Beginning
Canción de las gradas: de David.
1 ¡Mirad cuán bueno y cuán suave es habitar los hermanos igualmente en uno!
2 Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende sobre el borde de sus vestiduras;
3 como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion. Porque allí envía el SEÑOR bendición, y vida eterna.
Canción de las gradas.
1 Mirad, bendecid al SEÑOR, vosotros todos los esclavos del SEÑOR, los que en la Casa del SEÑOR estáis por las noches.
2 Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid al SEÑOR.
3 Bendígate el SEÑOR desde Sion, el que hizo los cielos y la tierra.
Alelu-JAH.
1 Alabad el Nombre del SEÑOR; Alabadle, esclavos del SEÑOR;
2 los que estáis en la Casa del SEÑOR, en los atrios de la Casa de nuestro Dios.
3 Alabad a JAH, porque es bueno el SEÑOR; cantad salmos a su Nombre, porque es suave.
4 Porque JAH ha escogido a Jacob para sí, a Israel por posesión suya.
5 ¶ Porque yo sé que el SEÑOR es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
6 Todo lo que quiso el SEÑOR, hizo en los cielos y en la tierra; en los mares, y en todos los abismos.
7 El que hace subir las nubes del cabo de la tierra; hizo los relámpagos en la lluvia; el que saca los vientos de sus tesoros.
8 El que hirió a los primogénitos de Egipto, desde el hombre hasta la bestia.
9 Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, sobre el Faraón, y sobre todos sus esclavos.
10 El que hirió muchos gentiles, y mató reyes poderosos:
11 A Sehón rey amorreo, y a Og rey de Basán, y a todos los reinos de Canaán.
12 Y dio la tierra de ellos en heredad, en heredad a Israel su pueblo.
13 Oh SEÑOR, tu Nombre es eterno; tu memoria, oh SEÑOR para generación y generación.
14 Porque juzgará el SEÑOR su pueblo, y sobre sus esclavos se arrepentirá.
15 ¶ Los ídolos de los gentiles son plata y oro, obra de manos de hombres.
16 Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven;
17 tienen orejas, y no oyen; tampoco hay espíritu en sus bocas.
18 Como ellos sean los que los hacen; y todos los que en ellos confían.
19 Casa de Israel, bendecid al SEÑOR; casa de Aarón, bendecid al SEÑOR;
20 casa de Leví, bendecid al SEÑOR; los que teméis al SEÑOR, bendecid al SEÑOR.
21 Bendito el SEÑOR de Sion, el que mora en Jerusalén. Alelu-JAH.
1 Alabad al SEÑOR, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia.
2 Alabad al Dios de dioses, porque para siempre es su misericordia.
3 Alabad al Señor de señores, porque para siempre es su misericordia.
4 Al único que hace grandes maravillas, porque para siempre es su misericordia.
5 Al que hizo los cielos con inteligencia, porque para siempre es su misericordia.
6 Al que tendió la tierra sobre las aguas, porque para siempre es su misericordia;
7 al que hizo las grandes luminarias, porque para siempre es su misericordia;
8 el sol para que dominara en el día, porque para siempre es su misericordia;
9 la luna y las estrellas para que dominaran en la noche, porque para siempre es su misericordia.
10 ¶ Al que hirió a Egipto en sus primogénitos, porque para siempre es su misericordia.
11 Al que sacó a Israel de en medio de ellos, porque para siempre es su misericordia;
12 con mano fuerte, y brazo extendido, porque para siempre es su misericordia.
13 Al que dividió el mar Bermejo en partes, porque para siempre es su misericordia;
14 e hizo pasar a Israel por en medio de él, porque para siempre es su misericordia;
15 y sacudió al Faraón y a su ejército en el mar Bermejo, porque para siempre es su misericordia.
