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Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Tesalonicenses 1-5

Pablo, Silas y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia a ustedes y paz[a].

Gracias por un testimonio ejemplar

Damos siempre gracias a Dios por todos ustedes, haciendo mención de ustedes en nuestras oraciones. Nos acordamos sin cesar, delante del Dios y Padre nuestro, de la obra de su fe, del trabajo de su amor y de la perseverancia de su esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Porque hemos conocido, hermanos amados de Dios, su elección; por cuanto nuestro evangelio no llegó a ustedes solo en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo, y en plena convicción. Ustedes saben de qué manera actuamos entre ustedes a favor de ustedes. También se hicieron imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo; de tal manera que han sido ejemplo a todos los creyentes en Macedonia y en Acaya. Porque la palabra del Señor ha resonado desde ustedes, no solo en Macedonia y en Acaya sino que también su fe en Dios se ha extendido a todo lugar, de modo que nosotros no tenemos necesidad de decir nada. Pues ellos mismos cuentan de nosotros la buena recepción que tuvimos por parte de ustedes, y cómo ustedes se convirtieron de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero 10 y para esperar de los cielos a su Hijo, a quien resucitó de entre los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

Ministerio de Pablo en Tesalónica

Porque ustedes mismos saben, hermanos, en cuanto a nuestra visita a ustedes, que no fue en vano. Al contrario, a pesar de que habíamos padecido antes y habíamos sido maltratados en Filipos, como saben, tuvimos valentía en nuestro Dios para anunciarles el evangelio de Dios en medio de grande conflicto. Pues nuestra exhortación no procedía de error ni de motivos impuros ni fue con engaño. Más bien, según fuimos aprobados por Dios para ser encomendados con el evangelio, así hablamos; no como quienes buscan agradar a los hombres sino a Dios quien examina nuestro corazón. Porque, como saben, nunca usamos palabras lisonjeras ni tampoco palabras como pretexto para la avaricia; Dios es testigo. Tampoco buscamos gloria de parte de los hombres, ni de ustedes ni de otros; aunque podríamos haberles sido carga como apóstoles de Cristo.

Más bien, entre ustedes fuimos tiernos[b], como la nodriza que cría y cuida a sus propios hijos. Tanto es nuestro cariño para ustedes que nos parecía bien entregarles no solo el evangelio de Dios sino también nuestra propia vida, porque habían llegado a sernos muy amados. Porque se acuerdan, hermanos, de nuestro arduo trabajo y fatiga; que trabajando de día y de noche para no ser gravosos a ninguno de ustedes les predicamos el evangelio de Dios.

10 Ustedes son testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente actuamos entre ustedes los creyentes. 11 En esto saben que fuimos para cada uno de ustedes como el padre para sus propios hijos: Les exhortábamos, les animábamos 12 y les insistíamos en que anduvieran como es digno de Dios, que los llama[c] a su propio reino y gloria.

Persecución de la iglesia

13 Por esta razón, nosotros también damos gracias a Dios sin cesar; porque cuando recibieron la palabra de Dios que oyeron de parte nuestra, la aceptaron, no como palabra de hombres sino como lo que es de veras, la palabra de Dios quien obra en ustedes los que creen. 14 Porque ustedes, hermanos, llegaron a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues también ustedes han padecido las mismas cosas de sus propios compatriotas, como ellos de los judíos. 15 Estos mataron tanto al Señor Jesús como a los profetas, a nosotros nos han perseguido, no agradan a Dios y se oponen a todos los hombres, 16 prohibiéndonos hablar a los gentiles a fin de que sean salvos. Así colman siempre la medida de sus pecados. ¡Pero la ira de Dios viene sobre ellos hasta el extremo!

Pablo anhela visitarlos de nuevo

17 Pero nosotros, hermanos, apartados de ustedes por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, procuramos con mayor empeño y con mucho deseo verlos personalmente. 18 Por eso quisimos ir a ustedes (yo Pablo, una y otra vez), pero Satanás nos lo impidió. 19 Porque, ¿cuál es nuestra esperanza, gozo o corona de orgullo delante del Señor Jesucristo en su venida? ¿Acaso no lo son ustedes? 20 En efecto, ustedes son nuestra gloria y gozo.

La misión de Timoteo

Por lo cual, como no pudimos soportarlo más, nos pareció bien quedarnos solos en Atenas, y enviamos a Timoteo, nuestro hermano[d] y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo, para afirmarlos y animarlos en su fe; para que nadie sea turbado en medio de estas tribulaciones porque ustedes mismos saben que hemos sido puestos para esto. Porque cuando aún estábamos con ustedes les predecíamos que habríamos de sufrir tribulaciones. Y así ha acontecido, como bien lo saben. Por esta razón, como yo tampoco pude soportarlo más, le envié para informarme de la fe de ustedes, no sea que los haya tentado el tentador y que nuestro gran esfuerzo haya sido en vano.

