Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Beginning

Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Eclesiastés 1-4

Palabras de Cohélet, hijo de David, rey de Jerusalén.

I.— LAS QUIMERAS DEL SABIO (1,2—2,26)

¡Pura ilusión! —dice Cohélet— ¡Pura ilusión! ¡Todo es ilusión! ¿Qué ganancia saca el ser humano de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?

Prólogo

Las generaciones se suceden,
y la tierra permanece siempre quieta.
El sol sale, el sol se pone
y corre hacia el lugar
de donde volverá a salir.
Sopla al sur y sopla al norte;
y, gira que te gira, el viento
vuelve a reanudar sus giros.
Todos los ríos van al mar,
pero el mar nunca se llena;
del lugar donde los ríos van,
vuelven de nuevo a fluir.
Todas las palabras se agotan,
sin que nadie alcance a decirlas,
ni los ojos se sacian de ver,
ni el oído se harta de oír.
Lo que fue, sucederá;
lo que se hizo, se hará:
nada es nuevo bajo el sol.
10 Y aunque alguien te presente
cualquier cosa como nueva,
¡seguro que ya existió
en los siglos precedentes!
11 No queda memoria del pasado,
mas tampoco el porvenir
dejará memoria alguna
en quienes vengan después.

La experiencia salomónica

12 Yo, Cohélet, he sido rey de Israel en Jerusalén, 13 y me he entregado a buscar y a investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Pesada carga esta que Dios ha impuesto al ser humano para atarearlo! 14 He observado todo cuanto se hace bajo el sol: todo es pura ilusión y vano afán.

15 No se puede enderezar lo torcido,
ni contar lo que no existe.

16 Me decía interiormente: he ampliado y aumentado la sabiduría en relación con todos mis predecesores en Jerusalén y he adquirido sabiduría y ciencia extraordinarias. 17 Me he aplicado a distinguir sabiduría y ciencia de lo que es locura y estupidez, y he comprendido que también eso era vano afán, 18 pues

a mayor sabiduría, mayor tormento;
y a más ciencia, más dolor.

Entonces me dije a mí mismo: prueba la alegría y procura el bienestar. Pero también esto es pura ilusión. Dije a la risa: ¡desquiciada! Y a la alegría: ¿para qué sirves? Probé a regalar mi cuerpo con vino y a entregarme a la necedad, sin renunciar a la sabiduría, para descubrir en qué consistía el bienestar de los seres humanos y qué es lo que hacían bajo el cielo en los días contados de su vida. Realicé grandes obras: me construí palacios, planté viñas, me hice huertos y jardines y en ellos planté toda clase de frutales; perforé pozos para regar con ellos un bosque lleno de árboles. Compré esclavos y esclavas, además de los nacidos en casa; reuní también muchos más rebaños de vacas y ovejas que todos mis predecesores en Jerusalén. Acumulé plata y oro y una fortuna proveniente de reyes y provincias; me procuré cantores y cantoras, placeres humanos y un harén de concubinas. Prosperé y superé a todos mis predecesores en Jerusalén, mientras la sabiduría me asistía. 10 No negué a mis ojos nada de cuanto deseaban, ni me privé de alegría alguna, pues disfrutaba de todos mis afanes, y esa era la recompensa de todas mis fatigas. 11 Entonces reflexioné sobre todas mis obras y sobre la fatiga que me habían costado, y concluí que todo era ilusión y vano afán, pues no se saca ninguna ganancia bajo el sol.

12 Volví a reflexionar sobre la sabiduría, la insensatez y la necedad, pues ¿qué puede hacer el sucesor del rey? Repetir lo ya hecho. 13 Y observé que la sabiduría era más provechosa que la necedad, como la luz es más provechosa que la oscuridad.

14 El sabio tiene los ojos abiertos
y el necio camina a oscuras.

Pero yo también sé que un mismo destino aguarda a ambos. 15 Y entonces me dije: si el destino del necio será mi destino, ¿de qué me sirve haber sido más sabio? Y pensé que también esto era ilusión, 16 pues no quedará memoria duradera ni del sabio ni del necio; en los años venideros ya todo estará olvidado. ¿Acaso no muere el sabio igual que el necio?

17 Llegué a odiar la vida, pues me disgustaba cuanto se hacía bajo el sol. Porque todo es pura ilusión y vano afán. 18 Llegué a odiar también todos mis fatigosos trabajos que he realizado bajo el sol, y cuyo fruto habré de dejar a mi sucesor. 19 ¿Y quién sabe si será sabio o necio? Pero él se apropiará de todo el trabajo que yo hice con fatiga y sabiduría. ¡También esto es ilusión! 20 Así que terminé decepcionado de todo mi trabajo y fatiga bajo el sol. 21 Porque a menudo quien trabaja con sabiduría, ciencia y eficacia tiene que dejar su recompensa a quien no la ha trabajado. ¡También esto es ilusión y gran desgracia!

22 ¿Qué le queda, entonces, al ser humano de todas las fatigas y afanes que lo atarean bajo el sol? 23 Todos sus días son dolorosos, su tarea penosa, y ni de noche descansa. ¡También esto es ilusión!

