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Nueva Traducción Viviente (NTV)
Version
Salmos 21-25

Para el director del coro: salmo de David.

21 ¡Cuánto se alegra el rey en tu fuerza, oh Señor!
    Grita de alegría porque tú le das la victoria.
Pues le diste el deseo de su corazón;
    no le has negado nada de lo que te ha pedido. Interludio

Le das la bienvenida con éxito y prosperidad;
    le colocaste una corona del oro más puro sobre la cabeza.
Te pidió que le preservaras la vida,
    y le concediste su petición;
    los días de su vida se alargan para siempre.
Tu victoria le da mucha honra,
    y lo has vestido de esplendor y majestad.
Lo has dotado de bendiciones eternas
    y le has dado la alegría de tu presencia.
Pues el rey confía en el Señor;
    el amor inagotable del Altísimo cuidará que no tropiece.

Capturarás a todos tus enemigos;
    con tu poderosa mano derecha atraparás a todos los que te odian.
Cuando te manifiestes,
    los arrojarás a un horno en llamas.
En su enojo el Señor los consumirá;
    el fuego los devorará.
10 Borrarás a sus hijos de la faz de la tierra;
    nunca tendrán descendientes.
11 Aunque conspiren contra ti,
    sus maquinaciones malignas jamás prosperarán.
12 Pues se darán vuelta y saldrán corriendo
    cuando vean que tus flechas apuntan hacia ellos.
13 Levántate, oh Señor, en tu poder;
    con música y cánticos celebramos tus poderosos actos.

Para el director del coro: salmo de David; cántese con la melodía de «Cierva de la aurora».

22 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
    ¿Por qué estás tan lejos cuando gimo por ayuda?
Cada día clamo a ti, mi Dios, pero no respondes;
    cada noche levanto mi voz, pero no encuentro alivio.

Sin embargo, tú eres santo;
    estás entronizado en las alabanzas de Israel.
Nuestros antepasados confiaron en ti,
    y los rescataste.
Clamaron a ti, y los salvaste;
    confiaron en ti y nunca fueron avergonzados.

Pero yo soy un gusano, no un hombre;
    ¡todos me desprecian y me tratan con desdén!
Todos los que me ven se burlan de mí;
    sonríen con malicia y menean la cabeza mientras dicen:
«¿Este es el que confía en el Señor?
    Entonces ¡que el Señor lo salve!
Si el Señor lo ama tanto,
    ¡que el Señor lo rescate!».

Sin embargo, me sacaste a salvo del vientre de mi madre
    y, desde que ella me amamantaba, me hiciste confiar en ti.
10 Me arrojaron en tus brazos al nacer;
    desde mi nacimiento, tú has sido mi Dios.

11 No te quedes tan lejos de mí,
    porque se acercan dificultades,
    y nadie más puede ayudarme.
12 Mis enemigos me rodean como una manada de toros;
    ¡toros feroces de Basán me tienen cercado!
13 Como leones abren sus fauces contra mí;
    rugen y despedazan a su presa.
14 Mi vida se derrama como el agua,
    y todos mis huesos se han dislocado.
Mi corazón es como cera
    que se derrite dentro de mí.
15 Mi fuerza se ha secado como barro cocido;
    la lengua se me pega al paladar.
    Me acostaste en el polvo y me diste por muerto.
16 Mis enemigos me rodean como una jauría de perros;
    una pandilla de malvados me acorrala.
    Han atravesado[a] mis manos y mis pies.
17 Puedo contar cada uno de mis huesos;
    mis enemigos me miran fijamente y se regodean.
18 Se reparten mi vestimenta entre ellos
    y tiran los dados[b] por mi ropa.

19 ¡Oh Señor, no te quedes lejos!
    Tú eres mi fuerza; ¡ven pronto en mi auxilio!
20 Sálvame de la espada;
    libra mi preciosa vida de estos perros.
21 Arrebátame de las fauces del león
    y de los cuernos de estos bueyes salvajes.

22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
    entre tu pueblo reunido te alabaré.
23 ¡Alaben al Señor, todos los que le temen!
    ¡Hónrenlo, descendientes de Jacob!
    ¡Muéstrenle reverencia, descendientes de Israel!
24 Pues no ha pasado por alto ni ha tenido en menos el sufrimiento de los necesitados;
    no les dio la espalda,
    sino que ha escuchado sus gritos de auxilio.

25 Te alabaré en la gran asamblea;
    cumpliré mis promesas en presencia de los que te adoran.
26 Los pobres comerán y quedarán satisfechos;
    todos los que buscan al Señor lo alabarán;
    se alegrará el corazón con gozo eterno.
27 Toda la tierra reconocerá al Señor y regresará a él;
    todas las familias de las naciones se inclinarán ante él.
28 Pues el poder de la realeza pertenece al Señor;
    él gobierna a todas las naciones.