Pero ahora Timoteo ha regresado desde ustedes a nosotros y nos ha dado buenas noticias de la fe y del amor de ustedes, y de que siempre tienen buenos recuerdos de nosotros, deseando vernos, tal como nosotros también a ustedes. Por eso hemos sido animados por ustedes, hermanos, por medio de su fe, en toda nuestra necesidad y aflicción. Porque ahora vivimos, si efectivamente están firmes en el Señor.

Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios con respecto a ustedes en recompensa por todo el gozo con que nos regocijamos por causa de ustedes delante de nuestro Dios? 10 De día y de noche imploramos con mucha instancia, a fin de verlos personalmente y completar lo que falta de su fe. 11 ¡Que el mismo Dios y Padre nuestro, con nuestro Señor Jesús, nos abra camino hacia ustedes! 12 El Señor los multiplique y los haga abundar en amor unos para con otros y para con todos, tal como nosotros para con ustedes; 13 a fin de confirmar el corazón de ustedes irreprensible en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos[e].

La conducta que agrada a Dios

Por lo demás, hermanos, les rogamos y exhortamos en el Señor Jesús que conforme aprendieron de nosotros acerca de cómo les conviene andar y agradar a Dios, tal como están andando, así sigan progresando cada vez más. Ya saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús. Porque esta es la voluntad de Dios, la santificación de ustedes: que se aparten de inmoralidad sexual; que cada uno de ustedes sepa controlar su propio cuerpo en santificación y honor, no con bajas pasiones como los gentiles que no conocen a Dios; y que en este asunto nadie atropelle ni engañe a su hermano; porque el Señor es el que toma venganza en todas estas cosas, como ya les hemos dicho y advertido. Porque Dios no nos ha llamado a la impureza sino a la santificación. Por lo tanto, el que rechaza esto no rechaza a hombre sino a Dios quien les[f] da su Espíritu Santo.

Pero con respecto al amor fraternal, no tienen necesidad de que les escriba, porque ustedes mismos han sido enseñados de Dios que se amen los unos a los otros. 10 De hecho, lo están haciendo con todos los hermanos por toda Macedonia; pero les exhortamos, hermanos, a que sigan progresando aún más. 11 Tengan por aspiración vivir en tranquilidad, ocuparse en sus propios asuntos y trabajar con sus propias manos, como les hemos mandado; 12 a fin de que se conduzcan honestamente para con los de afuera y que no tengan necesidad de nada.

Esperanza de la venida de Cristo

13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoren acerca de los que duermen, para que no se entristezcan como los demás que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios traerá por medio de Jesús, y con él, a los que han dormido.

15 Pues les decimos esto por palabra del Señor: Nosotros, que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera precederemos a los que ya durmieron. 16 Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros, los que vivimos y habremos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para el encuentro con el Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, aliéntense los unos a los otros con estas palabras.

Vigilar por la venida del Señor

Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, hermanos, no tienen necesidad de que les escriba. Porque ustedes mismos saben perfectamente bien que el día del Señor vendrá como ladrón de noche. Cuando digan: “Paz y seguridad”, entonces vendrá la destrucción de repente sobre ellos, como vienen los dolores sobre la mujer que da a luz, y de ninguna manera escaparán.

Pero ustedes, hermanos, no están en tinieblas como para que aquel día los sorprenda como un ladrón. Todos ustedes son hijos de luz e hijos del día. No somos hijos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás sino vigilemos y seamos sobrios; porque los que duermen, de noche duermen; y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. Pero nosotros que somos del día seamos sobrios, vestidos de la coraza de la fe y del amor, y con el casco de la esperanza de la salvación. Porque no nos ha puesto Dios para ira sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 10 quien murió por nosotros para que, ya sea que velemos o sea que durmamos, vivamos juntamente con él. 11 Por lo cual, anímense los unos a los otros y edifíquense los unos a los otros, así como ya lo hacen.

Exhortaciones y saludos

12 Les rogamos, hermanos, que reconozcan a los que entre ustedes trabajan, les presiden en el Señor y les dan instrucción. 13 Ténganlos en alta estima con amor a causa de su obra. Vivan en paz los unos con los otros. 14 Hermanos, también les exhortamos a que amonesten a los desordenados, a que alienten a los de poco ánimo, a que den apoyo a los débiles, y a que tengan paciencia hacia todos. 15 Miren que nadie devuelva a otro mal por mal; en cambio, procuren siempre lo bueno los unos para los otros y para con todos. 16 Estén siempre gozosos. 17 Oren sin cesar. 18 Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús. 19 No apaguen el Espíritu. 20 No menosprecien las profecías; 21 más bien[g], examinen todo, retengan lo bueno. 22 Apártense de toda apariencia de mal.

23 Y el mismo Dios de paz los santifique por completo; que todo su ser —tanto espíritu, como alma y cuerpo— sea guardado sin mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que los llama, quien también lo logrará. 25 Hermanos, oren también por nosotros.

26 Saluden a todos los hermanos con un beso santo. 27 Solemnemente les insto por el Señor que se lea esta carta a todos los hermanos. 28 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes[h].

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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