Book of Common Prayer
2 ¿Por qué se unen las naciones en contra del Señor y en vano conspiran? 2 Los reyes de la tierra se preparan para la batalla; los gobernantes se asocian contra el Señor y contra su ungido. 3 «Vamos, rompamos sus cadenas», dicen, «liberémonos de la esclavitud de Dios».
4 ¡Pero el Señor de los cielos se ríe! Se burla de ellos. 5 Y luego, con ardiente furia los reprende y los llena de espanto. 6 El Señor declara: «Este es el rey que he elegido. Lo he puesto en el trono de Jerusalén, mi santo monte».
7 Su elegido responde: «Yo revelaré los eternos propósitos de Dios, pues el Señor me ha dicho: “Tú eres mi hijo. Hoy mismo te he concebido. 8 Pídeme, y te daré como herencia todas las naciones del mundo. ¡Tuyos serán los confines de la tierra! 9 ¡Gobiérnalas con vara de hierro; rómpelas como vasijas de barro!”».
10 Ustedes, los reyes, obren sabiamente. 11 Sirvan al Señor con temor reverente; con temblor ríndale alabanza. 12 Bésenle los pies, antes que se encienda su ira y perezcan en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan el refugio!
Al director musical. Salmo de los hijos de Coré.
85 Señor, has derramado admirables bendiciones sobre esta tierra. Has renovado el destino 2 y has perdonado los pecados de tu pueblo; has sepultado sus culpas, 3 de modo que tu ira, tu ardiente enojo, ya se ha apagado.
4 Ahora regresa a nosotros, Dios de nuestra salvación. Haz a un lado tu enojo contra nosotros. 5 ¿O continuarás siempre enojado con nosotros? ¿Tu ira continuará hasta las más lejanas generaciones? 6 ¿No volverás a darnos nueva vida, para que tu pueblo se alegre en ti? 7 Señor, muéstranos tu inagotable amor, y concédenos tu salvación.
8 Estoy atento a cuanto el Señor está diciendo, porque da palabras de paz a su pueblo, a sus fieles. No los dejes regresar a sus caminos de necedad. 9 Ciertamente, su salvación está cerca de quienes lo honran; nuestra tierra estará llena de su gloria.
10 La misericordia y la verdad se encontraron. La justicia y la paz se besaron. 11 La verdad brota de la tierra y la rectitud sonríe desde el cielo.
12 Sí, el Señor derrama sus bendiciones sobre la tierra y esta produce abundantes cosechas. 13 La justicia marcha delante de él para abrir el camino a sus pasos.
Salmo de David.
110 Así dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que humille a tus enemigos poniéndolos por estrado de tus pies. 2 El Señor establecerá tu trono en Sion para que gobiernes, desde allí sobre tus enemigos. 3 Cuando vayas a la guerra, tu pueblo te apoyará gustoso; tu traje de guerra será un traje de gala, y tu fuerza se renovará día tras día como el rocío de la mañana.
4 El Señor ha jurado, y no cambiará su voto: Tú eres sacerdote eternamente como Melquisedec. 5 Dios está a tu lado para protegerte. En el día de su ira aplastará a muchos reyes. 6 Castigará a las naciones y las llenará de sus muertos. Aplastará muchas cabezas en toda la tierra. 7 Beberá de un arroyo junto al camino, y por lo tanto cobrará nuevas fuerzas.
Cántico de los peregrinos.
132 Señor, acuérdate de David y de todo lo que él sufrió. 2 Él hizo un juramento ante el Señor, hizo votos al Poderoso de Jacob. 3 No iré a mi casa y no descansaré. 4 No cerraré los ojos, ni siquiera un parpadeo, 5 hasta que encuentre un lugar para edificar la casa del Señor, un santuario para el Poderoso de Jacob.
6 En Efrata oímos hablar del cofre; dimos con él en los campos de Yagar. 7 «Vayamos hasta la morada del Señor; postrémonos ante el estrado de sus pies». 8 Levántate, Señor, y entra en tu santuario, con el cofre, símbolo de tu poder.
9 Tus sacerdotes se vestirán de salvación; ¡que tus siervos fieles canten de gozo!
10 Por amor a tu siervo David, no rechaces al rey que elegiste para tu pueblo. 11 El Señor le hizo un juramento a David, y él nunca falta a sus promesas: «Pondré uno de tus descendientes en tu trono. 12 Si tus hijos cumplen con mi pacto y con las normas que les enseñé, también sus descendientes seguirán en el trono para siempre».
13 Porque el Señor ha escogido a Sion; él decidió que ahí será su hogar: 14 «Este es mi hogar donde moraré para siempre. Aquí habitaré porque así lo deseo. 15 Bendeciré con creces sus provisiones, y saciaré de pan a sus pobres. 16 Vestiré de salvación a sus sacerdotes; sus fieles cantarán de júbilo. 17 Aumentará el poder de David, mi ungido será una luz para mi pueblo. 18 Vestiré de vergüenza a sus enemigos, pero él será un rey glorioso».
10 »¡Canta y regocíjate, Jerusalén, porque yo he venido para vivir contigo! Lo afirmo yo, el Señor.
11 »En aquel tiempo muchas naciones se convertirán en fieles devotas del Señor. También ellas serán mi pueblo, y viviré en medio de ellas. Entonces sabrán que fue el Señor Todopoderoso quien me envió a ustedes. 12 Judá será de nuevo herencia del Señor en la Tierra Santa; Dios una vez más ha escogido a Jerusalén para bendecirla. 13 ¡Que toda la humanidad guarde silencio delante del Señor, porque se ha puesto en pie en su santa morada!».
Permanezcamos en el amor
7 Amados, pongamos en práctica el amor mutuo, porque el amor es de Dios. Todo el que ama y es bondadoso da prueba de ser hijo de Dios y de conocerlo bien. 8 El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. 9 Dios nos demostró su amor enviando a su único Hijo a este perverso mundo para darnos vida eterna por medio de su muerte. 10 Eso sí es amor verdadero. No se trata de que nosotros hayamos amado a Dios, sino de que él nos amó tanto que estuvo dispuesto a enviar a su único Hijo como sacrificio expiatorio por nuestros pecados.
11 Amados, ya que Dios nos ha amado tanto, debemos amarnos unos a otros. 12 Porque aunque nunca hemos visto a Dios, si nos amamos unos a otros Dios habita en nosotros, y su amor en nosotros crece cada día más.
13 Él ha puesto su Santo Espíritu en nuestros corazones como testimonio de que vivimos en él y él en nosotros. 14 Además, con nuestros propios ojos vimos, y ahora lo proclamamos a los cuatro vientos, que Dios envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo. 15 Si alguien cree y confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios vive en él y él en Dios.
16 Sabemos cuánto nos ama Dios porque hemos sentido ese amor y porque le creemos cuando nos dice que nos ama profundamente. Dios es amor, y el que vive en amor vive en Dios y Dios en él.
El que viene del cielo
31 El que viene de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra es terrenal y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos 32 y habla de las cosas que ha visto y oído. Sin embargo, nadie cree lo que él dice. 33 El que cree confirma que Dios dice la verdad. 34 Aquel a quien Dios ha enviado habla lo que Dios le dice, porque Dios mismo le da su Espíritu en abundancia. 35 El Padre ama al Hijo y le ha dado poder sobre todo lo que existe. 36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no cree en el Hijo no sabrá lo que es esa vida, pues siempre estará bajo el castigo de Dios.
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