Book of Common Prayer
Salmo 24 (23)
Llega el rey de la gloria
24 De David. Salmo.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el mundo y quienes lo habitan.
2 Él la cimentó sobre los mares,
él la asentó sobre los ríos.
3 ¿Quién podrá subir al monte del Señor?
¿Quién podrá permanecer en su santa morada?
4 El de manos honradas y corazón limpio,
quien no desea la mentira ni jura en falso.
5 Ese recibirá la bendición del Señor,
la recompensa del Dios que lo salva.
6 Esta es la generación de quienes lo buscan,
de los que anhelan tu rostro, Dios de Jacob. [ Pausa]
7 ¡Puertas, eleven sus dinteles,
álcense, portones eternos,
que llega el rey de la gloria!
8 ¿Quién es el rey de la gloria?
El Señor valeroso y aguerrido,
el Señor adalid de la guerra.
9 ¡Puertas, eleven sus dinteles,
álcense, portones eternos,
que llega el rey de la gloria!
10 ¿Quién es el rey de la gloria?
El Señor del universo,
él es el rey de la gloria. [ Pausa]
Salmo 29 (28)
La voz del Señor es potente
29 Salmo de David.
¡Hijos de Dios, aclamen al Señor,
aclamen su gloria y su poder!
2 ¡Aclamen el nombre glorioso del Señor!
¡Adoren al Señor en el esplendor del Templo!
3 La voz del Señor domina las aguas,
el Dios de la gloria ha tronado,
el Señor domina las aguas caudalosas.
4 La voz del Señor es poderosa,
la voz del Señor es espléndida.
5 La voz del Señor quiebra los cedros,
quiebra el Señor los cedros del Líbano;
6 hace brincar al Líbano como un ternero
y al Sarión cual cría de búfalo.
7 La voz del Señor produce llamas ardientes;
8 la voz del Señor hace temblar el desierto,
el Señor hace temblar el desierto de Cadés.
9 La voz del Señor estremece a las ciervas
y arranca los árboles del bosque.
En su Templo todo dice ¡gloria!
10 El Señor reina sobre el diluvio;
el Señor, rey eterno, está en su trono.
11 El Señor fortalece a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Salmo 8
¡Qué grande es tu nombre en la tierra entera!
8 Al maestro del coro; según la melodía de Gad. Salmo de David.
2 Señor Dios nuestro,
¡qué grande es tu nombre en la tierra entera!
Alzas tu gloria sobre los cielos
3 y de la boca de lactantes y niños,
has hecho un baluarte frente a tus rivales
para silenciar al enemigo y al rebelde.
4 Miro el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has fijado,
5 ¿qué es el mortal para que te acuerdes de él,
el ser humano para que de él te ocupes?
6 Lo has hecho algo inferior a un dios,
lo has revestido de honor y de gloria,
7 lo has puesto al frente de tus obras,
todo lo has sometido a su poder:
8 el ganado menor y mayor, todo él,
y también los animales del campo,
9 los pájaros del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de los mares.
10 Señor Dios nuestro,
¡qué grande es tu nombre en la tierra entera!
Salmo 84 (83)
Añoro los atrios del Señor
84 Al maestro del coro. Según la melodía de Gat. Salmo de los hijos de Coré.
2 ¡Qué gratas son tus moradas,
oh Señor del universo!
3 Añoro y siento nostalgia
de los atrios del Señor;
mi corazón y mi cuerpo
cantan con gozo al Dios vivo.
4 Hasta el pájaro encuentra casa
y un nido la golondrina
para poner a sus crías
cerca de tus altares,
¡oh Señor del universo,
rey mío y Dios mío!
5 Felices quienes moran en tu casa
y te alaban sin cesar; [ Pausa]
6 feliz quien en ti encuentra su fuerza,
y peregrina de buen grado hacia ti.
7 Pasan por el valle de los Álamos
y hacen de él un manantial;
lo cubre de bendiciones la lluvia.
8 Cada vez caminan con más brío,
se presentan ante Dios en Sión.
9 Señor, Dios del universo,
atiende mi oración,
¡escucha, Dios de Jacob! [ Pausa]
10 Dios, escudo nuestro, mira,
contempla el rostro de tu ungido.
11 Es mejor un día en tus atrios
que mil días fuera de ellos;
prefiero el umbral de la casa de mi Dios
a morar en las tiendas del malvado.
12 Porque Dios, el Señor, es sol y escudo,
el Señor otorga gracia y gloria;
él no niega bien alguno
a quien camina con rectitud.
