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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Salmos 140-145

Para el director del coro: salmo de David.

140 Oh Señor, rescátame de los malvados;
    protégeme de los que son violentos,
de quienes traman el mal en el corazón
    y causan problemas todo el día.
Su lengua pica como una serpiente;
    veneno de víbora gotea de sus labios. Interludio

Oh Señor, líbrame de la mano de los perversos;
    protégeme de los violentos
    porque traman un complot en mi contra.
Los orgullosos tendieron una trampa para atraparme;
    extendieron una red;
    colocaron trampas a lo largo del camino. Interludio

Le dije al Señor: «¡Tú eres mi Dios!».
    ¡Escucha, oh Señor, mis súplicas por misericordia!
Oh Señor Soberano, tú eres el poderoso que me rescató.
    Tú me protegiste en el día de la batalla.
Señor, no permitas que los malvados se salgan con la suya;
    no dejes que prosperen sus maquinaciones malignas
    porque se volverán orgullosos. Interludio

Que mis enemigos sean destruidos
    por el mismo mal que han planeado contra mí.
10 Que les caigan carbones encendidos sobre la cabeza;
    que sean arrojados al fuego
    o a pozos llenos de agua donde no haya escapatoria.
11 No dejes que los mentirosos prosperen en nuestra tierra;
    haz que les caigan grandes calamidades a los violentos.

12 Pero a los que ellos persiguen, yo sé que el Señor los ayudará
    y hará justicia a los pobres.
13 Sin duda, los rectos alaban tu nombre;
    los justos vivirán en tu presencia.

Salmo de David.

141 Oh Señor, clamo a ti. ¡Por favor, apresúrate!
    ¡Escucha cuando clamo a ti por ayuda!
Acepta como incienso la oración que te ofrezco,
    y mis manos levantadas, como una ofrenda vespertina.

Toma control de lo que digo, oh Señor,
    y guarda mis labios.
No permitas que me deslice hacia el mal
    ni que me involucre en actos perversos.
No me dejes participar de los manjares
    de quienes hacen lo malo.

¡Deja que los justos me golpeen!
    ¡Será un acto de bondad!
Si me corrigen, es un remedio calmante;
    no permitas que lo rechace.

Pero oro constantemente
    en contra de los perversos y de lo que hacen.
Cuando a sus líderes los arrojen por un acantilado,
    los perversos escucharán mis palabras y descubrirán que son verdad.
Como las piedras que levanta el arado,
    los huesos de los perversos quedarán esparcidos, sin que nadie los entierre.[a]

Busco tu ayuda, oh Señor Soberano.
    Tú eres mi refugio; no dejes que me maten.
Líbrame de las trampas que me han tendido
    y de los engaños de los que hacen el mal.
10 Que los perversos caigan en sus propias redes,
    pero a mí, déjame escapar.

Salmo[b] de David, acerca de su experiencia en la cueva. Oración.

142 Clamo al Señor;
    ruego la misericordia del Señor.
Expongo mis quejas delante de él
    y le cuento todos mis problemas.
Cuando me siento agobiado,
    solo tú sabes qué camino debo tomar.
Vaya adonde vaya,
    mis enemigos me han tendido trampas.
Busco a alguien que venga a ayudarme,
    ¡pero a nadie se le ocurre hacerlo!
Nadie me ayudará;
    a nadie le importa un bledo lo que me pasa.
Entonces oro a ti, oh Señor,
    y digo: «Tú eres mi lugar de refugio.
    En verdad, eres todo lo que quiero en la vida.
Oye mi clamor,
    porque estoy muy decaído.
Rescátame de mis perseguidores,
    porque son demasiado fuertes para mí.
Sácame de la prisión
    para que pueda agradecerte.
Los justos se amontonarán a mi alrededor,
    porque tú eres bueno conmigo».

Salmo de David.

143 Oye mi oración, oh Señor;
    ¡escucha mi ruego!
    Respóndeme, porque eres fiel y justo.
No lleves a juicio a tu siervo,
    porque ante ti nadie es inocente.
El enemigo me ha perseguido;
    me ha tirado al suelo
    y me obliga a vivir en la oscuridad como los que están en la tumba.
Estoy perdiendo toda esperanza;
    quedo paralizado de miedo.
Recuerdo los días de antaño.
    Medito en todas tus grandes obras
    y pienso en lo que has hecho.
A ti levanto mis manos en oración;
    tengo sed de ti como la tierra reseca tiene sed de lluvia. Interludio

Ven pronto, Señor, y respóndeme,
    porque mi abatimiento se profundiza.
No te apartes de mí,
    o moriré.
Hazme oír cada mañana acerca de tu amor inagotable,
    porque en ti confío.
Muéstrame por dónde debo andar,
    porque a ti me entrego.
Rescátame de mis enemigos, Señor;
    corro a ti para que me escondas.
10 Enséñame a hacer tu voluntad,
    porque tú eres mi Dios.
Que tu buen Espíritu me lleve hacia adelante
    con pasos firmes.
11 Para gloria de tu nombre, oh Señor, preserva mi vida;
    por tu fidelidad, sácame de esta angustia.
12 En tu amor inagotable, silencia a todos mis enemigos
    y destruye a todos mis adversarios,
    porque soy tu siervo.