La mínima felicidad

24 No hay para el ser humano más felicidad que comer, beber y disfrutar de su trabajo, pues he descubierto que también esto es don de Dios, 25 y nadie come ni disfruta sin su consentimiento. 26 A quien le agrada, Dios le concede sabiduría, ciencia y alegría; pero al pecador le impone la tarea de recoger y acumular para dejárselo al que agrada a Dios. ¡También esto es ilusión y vano afán!

II.— EL TIEMPO Y LA MUERTE (3—5)

Todas las cosas bajo el sol tienen un tiempo y un momento:

Hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir;
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado.
Hay un tiempo para matar y un tiempo para curar;
un tiempo para destruir y un tiempo para construir.
Hay un tiempo para llorar y un tiempo para reír;
un tiempo para hacer duelo y un tiempo para bailar.
Hay un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas;
un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse.
Hay un tiempo para buscar y un tiempo para perder;
un tiempo para guardar y un tiempo para botar.
Hay un tiempo para rasgar y un tiempo para coser;
un tiempo para callar y un tiempo para hablar.
Hay un tiempo para amar y un tiempo para odiar;
un tiempo de guerra y un tiempo de paz.

¿Qué ganancia saca el trabajador de sus fatigas? 10 He observado la tarea que Dios ha impuesto a los seres humanos para que se dediquen a ella: 11 todo lo hizo hermoso y a su tiempo, e incluso les hizo reflexionar sobre el sentido del tiempo, sin que el ser humano llegue a descubrir la obra que Dios ha hecho de principio a fin. 12 Y he comprendido que no hay para ellos más felicidad que alegrarse y pasarla bien en la vida, 13 pues también es don de Dios que toda persona coma, beba y disfrute en todas sus fatigas. 14 He comprendido que todo lo que hace Dios durará siempre, sin añadirle ni quitarle nada. Así Dios se hace respetar.

15 Lo que es, ya fue;
lo que será, ya sucedió,
pues Dios recupera lo pasado.

El destino del ser humano

16 He observado otra cosa bajo el sol:

en la sede del derecho, el delito;
en el tribunal de justicia, la injusticia.

17 Y pensé: Dios juzgará al justo y al injusto, pues hay un tiempo para cada cosa y para cada acción. 18 Me puse a reflexionar sobre la conducta de los seres humanos: Dios los prueba para demostrarles que son como animales. 19 En efecto, seres humanos y animales comparten un mismo destino: la muerte de estos es como la muerte de aquellos y todos tienen un mismo aliento vital, sin que el ser humano aventaje al animal, pues todo es ilusión.

20 Todos van al mismo sitio:
todos proceden del polvo
y todos vuelven al polvo.

21 Nadie sabe si el aliento vital de los seres humanos sube a las alturas y el de los animales cae bajo tierra. 22 Por eso, he descubierto que para el ser humano no hay más felicidad que disfrutar de sus obras, porque esa es su recompensa. Pues nadie lo traerá a ver lo que sucederá después de él.

Volví a considerar todas las opresiones que se comenten bajo el sol.

Ahí está el llanto de los oprimidos,
¡y no encuentran consuelo!
La fuerza en manos de sus opresores,
¡y no encuentran consuelo!

Y estimé a los que ya habían muerto más afortunados que los que aún vivían; pero todavía estimé más afortunados a los que aún no existían, porque no podían contemplar los atropellos que se cometen bajo el sol. Yo he visto que toda fatiga y éxito en el trabajo provoca la envidia entre compañeros. También esto es ilusión y vano afán.

El necio se cruza de brazos
y se devora a sí mismo.
Más vale un puñado de tranquilidad,
que dos de fatiga y vano afán.

Dos mejor que uno

He reflexionado sobre otra cosa bajo el sol que también es pura ilusión: una persona sola, sin nadie, sin hijos ni hermanos, que se fatiga sin descanso y no se harta de riquezas: ¿Para quién se fatiga, privándose de la felicidad? También esto es pura ilusión y mal asunto.

Mejor dos que uno, pues obtienen mayor recompensa en sus fatigas. 10 Porque, si caen, uno levantará al otro. Pero, ¡ay si uno cae sin tener a nadie que lo levante! 11 Si dos se acuestan juntos, se calientan; pero uno solo, ¿cómo se calentará? 12 Uno puede ser vencido; dos, en cambio, resisten mejor; pues no se rompe fácilmente una cuerda de tres cabos.

Pobre sabio, rey necio

13 Más vale muchacho pobre y listo, que rey viejo y tonto, incapaz de aceptar consejos, 14 aunque el muchacho llegue a reinar tras salir de la prisión o haya nacido pobre en el reino. 15 Y he visto a todos los vivientes que se mueven bajo el sol seguir a ese muchacho como sucesor del rey: 16 era inmenso el gentío al que gobernaba. Pero los que vengan después tampoco estarán contentos con él, porque también esto es pura ilusión y vano afán.

Excesos religiosos

17 Cuando vayas al Templo, vigila tus pasos: si te acercas, hazlo para escuchar y no para ofrecer sacrificios propios de necios que ignoran que obran mal.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España