13 Señor del universo, feliz aquel
que en ti pone su confianza.
8 Elías se levantó, comió y bebió; y con la fuerza de aquella comida caminó durante cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios. 9 Una vez allí, se metió en una cueva para pasar la noche. El Señor le dirigió la palabra, preguntándole:
— ¿Qué haces aquí, Elías?
10 Él contestó:
— Ardo en celo por el Señor, Dios del universo, porque los israelitas han roto tu alianza, han derribado tus altares y han asesinado a filo de espada a tus profetas. Sólo he quedado yo y me andan buscando para matarme.
11 El Señor le dijo:
— Sal y quédate de pie sobre el monte ante el Señor, que el Señor va a pasar.
Vino un viento huracanado y violento que sacudía los montes y quebraba las peñas delante del Señor, pero el Señor no estaba en el viento. Tras el viento hubo un terremoto, pero el Señor tampoco estaba en el terremoto. 12 Tras el terremoto hubo un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Tras el fuego se oyó un ligero susurro, 13 y al escucharlo, Elías se tapó el rostro con su manto, salió de la cueva y se quedó de pie a la entrada. Entonces oyó una voz que le preguntaba:
— ¿Qué haces aquí, Elías?
14 Él contestó:
— Ardo en celo por el Señor, Dios del universo, porque los israelitas han roto tu alianza, han derribado tus altares y han asesinado a filo de espada a tus profetas. Sólo he quedado yo y me andan buscando para matarme.
15 El Señor le dijo:
— Anda, vuelve por el camino por el que has venido hacia el desierto en dirección a Damasco. Cuando llegues, unge a Jazael como rey de Siria; 16 unge a Jehú, hijo de Nimsí, como rey de Israel; y unge a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, como profeta sucesor tuyo. 17 A quien escape de la espada de Jazael, lo matará Jehú; y a quien escape de la espada de Jehú, lo matará Eliseo. 18 Sólo dejaré en Israel un resto de siete mil: aquellos que no doblaron la rodilla ante Baal, ni lo besaron con sus labios.
La vocación de Eliseo
19 Elías se marchó de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas de bueyes e iba detrás de la última. Elías pasó junto a él y lo cubrió con su manto. 20 Eliseo dejó los bueyes, corrió detrás de Elías y le dijo:
— Déjame despedirme de mis padres. Luego te sigo.
Elías le respondió:
— Vete y vuelve. Yo no te lo impido.
21 Eliseo se volvió, agarró la yunta de bueyes y los sacrificó. Luego asó la carne con los aperos de los bueyes e invitó a comer a la gente. Después emprendió la marcha tras Elías y se puso a su servicio.
34 Pero había en el Consejo un fariseo llamado Gamaliel, doctor en la ley y muy respetado por todo el pueblo; este tomó la palabra, mandó que sacasen de la sala durante unos instantes a los detenidos 35 y dijo a los presentes:
— Israelitas, reflexionen bien sobre lo que se proponen hacer con estos hombres. 36 Hace poco apareció un tal Teudas pretendiendo ser alguien importante, y logró reunir unos cuatrocientos adeptos. Pero lo mataron y todos sus seguidores se dispersaron y quedaron reducidos a la nada. 37 Después de él, durante la época del censo, apareció Judas, el galileo, y arrastró a una buena parte del pueblo tras de sí; pero cuando también a él lo mataron, todos sus partidarios se esfumaron. 38 Por eso, en esta ocasión, mi consejo es que no se metan con estos hombres y que los dejen en paz. Porque si los mueve un propósito o interés humano, fracasarán; 39 pero, si es Dios quien los mueve, no podrán acabar con ellos. Y pudiera ser que estuvieran ustedes luchando contra Dios.
Ellos aceptaron su consejo; 40 así que llamaron a los apóstoles, los azotaron y les prohibieron terminantemente hablar sobre Jesús. Después los soltaron. 41 Los apóstoles salieron del Consejo llenos de alegría por haber sido considerados dignos de sufrir por Jesús. 42 Y, tanto en el Templo como por las casas, continuaron día tras día enseñando y proclamando la buena noticia de que Jesús era el Mesías.
Deciden matar a Jesús
45 Al ver lo que había hecho Jesús, muchos de los judíos que habían ido a visitar a María creyeron en él. 46 Otros, sin embargo, fueron a contar a los fariseos lo que Jesús acababa de hacer. 47 Entonces, los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron una reunión urgente del Consejo Supremo donde acordaron:
— Es necesario tomar alguna medida ya que este hombre está haciendo muchas cosas sorprendentes.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España