejar en libertad a los perversos,
    y castigan a los inocentes.

24 Por lo tanto, así como las lenguas de fuego consumen los rastrojos,
    y la hierba seca se marchita y cae en medio de la llama,
así las raíces de ellos se pudrirán
    y sus flores se marchitarán.
Pues han rechazado la ley del Señor de los Ejércitos Celestiales;
    han despreciado la palabra del Santo de Israel.
25 Por eso el enojo del Señor arde contra su pueblo
    y ha levantado el puño para aplastarlo.
Los montes tiemblan
    y los cadáveres de su pueblo están tirados por las calles como basura.
Pero aun así, el enojo del Señor no está satisfecho.
    ¡Su puño todavía está listo para asestar el golpe!

26 Él enviará una señal a las naciones lejanas
    y llamará con un silbido a los que están en los confines de la tierra;
    ellos irán corriendo a Jerusalén.
27 No se cansarán, ni tropezarán.
    No se detendrán para descansar ni para dormir.
Nadie tendrá flojo el cinturón
    ni rotas las correas de ninguna sandalia.
28 Sus flechas estarán afiladas
    y sus arcos listos para la batalla.
De los cascos de sus caballos saltarán chispas,
    y las ruedas de sus carros de guerra girarán como un torbellino.
29 Rugirán como leones,
    como los más fuertes entre los leones.
Se lanzarán gruñendo sobre sus víctimas y se las llevarán,
    y no habrá nadie para rescatarlas.
30 Rugirán sobre sus víctimas en aquel día de destrucción,
    como el rugido del mar.
Si alguien extiende su mirada por toda la tierra,
    solo verá oscuridad y angustia;
    hasta la luz quedará oscurecida por las nubes.

Purificación y llamado de Isaías

El año en que murió el rey Uzías,[f] vi al Señor sentado en un majestuoso trono, y el borde de su manto llenaba el templo. Lo asistían poderosos serafines, cada uno tenía seis alas. Con dos alas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies y con dos volaban. Se decían unos a otros:

«¡Santo, santo, santo es el Señor de los Ejércitos Celestiales!
    ¡Toda la tierra está llena de su gloria!».

Sus voces sacudían el templo hasta los cimientos, y todo el edificio estaba lleno de humo.

Entonces dije: «¡Todo se ha acabado para mí! Estoy condenado, porque soy un pecador. Tengo labios impuros, y vivo en medio de un pueblo de labios impuros; sin embargo, he visto al Rey, el Señor de los Ejércitos Celestiales».

Entonces uno de los serafines voló hacia mí con un carbón encendido que había tomado del altar con unas tenazas. Con él tocó mis labios y dijo: «¿Ves? Este carbón te ha tocado los labios. Ahora tu culpa ha sido quitada, y tus pecados perdonados».

Después oí que el Señor preguntaba: «¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?».

—Aquí estoy yo—le dije—. Envíame a mí.

Y él me dijo:

—Bien, ve y dile a este pueblo:

“Escuchen con atención, pero no entiendan;
    miren bien, pero no aprendan nada”.
10 Endurece el corazón de este pueblo;
    tápales los oídos y ciérrales los ojos.
De esa forma, no verán con sus ojos,
    ni oirán con sus oídos,
ni comprenderán con su corazón
    para que no se vuelvan a mí en busca de sanidad.[g]

11 Entonces yo dije:

—Señor, ¿cuánto tiempo durará esto?

Y él contestó:

—Hasta que sus ciudades queden vacías,
    sus casas queden desiertas
    y la tierra entera quede seca y baldía;
12 hasta que el Señor haya mandado a todos lejos
    y toda la tierra de Israel quede desierta.
13 Si aún sobrevive una décima parte, un remanente,
    volverá a ser invadida y quemada.
Pero así como el terebinto o el roble dejan un tocón cuando se cortan,
    también el tocón de Israel será una semilla santa.

