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Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Salmos 46-50

Al Vencedor: a los hijos de Coré: Salmo sobre Alamot.

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida; aunque se traspasen los montes al corazón del mar.

Bramarán, se turbarán sus aguas; temblarán los montes a causa de su braveza. (Selah.)

Del Río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, el santuario de las tiendas del Altísimo.

Dios está en medio de ella; no será conmovida; Dios la ayudará al clarear la mañana.

¶ Bramaron los gentiles, titubearon los reinos; dio él su voz, se derritió la tierra.

El SEÑOR de los ejércitos es con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.)

Venid, ved las obras del SEÑOR, que ha puesto asolamientos en la tierra.

Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego.

10 Cesad, y conoced que yo soy Dios; me ensalzaré en los gentiles, me ensalzaré en la tierra.

11 El SEÑOR de los ejércitos es con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah.)

Al Vencedor: a los hijos de Coré: Salmo.

Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.

Porque el SEÑOR es Sublime y temible; Rey grande sobre toda la tierra.

El guiará a los pueblos debajo de nosotros, y a los gentiles debajo de nuestros pies.

El nos elegirá nuestras heredades; la hermosura de Jacob, al cual amó. (Selah.)

¶ Subió Dios con júbilo, el SEÑOR con voz de trompeta.

Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad.

Porque el Rey de toda la tierra es Dios; cantad con entendimiento.

Reinó Dios sobre los gentiles; se sentó Dios sobre el trono de su santidad.

Los príncipes de los pueblos se juntaron al pueblo del Dios de Abraham; porque de Dios son los escudos de la tierra; El es muy ensalzado.

Canción de Salmo a los hijos de Coré.

Grande es el SEÑOR y digno de ser en gran manera alabado en la ciudad de nuestro Dios, en el monte de su santidad.

Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra es el monte de Sion, a los lados del aquilón, la ciudad del gran Rey.

Dios en sus palacios es conocido por lugar de refugio.

Porque he aquí los reyes de la tierra fueron reunidos; pasaron todos.

Y viéndola ellos así, se maravillaron, se asombraron, se dieron prisa a huir.

Les tomó allí temblor; dolor, como a mujer que da a luz.

Con viento solano quiebras las naves de Tarsis.

¶ Como lo oímos, así lo hemos visto en la ciudad del SEÑOR de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios; la afirmará Dios para siempre. (Selah.)

Concebimos según tu misericordia, oh Dios, en medio de tu Templo.

10 Conforme a tu Nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra; de justicia está llena tu diestra.

11 Se alegrará el monte de Sion; se gozarán las hijas de Judá por tus juicios.

12 Andad alrededor de Sion, y rodeadla; contad sus torres.

13 Considerad bien su antemuro, mirad sus palacios; para que lo contéis a la generación venidera.

14 Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre; El nos capitaneará hasta la muerte.

Al Vencedor: a los hijos de Coré: Salmo.

Oíd esto, pueblos todos; escuchad, habitadores todos del mundo:

Así los hijos de los hombres como los hijos de los varones; el rico y el pobre juntamente.

Mi boca hablará sabiduría; y el pensamiento de mi corazón inteligencia.

Acomodaré a ejemplos mi oído; declararé con el arpa mi enigma.

¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis calcañares me cercará?

¶ Los que confían en sus haciendas, y en la muchedumbre de sus riquezas se jactan,

ninguno de ellos podrá en manera alguna rescatar al hermano, ni dar a Dios propiciación por él.

(Porque la redención de su vida es de gran precio, y no lo pueden hacer)

que viva adelante para siempre, y nunca vea la sepultura.

10 Pues se ve que mueren todos los sabios; el loco y el ignorante perecen, y dejan a otros sus riquezas.

11 En su interior piensan que sus casas son eternas, y sus habitaciones para generación y generación; llamaron sus tierras de sus nombres.

12 Mas el hombre no permanecerá en honra; es semejante a las bestias que son cortadas.

13 Este es su camino, su locura; y sus descendientes corren por el dicho de ellos. (Selah.)

14 Como ovejas son puestos en el Seol; la muerte los pastorea; y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; y se consumirá su bien parecer en la sepultura desde su morada.

15 ¶ Ciertamente Dios rescatará mi vida de la mano del Seol, cuando me tomará. (Selah.)

16 No temas cuando se enriquece alguno, cuando aumenta la gloria de su casa;

17 porque en su muerte no llevará nada, ni descenderá tras él su gloria.

18 Porque mientras viviere, será su vida bendita; y tú serás loado cuando fueres próspero.

19 Entrará a la generación de sus padres; no verán luz para siempre.

20 El hombre en honra que no entiende, semejante es a las bestias que son cortadas.

Salmo a Asaf.

El Dios de dioses, el SEÑOR, ha hablado, y convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.

De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido.

Vendrá nuestro Dios, y no callará; fuego consumirá delante de su presencia, y en derredor suyo habrá tempestad grande.

Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo.

Juntadme mis misericordiosos; los que pactaron mi pacto sobre sacrificio.

Y denunciarán los cielos su justicia; porque Dios mismo es el juez. (Selah.)

¶ Oye, pueblo mío, y hablaré; escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy el Dios, el Dios tuyo.

No te reprenderé sobre tus sacrificios, que tus holocaustos delante de mí están siempre.

No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus apriscos.

10 Porque mía es toda bestia del monte; millares de animales en los montes.

11 Conozco todas las aves de los montes, y las fieras del campo están conmigo.

12 Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud.

13 ¿Tengo de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos?

14 Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus promesas al Altísimo.

15 Y llámame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.

16 ¶ Pero al malo dijo Dios: ¿Qué parte tienes tú de declarar mis leyes, y que tomes mi pacto en tu boca?

17 ¡Aborreciendo tú el castigo, y echando detrás de ti mis palabras!

18 Si veías al ladrón, tú corrías con él; y con los adúlteros era tu parte.

19 Tu boca metías en mal, y tu lengua componía engaño.

20 Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre ponías infamia.

21 Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas por eso que de cierto sería yo como tú; yo te argüiré, y las pondré delante de tus ojos.

22 Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios; no sea que os arrebate, y no haya quién os libre.

23 El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le enseñaré la salud de Dios.

Biblia del Jubileo (JBS)

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