29 Que los ricos de la tierra hagan fiesta y adoren.
    Inclínense ante él, todos los mortales,
    aquellos cuya vida terminará como polvo.
30 Nuestros hijos también lo servirán;
    las generaciones futuras oirán de las maravillas del Señor.
31 A los que aún no han nacido les contarán de sus actos de justicia;
    ellos oirán de todo lo que él ha hecho.

Salmo de David.

23 El Señor es mi pastor;
    tengo todo lo que necesito.
En verdes prados me deja descansar;
    me conduce junto a arroyos tranquilos.
    Él renueva mis fuerzas.
Me guía por sendas correctas,
    y así da honra a su nombre.
Aun cuando yo pase
    por el valle más oscuro,[c]
no temeré,
    porque tú estás a mi lado.
Tu vara y tu cayado
    me protegen y me confortan.
Me preparas un banquete
    en presencia de mis enemigos.
Me honras ungiendo mi cabeza con aceite.
    Mi copa se desborda de bendiciones.
Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán
    todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor viviré
    por siempre.

Salmo de David.

24 La tierra es del Señor y todo lo que hay en ella;
    el mundo y todos sus habitantes le pertenecen.
Pues él echó los cimientos de la tierra sobre los mares
    y los estableció sobre las profundidades de los océanos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
    ¿Quién puede estar en su lugar santo?
Solo los de manos limpias y corazón puro,
    que no rinden culto a ídolos
    y nunca dicen mentiras.
Ellos recibirán la bendición del Señor
    y tendrán una relación correcta con Dios su salvador.
Gente así puede buscarte
    y adorar en tu presencia, oh Dios de Jacob.[d] Interludio

¡Ábranse, portones antiguos!
    Ábranse, puertas antiguas,
    y dejen que entre el Rey de gloria.
¿Quién es el Rey de gloria?
    El Señor, fuerte y poderoso;
    el Señor, invencible en batalla.
¡Ábranse, portones antiguos!
    Ábranse, puertas antiguas,
    y dejen que entre el Rey de gloria.
10 ¿Quién es el Rey de gloria?
    El Señor de los Ejércitos Celestiales,
    él es el Rey de gloria. Interludio

[e]Salmo de David.

25 Oh Señor, te entrego mi vida.
    ¡Confío en ti, mi Dios!
No permitas que me avergüencen,
    ni dejes que mis enemigos se regodeen en mi derrota.
Nadie que confíe en ti será jamás avergonzado,
    pero la deshonra les llega a los que tratan de engañar a otros.

Muéstrame la senda correcta, oh Señor;
    señálame el camino que debo seguir.
Guíame con tu verdad y enséñame,
    porque tú eres el Dios que me salva.
    Todo el día pongo en ti mi esperanza.
Recuerda, oh Señor, tu compasión y tu amor inagotable,
    que has mostrado desde hace siglos.
No te acuerdes de los pecados de rebeldía durante mi juventud.
    Acuérdate de mí a la luz de tu amor inagotable,
    porque tú eres misericordioso, oh Señor.

El Señor es bueno y hace lo correcto;
    les muestra el buen camino a los que andan descarriados.
Guía a los humildes para que hagan lo correcto;
    les enseña su camino.
10 El Señor guía con fidelidad y amor inagotable
    a todos los que obedecen su pacto y cumplen sus exigencias.

11 Por el honor de tu nombre, oh Señor,
    perdona mis pecados, que son muchos.
12 ¿Quiénes son los que temen al Señor?
    Él les mostrará el sendero que deben elegir.
13 Vivirán en prosperidad,
    y sus hijos heredarán la tierra.
14 El Señor es amigo de los que le temen;
    a ellos les enseña su pacto.
15 Mis ojos están siempre puestos en el Señor,
    porque él me rescata de las trampas de mis enemigos.

16 Vuélvete a mí y ten misericordia de mí,
    porque estoy solo y profundamente angustiado.
17 Mis problemas van de mal en peor,
    ¡oh, líbrame de todos ellos!
18 Siente mi dolor, considera mis dificultades
    y perdona todos mis pecados.
19 Mira cuántos enemigos tengo,
    ¡y de qué manera despiadada me odian!
20 ¡Protégeme! ¡Rescata mi vida de sus manos!
    No permitas que me avergüencen, pues yo en ti me refugio.
21 Que la integridad y la honestidad me protejan,
    porque en ti pongo mi esperanza.

22 Oh Dios, rescata a Israel
    de todos sus problemas.

Nueva Traducción Viviente (NTV)

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