Mensaje para Acaz

Cuando Acaz, hijo de Jotam y nieto de Uzías, era rey de Judá, Rezín, rey de Aram, y Peka, hijo de Remalías, rey de Israel, salieron para atacar a Jerusalén. Sin embargo, no pudieron llevar a cabo su plan.

A la corte real de Judá había llegado la siguiente noticia: «¡Aram se ha aliado con Israel[h] en contra de nosotros!». Por eso, el corazón del rey y el de su pueblo temblaron de miedo, como tiemblan los árboles en medio de una tormenta.

Entonces el Señor dijo a Isaías: «Toma a tu hijo Sear-jasub[i] y ve al encuentro del rey Acaz. Lo encontrarás al final del acueducto que conduce el agua al estanque superior, cerca del camino que lleva al campo donde se lavan[j] las telas. Dile que deje de preocuparse; que no hay por qué temer a la ira feroz de esos dos tizones apagados que son Rezín, rey de Aram y Peka, hijo de Remalías. Es verdad que los reyes de Aram y de Israel han conspirado contra él diciendo: “Atacaremos a Judá y lo conquistaremos y pertenecerá a nosotros. Después pondremos en el trono de Judá al hijo de Tabeel”. Pero esto dice el Señor Soberano:

»“Esta invasión nunca sucederá,
    nunca se llevará a cabo;
pues Aram no es más fuerte que Damasco, su capital,
    y Damasco no es más fuerte que Rezín, su rey.
En cuanto a Israel, dentro de sesenta y cinco años
    será aplastado y destruido por completo.
Israel no es más fuerte que Samaria, su capital,
    y Samaria no es más fuerte que Peka, hijo de Remalías, su rey.
A menos que ustedes tengan una fe firme,
    no puedo hacer que permanezcan firmes”».

Señal de Emanuel

10 Más tarde, el Señor le envió al rey Acaz el siguiente mensaje: 11 «Acaz, pídele al Señor tu Dios una señal de confirmación. Hazla tan difícil como quieras: tan alta como los cielos o tan profunda como el lugar de los muertos[k]».

12 Pero el rey se negó.

—No—dijo el rey—. No pondré a prueba al Señor así.

13 Entonces Isaías le dijo:

—¡Escuchen bien, ustedes de la familia real de David! ¿Acaso no les basta con agotar la paciencia humana? ¿También tienen que agotar la paciencia de mi Dios? 14 Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen[l] concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”). 15 Cuando ese hijo tenga edad suficiente para escoger lo correcto y rechazar lo malo, estará comiendo yogur[m] y miel. 16 Pues antes de que el niño tenga esa edad, las tierras de los dos reyes que tanto temes quedarán desiertas.

17 »Luego el Señor hará venir sobre ti, sobre tu nación y sobre tu familia, hechos como nunca hubo desde que Israel se separó de Judá. ¡Pondrá al rey de Asiria en tu contra!

18 En ese día, el Señor llamará con un silbido al ejército del sur de Egipto y al ejército de Asiria. Ellos te rodearán como un enjambre de moscas o abejas. 19 Vendrán en inmensas multitudes y se establecerán en las regiones fértiles y también en los valles desolados, en las cuevas y en los lugares llenos de espinos. 20 En ese día, el Señor contratará a una «navaja» procedente del otro lado del río Éufrates[n]—el rey de Asiria—y la usará para afeitarte por completo: tu tierra, tus cosechas y tu pueblo.[o]

21 En ese día, un campesino se considerará afortunado si le quedan una vaca y dos ovejas o cabras. 22 Sin embargo, habrá suficiente leche para todos, porque quedarán muy pocos habitantes en la tierra. Comerán yogur y miel hasta saciarse. 23 En aquel día, los viñedos lozanos que hoy valen mil piezas de plata[p] se convertirán en parcelas llenas de zarzas y espinos. 24 Toda la tierra se convertirá en una gran extensión repleta de zarzas y espinos, en un territorio de cacería lleno de animales salvajes. 25 Nadie irá a las laderas fértiles donde antes crecían los huertos, porque estarán cubiertas de zarzas y de espinos; allí apacentarán el ganado, las ovejas y las cabras.