Salmo de David.

144 Alaben al Señor, mi roca.
    Él entrena mis manos para la guerra
    y da destreza a mis dedos para la batalla.
Él es mi aliado amoroso y mi fortaleza,
    mi torre de seguridad y quien me rescata.
Es mi escudo, y en él me refugio.
    Hace que las naciones se sometan[c] a mí.

Oh Señor, ¿qué son los seres humanos para que te fijes en ellos,
    los simples mortales para que te preocupes por ellos?
Pues son como un suspiro;
    sus días son como una sombra pasajera.

Abre los cielos, Señor, y desciende;
    toca las montañas para que echen humo.
¡Lanza tus rayos y esparce a tus enemigos!
    ¡Dispara tus flechas y confúndelos!
Alcánzame desde el cielo y rescátame;
    sálvame de las aguas profundas,
    del poder de mis enemigos.
Su boca está llena de mentiras;
    juran decir la verdad pero, al contrario, mienten.

¡Te entonaré una nueva canción, oh Dios!
    Cantaré tus alabanzas con un arpa de diez cuerdas.
10 ¡Pues tú concedes la victoria a los reyes!
    Rescataste a tu siervo David de la espada mortal.
11 ¡Sálvame!
    Rescátame del poder de mis enemigos.
Su boca está llena de mentiras;
    juran decir la verdad pero, al contrario, mienten.

12 Que nuestros hijos florezcan en su juventud
    como plantas bien nutridas;
que nuestras hijas sean como columnas elegantes,
    talladas para embellecer un palacio.
13 Que nuestros graneros estén llenos
    de toda clase de cosechas;
que los rebaños en nuestros campos se multipliquen de a miles,
    y hasta de a diez miles,
14     y que nuestros bueyes estén muy cargados de alimentos.
Que ningún enemigo penetre nuestras murallas,
    ni nos lleve cautivos,
    ni haya gritos de alarma en las plazas de nuestras ciudades.
15 ¡Felices los que viven así!
    Felices de verdad son los que tienen a Dios como el Señor.

[d]Salmo de alabanza de David.

145 Te exaltaré, mi Dios y Rey,
    y alabaré tu nombre por siempre y para siempre.
Te alabaré todos los días;
    sí, te alabaré por siempre.
¡Grande es el Señor, el más digno de alabanza!
    Nadie puede medir su grandeza.

Que cada generación cuente a sus hijos de tus poderosos actos
    y que proclame tu poder.
Meditaré en la gloria y la majestad de tu esplendor,
    y en tus maravillosos milagros.
Tus obras imponentes estarán en boca de todos;
    proclamaré tu grandeza.
Todos contarán la historia de tu maravillosa bondad;
    cantarán de alegría acerca de tu justicia.

El Señor es misericordioso y compasivo,
    lento para enojarse y lleno de amor inagotable.
El Señor es bueno con todos;
    desborda compasión sobre toda su creación.
10 Todas tus obras te agradecerán, Señor,
    y tus fieles seguidores te darán alabanza.
11 Hablarán de la gloria de tu reino;
    darán ejemplos de tu poder.
12 Contarán de tus obras poderosas
    y de la majestad y la gloria de tu reinado.
13 Pues tu reino es un reino eterno;
    gobiernas de generación en generación.

El Señor siempre cumple sus promesas;
    es bondadoso en todo lo que hace.[e]
14 El Señor ayuda a los caídos
    y levanta a los que están agobiados por sus cargas.
15 Los ojos de todos buscan en ti la esperanza;
    les das su alimento según la necesidad.
16 Cuando abres tu mano,
    sacias el hambre y la sed de todo ser viviente.
17 El Señor es justo en todo lo que hace;
    está lleno de bondad.
18 El Señor está cerca de todos los que lo invocan,
    sí, de todos los que lo invocan de verdad.
19 Él concede los deseos de los que le temen;
    oye sus gritos de auxilio y los rescata.
20 El Señor protege a todos los que lo aman,
    pero destruye a los perversos.

21 Alabaré al Señor,
    y que todo el mundo bendiga su santo nombre
    por siempre y para siempre.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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