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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Salmos 58-65

Para el director del coro: salmo[a] de David; cántese con la melodía de «¡No destruyas!».

58 Gobernantes,[b] ¿saben acaso el significado de la palabra justicia?
    ¿Juzgan a la gente con imparcialidad?
¡No! En el corazón traman injusticia
    y desparraman violencia por toda la tierra.
Estos malvados son pecadores de nacimiento;
    desde que nacieron mienten y siguen su propio camino.
Escupen veneno como serpientes mortíferas;
    son como cobras que se niegan a escuchar,
y hacen oídos sordos a las melodías de los encantadores de serpientes,
    aunque toquen con mucha destreza.

¡Quiébrales los colmillos, oh Dios!
    ¡Destrózales las mandíbulas a estos leones, oh Señor!
Que desaparezcan como agua en tierra sedienta;
    que sean inútiles las armas en sus manos.[c]
Que sean como caracoles que se disuelven y se hacen baba,
    como un niño que nace muerto y que nunca verá el sol.
Dios los barrerá a todos, tanto a jóvenes como a ancianos,
    más rápido de lo que se calienta una olla sobre espinos ardientes.

10 Los justos se alegrarán cuando vean la injusticia vengada;
    se lavarán los pies en la sangre de los perversos.
11 Entonces, por fin, todos dirán:
    «Es verdad que hay recompensa para los que viven para Dios;
    es cierto que existe un Dios que juzga con justicia aquí en la tierra».

Para el director del coro: salmo[d] de David, acerca de cuando Saúl envió soldados a vigilar la casa de David para matarlo. Cántese con la melodía de «¡No destruyas!».

59 Rescátame de mis enemigos, oh Dios;
    protégeme de los que han venido a destruirme.
Rescátame de estos criminales;
    sálvame de estos asesinos.
Me han tendido una emboscada.
    Enemigos feroces están a la espera, Señor,
    aunque yo no pequé ni los he ofendido.
No hice nada malo,
    sin embargo, se preparan para atacarme.
    ¡Despierta! ¡Mira lo que sucede y ayúdame!
Oh Señor, Dios de los Ejércitos Celestiales, el Dios de Israel,
    despierta y castiga a esas naciones hostiles;
    no tengas misericordia de los traidores malvados. Interludio

Salen de noche
    gruñendo como perros feroces
    mientras merodean por las calles.
Escucha la basura que sale de sus bocas;
    sus palabras cortan como espadas.
    Dicen con desdén: «Después de todo, ¿quién puede oírnos?».
Pero tú Señor, te ríes de ellos;
    te burlas de las naciones hostiles.
Tú eres mi fuerza; espero que me rescates,
    porque tú, oh Dios, eres mi fortaleza.
10 En su amor inagotable, mi Dios estará a mi lado
    y me dejará mirar triunfante a todos mis enemigos.

11 No los mates, porque mi pueblo pronto olvida esa clase de lecciones;
    hazlos tambalear con tu poder y ponlos de rodillas,
    oh Señor, escudo nuestro.
12 Debido a las cosas pecaminosas que dicen
    y a la maldad que está en sus labios,
haz que queden atrapados por su orgullo,
    por sus maldiciones y por sus mentiras.
13 ¡Destrúyelos en tu enojo!
    ¡Arrásalos por completo!
Entonces todo el mundo sabrá
    que Dios reina en Israel.[e] Interludio

14 Mis enemigos salen de noche
    gruñendo como perros feroces
    mientras merodean por las calles.
15 Escarban en busca de comida,
    pero se van a dormir insatisfechos.[f]

16 En cuanto a mí, yo cantaré de tu poder;
    cada mañana cantaré con alegría acerca de tu amor inagotable.
Pues tú has sido mi refugio,
    un lugar seguro cuando estoy angustiado.
17 Oh Fortaleza mía, a ti canto alabanzas,
    porque tú, oh Dios, eres mi refugio,
    el Dios que me demuestra amor inagotable.

Para el director del coro: salmo[g] de David útil para enseñar, acerca de cuando peleó contra Aram-naharaim y Aram-soba, y Joab regresó y mató a doce mil edomitas en el valle de la Sal. Cántese con la melodía de «Lirio del testimonio».

