Book of Common Prayer
138 Salmo de David. ALABARTE he con todo mi corazón: Delante de los dioses te cantaré salmos.
2 Encorvaréme al templo de tu santuario, Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu verdad: Porque has hecho magnífico tu nombre, y tu dicho sobre todas las cosas.
3 En el día que clamé, me respondiste; Esforzásteme con fortaleza en mi alma.
4 Confesarte han, oh Jehová, todos los reyes de la tierra, Cuando habrán oído los dichos de tu boca.
5 Y cantarán de los caminos de Jehová: Que la gloria de Jehová es grande.
6 Porque el alto Jehová atiende al humilde; Mas al altivo mira de lejos.
7 Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás: Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, Y salvaráme tu diestra.
8 Jehová cumplirá por mí: Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No dejarás la obra de tus manos.
139 Al Músico principal: Salmo de David. OH Jehová, tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, Has entendido desde lejos mis pensamientos.
3 Mi senda y mi acostarme has rodeado, Y estás impuesto en todos mis caminos.
4 Pues aun no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
5 Detrás y delante me guarneciste, Y sobre mí pusiste tu mano.
6 Más maravillosa es la ciencia que mi capacidad; Alta es, no puedo comprenderla.
7 ¿Adónde me iré de tu espíritu? ¿Y adónde huiré de tu presencia?
8 Si subiere á los cielos, allí estás tú: Y si en abismo hiciere mi estrado, he aquí allí tú estás.
9 Si tomare las alas del alba, Y habitare en el extremo de la mar,
10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.
11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá tocante á mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día: Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
13 Porque tú poseiste mis riñones; Cubrísteme en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, Y mi alma lo conoce mucho.
15 No fué encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fuí formado, Y compaginado en lo más bajo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
17 Así que cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! Cuán multiplicadas son sus cuentas!
18 Si los cuento, multiplícanse más que la arena: Despierto, y aun estoy contigo.
19 De cierto, oh Dios, matarás al impío; Apartaos pues de mí, hombres sanguinarios.
20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti: Tus enemigos toman en vano tu nombre
21 ¿No tengo en odio, oh Jehová, á los que te aborrecen, Y me conmuevo contra tus enemigos?
22 Aborrézcolos con perfecto odio; Téngolos por enemigos.
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón: Pruébame y reconoce mis pensamientos:
147 ALABAD á JAH, Porque es bueno cantar salmos á nuestro Dios; Porque suave y hermosa es la alabanza.
2 Jehová edifica á Jerusalem; A los echados de Israel recogerá.
3 El sana á los quebrantados de corazón, Y liga sus heridas.
4 El cuenta el número de las estrellas; A todas ellas llama por sus nombres.
5 Grande es el Señor nuestro, y de mucha potencia; Y de su entendimiento no hay número.
6 Jehová ensalza á los humildes; Humilla los impíos hasta la tierra.
7 Cantad á Jehová con alabanza, Cantad con arpa á nuestro Dios.
8 El es el que cubre los cielos de nubes, El que prepara la lluvia para la tierra, El que hace á los montes producir hierba.
9 El da á la bestia su mantenimiento, Y á los hijos de los cuervos que claman.
10 No toma contentamiento en la fortaleza del caballo, Ni se complace en las piernas del hombre.
11 Complácese Jehová en los que le temen, Y en los que esperan en su misericordia.
12 Alaba á Jehová, Jerusalem; Alaba á tu Dios, Sión.
13 Porque fortificó los cerrojos de tus puertas; Bendijo á tus hijos dentro de ti.
14 El pone en tu término la paz; Te hará saciar de grosura de trigo.
15 El envía su palabra á la tierra; Muy presto corre su palabra.
16 El da la nieve como lana, Derrama la escarcha como ceniza.
17 El echa su hielo como pedazos: Delante de su frío ¿quién estará?
18 Enviará su palabra, y los derretirá: Soplará su viento, y fluirán las aguas.
19 El denuncia sus palabras á Jacob, Sus estatutos y sus juicios á Israel.
20 No ha hecho esto con toda gente; Y no conocieron sus juicios. Aleluya.
65 FUI buscado de los que no preguntaban por mí; fuí hallado de los que no me buscaban. Dije á gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.
2 Extendí mis manos todo el día á pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos;
3 Pueblo que en mi cara me provoca de continuo á ira, sacrificando en huertos, y ofreciendo perfume sobre ladrillos;
4 Que se quedan en los sepulcros, y en los desiertos tienen la noche; que comen carne de puerco, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas;
5 Que dicen: Estáte en tu lugar, no te llegues á mí, que soy más santo que tú: éstos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día.
6 He aquí que escrito está delante de mí; no callaré, antes retornaré, y daré el pago en su seno,
7 Por vuestras iniquidades, y las iniquidades de vuestros padres juntamente, dice Jehová, los cuales hicieron perfume sobre los montes, y sobre los collados me afrentaron: por tanto yo les mediré su obra antigua en su seno.
8 Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, que bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no lo destruiré todo.
9 Mas sacaré simiente de Jacob, y de Judá heredero de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos habitarán allí.
3 Y ESCRIBE al ángel de la iglesia en SARDIS: El que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice estas cosas: Yo conozco tus obras que tienes nombre que vives, y estás muerto.
2 Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.
3 Acuérdate pues de lo que has recibido y has oído, y guárda lo, y arrepiéntete. Y si no velares, vendré á ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré á ti.
4 Mas tienes unas pocas personas en Sardis que no han ensuciado sus vestiduras: y andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignos.
5 El que venciere, será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias.
6 PASADAS estas cosas, fuése Jesús de la otra parte de la mar de Galilea, que es de Tiberias.
2 Y seguíale grande multitud, porque veían sus señales que hacía en los enfermos.
3 Y subió Jesús á un monte, y se sentó allí con sus discípulos.
4 Y estaba cerca la Pascua, la fiesta de los Judíos.
5 Y como alzó Jesús los ojos, y vió que había venido á él grande multitud, dice á Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?
6 Mas esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.
7 Respondióle Felipe: Doscientos denarios de pan no les bastarán, para que cada uno de ellos tome un poco.
8 Dícele uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro:
9 Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; ¿mas qué es esto entre tantos?
10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar: y recostáronse como número de cinco mil varones.
11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, repartió á los discípulos, y los discípulos á los que estaban recostados: asimismo de los peces, cuanto querían.
12 Y como fueron saciados, dijo á sus discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, porque no se pierda nada.
13 Cogieron pues, é hinchieron doce cestas de pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron á los que habían comido.
14 Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.