16 Al que pastoreó a su pueblo por el desierto, porque para siempre es su misericordia.
17 Al que hirió grandes reyes, porque para siempre es su misericordia;
18 y mató reyes poderosos, porque para siempre es su misericordia;
19 a Sehón rey amorreo, porque para siempre es su misericordia,
20 Y a Og rey de Basán, porque para siempre es su misericordia.
21 Y dio la tierra de ellos en heredad, porque para siempre es su misericordia;
22 En heredad a Israel su esclavo, porque para siempre es su misericordia.
23 ¶ El es el que en nuestro abatimiento se acordó de nosotros, porque para siempre es su misericordia;
24 y nos rescató de nuestros enemigos, porque para siempre es su misericordia.
25 El que da sustento a toda carne, porque para siempre es su misericordia.
26 Alabad al Dios de los cielos; porque para siempre es su misericordia.
1 Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion.
2 Sobre los sauces que están en medio de ella colgamos nuestras arpas;
3 cuando nos pedían allí, los que nos cautivaron, las palabras de la canción, (colgadas nuestras arpas de alegría) diciendo: Cantadnos de las canciones de Sion.
4 ¿Cómo cantaremos canción del SEÑOR en tierra de extraños?
5 Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, mi diestra sea olvidada.
6 Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no ensalzare a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría.
7 ¶ Acuérdate, oh SEÑOR, de los hijos de Edom en el día de Jerusalén; quienes decían: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos.
8 Hija de Babilonia destruida, dichoso el que te diere tu pago, que nos pagaste a nosotros.
9 Dichoso el que tomara y estrellara tus niños a las piedras.
De David.
1 Te Alabaré con todo mi corazón; delante de los dioses te cantaré salmos.
2 Adoraré al templo de tu santidad, y alabaré tu Nombre sobre tu misericordia y tu verdad; porque has hecho magnífico tu Nombre, y has engrandecido tu dicho sobre todas las cosas.
3 El día que llamé, me respondiste; me fortaleciste con fortaleza en mi alma.
4 Te confesarán, oh SEÑOR, todos los reyes de la tierra, cuando oigan los dichos de tu boca.
5 Y cantarán en los caminos del SEÑOR, que la gloria del SEÑOR es grande.
6 ¶ Porque el alto SEÑOR mira al humilde; y al altivo no lo conoce.
7 Si anduviere yo por medio de la angustia, tú me vivificarás; contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y tu diestra me salvará.
8 El SEÑOR cumplirá por mí; tu misericordia, oh SEÑOR, es para siempre; no dejarás la obra de tus manos.
Al Vencedor: de David: Salmo.
1 SEÑOR, tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, has entendido desde lejos mis pensamientos.
3 Mi andar y mi reposo has ceñido, y todos mis caminos has aparejado.
4 Pues aun no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh SEÑOR, tú la supiste toda.
5 Rostro y envés tú me formaste, y sobre mí pusiste tu mano.
6 Más maravillosa es su ciencia que mi capacidad; alta es, no puedo comprenderla.
7 ¶ ¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Y adónde huiré de tu presencia?
8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si hiciere mi estrado en el Seol, hete allí.
9 Si tomare las alas del alba, y habitare en el extremo del mar,
10 aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.
11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá por causa de mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; las tinieblas son como la luz.
13 Porque tú poseíste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré; porque me formaste de una manera formidable y maravillosa; y esto mi alma conoce en gran manera.
15 No fue encubierto mi cuerpo de ti, aunque yo fui hecho en secreto, y entretejido en lo profundo de la tierra.
16 Tus ojos vieron mi cuerpo aun imperfecto, y en tu libro todos mis miembros estaban escritos; que fueron luego formados, sin faltar uno de ellos.
17 ¶ Así que ¡cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán multiplicadas son sus cuentas!
18 Si los cuento, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo.
19 De cierto, oh Dios, matarás al impío; apartaos, pues, de mí, los varones sanguinarios,
20 que te dicen blasfemias; se ensoberbecen en vano tus enemigos.
21 ¿No tuve en odio, oh SEÑOR, a los que te aborrecen, y peleo contra tus enemigos?
22 De entero odio los aborrecí; los tuve por enemigos.
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
24 y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.
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