60 Nos has rechazado, oh Dios, y quebraste nuestras defensas.
    Te enojaste con nosotros; ahora, restáuranos al gozo de tu favor.
Sacudiste nuestra tierra y la abriste en dos.
    Sella las grietas, porque la tierra tiembla.
Has sido muy estricto con nosotros;
    nos hiciste beber de un vino que nos dejó tambaleantes.
Pero has levantado un estandarte para los que te temen:
    un punto de reunión en medio del ataque. Interludio

Rescata ahora a tu pueblo amado;
    respóndenos y sálvanos con tu poder.
Por su santidad,[h] Dios ha prometido:
«Dividiré a Siquem con alegría
    y mediré el valle de Sucot.
Galaad es mío,
    y también Manasés.
Efraín, mi casco, producirá mis guerreros,
    y Judá, mi cetro, producirá mis reyes.
Pero Moab, mi lavamanos, se convertirá en mi siervo,
    y sobre Edom me limpiaré los pies
    y gritaré triunfante sobre Filistea».

¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
    ¿Quién me dará la victoria sobre Edom?
10 ¿Nos has rechazado, oh Dios?
    ¿Ya no marcharás junto a nuestros ejércitos?
11 Por favor, ayúdanos contra nuestros enemigos,
    porque toda la ayuda humana es inútil.
12 Con la ayuda de Dios, haremos cosas poderosas,
    pues él pisoteará a nuestros enemigos.

Para el director del coro: salmo de David; acompáñese con instrumentos de cuerda.

61 Oh Dios, ¡escucha mi clamor!
    ¡Oye mi oración!
Desde los extremos de la tierra,
    clamo a ti por ayuda
    cuando mi corazón está abrumado.
Guíame a la imponente roca de seguridad,
    porque tú eres mi amparo seguro,
    una fortaleza donde mis enemigos no pueden alcanzarme.
Permíteme vivir para siempre en tu santuario,
    ¡a salvo bajo el refugio de tus alas! Interludio

Pues has oído mis votos, oh Dios;
    me diste una herencia reservada para los que temen tu nombre.
¡Añade muchos años a la vida del rey!
    ¡Que sus años abunden de generación en generación!
Que reine bajo la protección de Dios para siempre,
    y que tu amor inagotable y tu fidelidad lo cuiden.
Entonces cantaré alabanzas a tu nombre para siempre,
    mientras cumplo mis votos cada día.

Para Jedutún, director del coro: salmo de David.

62 Espero en silencio delante de Dios,
    porque de él proviene mi victoria.
Solo él es mi roca y mi salvación,
    mi fortaleza donde jamás seré sacudido.

¡Cuántos enemigos contra un solo hombre!
    Todos tratan de matarme.
Para ellos no soy más que una pared derribada
    o una valla inestable.
Piensan derrocarme de mi alta posición.
    Se deleitan en decir mentiras sobre mí.
Cuando están frente a mí, me elogian,
    pero en su corazón me maldicen. Interludio

Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios,
    porque en él está mi esperanza.
Solo él es mi roca y mi salvación,
    mi fortaleza donde no seré sacudido.
Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios;
    él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme.
Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento;
    dile lo que hay en tu corazón,
    porque él es nuestro refugio. Interludio

La gente común no vale más que una bocanada de viento,
    y los poderosos no son lo que parecen ser;
si se les pesa juntos en una balanza,
    ambos son más livianos que un soplo de aire.

10 No te ganes la vida mediante la extorsión
    ni pongas tu esperanza en el robo.
Y si tus riquezas aumentan,
    no las hagas el centro de tu vida.

11 Dios ha hablado con claridad,
    y yo lo he oído muchas veces:
el poder, oh Dios, te pertenece a ti;
12     el amor inagotable, oh Señor, es tuyo.
Ciertamente tú pagas a todos
    de acuerdo a lo que hayan hecho.

Salmo de David, acerca de cuando estaba en el desierto de Judá.