Futura invasión de los asirios

Luego el Señor me dijo: «Haz un letrero grande y escribe con claridad el siguiente nombre: Maher-salal-has-baz[q]». Les pedí al sacerdote Urías y a Zacarías, hijo de Jeberequías, ambos conocidos como hombres honrados, que fueran testigos de lo que yo hacía.

Después me acosté con mi esposa y ella quedó embarazada, y dio a luz un hijo. Y el Señor me dijo: «Ponle por nombre Maher-salal-has-baz. Pues antes de que este hijo tenga edad suficiente para decir “papá” o “mamá”, el rey de Asiria se llevará la abundancia de Damasco y las riquezas de Samaria».

Entonces el Señor volvió a hablar conmigo y me dijo: «Mi cuidado del pueblo de Judá es como el delicado fluir de las aguas de Siloé, pero ellos lo han rechazado. Se alegran por lo que les sucederá al[r] rey Rezín y al rey Peka.[s] Por lo tanto, el Señor los arrollará con una poderosa inundación del río Éufrates,[t] el rey de Asiria con toda su gloria. La inundación desbordará todos los canales y cubrirá a Judá hasta la barbilla. Extenderá sus alas y sumergirá a tu tierra de un extremo al otro, oh Emanuel.

»Reúnanse, naciones, y llénense de terror.
    Escuchen, todas ustedes, tierras lejanas:
prepárense para la batalla, ¡pero serán aplastadas!
    Sí, prepárense para la batalla, ¡pero serán aplastadas!
10 Convoquen a sus asambleas de guerra, pero no les servirán de nada;
    desarrollen sus estrategias, pero no tendrán éxito,
    ¡porque Dios está con nosotros![u]».

Un llamado a confiar en el Señor

11 El Señor me dio una firme advertencia de no pensar como todos los demás. Me dijo:

12 «No llames conspiración a todo, como hacen ellos,
    ni vivas aterrorizado de lo que a ellos les da miedo.
13 Ten por santo en tu vida al Señor de los Ejércitos Celestiales;
    él es a quien debes temer.
Él es quien te debería hacer temblar.
14     Él te mantendrá seguro.
En cambio, para Israel y Judá
    será una piedra que hace tropezar a muchos,
    una roca que los hace caer.
Y para el pueblo de Jerusalén
    será una red y una trampa.
15 Muchos tropezarán y caerán
    y no volverán a levantarse;
    caerán en la trampa y serán capturados».

16 Preserva las enseñanzas de Dios;
    confía sus instrucciones a quienes me siguen.
17 Yo esperaré al Señor,
    que se ha apartado de los descendientes de Jacob;
    pondré mi esperanza en él.

18 Yo y los hijos que el Señor me ha dado servimos como señales y advertencias a Israel de parte del Señor de los Ejércitos Celestiales, quien habita en su templo en el monte Sion.

19 Tal vez alguien les diga: «Preguntemos a los médiums y a los que consultan los espíritus de los muertos; con sus susurros y balbuceos nos dirán qué debemos hacer». Pero ¿acaso no deberá el pueblo pedirle a Dios que lo guíe? ¿Deberían los vivos buscar orientación de los muertos?

20 ¡Busquen las instrucciones y las enseñanzas de Dios! Quienes contradicen su palabra están en completa oscuridad. 21 Irán de un lugar a otro, fatigados y hambrientos. Y porque tienen hambre, se pondrán furiosos y maldecirán a su rey y a su Dios. Levantarán la mirada al cielo 22 y luego la bajarán a la tierra, pero dondequiera que miren habrá problemas, angustia y una oscura desesperación. Serán lanzados a las tinieblas de afuera.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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