63 Oh Dios, tú eres mi Dios;
    de todo corazón te busco.
Mi alma tiene sed de ti;
    todo mi cuerpo te anhela
en esta tierra reseca y agotada
    donde no hay agua.
Te he visto en tu santuario
    y he contemplado tu poder y tu gloria.
Tu amor inagotable es mejor que la vida misma;
    ¡cuánto te alabo!
Te alabaré mientras viva;
    a ti levantaré mis manos en oración.
Tú me satisfaces más que un suculento banquete;
    te alabaré con cánticos de alegría.

Recostado, me quedo despierto
    pensando y meditando en ti durante la noche.
Como eres mi ayudador,
    canto de alegría a la sombra de tus alas.
Me aferro a ti;
    tu fuerte mano derecha me mantiene seguro.

Pero los que traman destruirme acabarán arruinados;
    descenderán a las profundidades de la tierra.
10 Morirán a espada
    y se convertirán en comida de chacales.
11 Pero el rey se alegrará en Dios;
    todos los que juran decir la verdad lo alabarán,
    mientras que los mentirosos serán silenciados.

Para el director del coro: salmo de David.

64 Oh Dios, escucha mi queja;
    protege mi vida de las amenazas de mis enemigos.
Escóndeme de las conspiraciones de esta turba malvada,
    de esta pandilla de malhechores.
Afilan su lengua como espada
    y apuntan como flechas sus palabras amargas.
Le tiran a los inocentes desde una emboscada;
    los atacan de repente y sin temor.
Se animan unos a otros a hacer el mal
    y maquinan cómo tender sus trampas en secreto.
    «¿Quién se dará cuenta?», preguntan.
Dicen mientras traman sus delitos:
    «¡Hemos orquestado el plan perfecto!».
    Es cierto, el corazón y la mente del ser humano son astutos.

Pero Dios mismo les lanzará sus flechas
    y los herirá de repente.
Su propia lengua los arruinará,
    y quienes los vean, menearán la cabeza en señal de desprecio.
Entonces todos temerán;
    proclamarán los poderosos actos de Dios,
    y se darán cuenta de todas las cosas asombrosas que él hace.
10 Los justos se alegrarán en el Señor,
    y en él encontrarán refugio.
Y los que hacen lo correcto
    lo alabarán.

Para el director del coro: cántico. Salmo de David.

65 Qué poderosa alabanza, oh Dios,
    te pertenece en Sion.
Cumpliremos los votos que te hemos hecho
    porque tú respondes a nuestras oraciones.
    Todos nosotros tenemos que acudir a ti.
Aunque nuestros pecados nos abruman,
    tú los perdonas todos.
¡Cuánta alegría para los que escoges y acercas a ti,
    aquellos que viven en tus santos atrios!
¡Qué festejos nos esperan
    dentro de tu santo templo!

Fielmente respondes a nuestras oraciones con imponentes obras,
    oh Dios nuestro salvador.
Eres la esperanza de todos los que habitan la tierra,
    incluso de los que navegan en mares distantes.
Con tu poder formaste las montañas
    y te armaste de una fuerza poderosa.
Calmaste los océanos enfurecidos,
    con sus impetuosas olas,
    y silenciaste los gritos de las naciones.
Los que viven en los extremos de la tierra
    quedan asombrados ante tus maravillas.
Desde donde sale el sol hasta donde se pone,
    tú inspiras gritos de alegría.

Cuidas la tierra y la riegas;
    la enriqueces y la haces fértil.
El río de Dios tiene agua en abundancia;
    proporciona una exuberante cosecha de grano,
    porque así ordenaste que fuera.
10 Con lluvias empapas la tierra arada;
    disuelves los terrones y nivelas los surcos.
Ablandas la tierra con aguaceros
    y bendices sus abundantes cultivos.
11 Coronas el año con una copiosa cosecha;
    hasta los senderos más pisoteados desbordan de abundancia.
12 Las praderas del desierto se convierten en buenos pastizales,
    y las laderas de las colinas florecen de alegría.
13 Los prados se visten con rebaños de ovejas,
    y los valles están alfombrados con grano.
    ¡Todos gritan y cantan de alegría!

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