Book of Common Prayer
116 Amo al Señor; porque él escucha mis plegarias y las contesta. 2 Porque se inclina y escucha, oraré a él mientras tenga aliento.
3 Los lazos de la muerte me enredaron; el terror del sepulcro me sorprendió, solo veía problemas y tristeza. 4 Entonces clamé: «¡Señor, sálvame!». 5 ¡Cuán bondadoso es él! ¡Cuán bueno es! ¡Qué misericordioso es este Dios nuestro! 6 El Señor protege a la gente sencilla; estaba yo muy débil, y él me salvó. 7 Ahora puedo descansar, porque el Señor ha sido bueno conmigo. 8 Me ha salvado de la muerte, ha enjugado mis lágrimas y me ha librado de tropiezo. 9 ¡Viviré! ¡Sí, en su presencia, aquí en la tierra! 10 Creo en ti, por eso digo: «Me encuentro muy angustiado, Señor». 11 En mi desesperación he exclamado: «Todos son unos mentirosos».
12 Y ahora, ¿cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado? 13 Levantaré una copa como símbolo de su salvación y alabaré su nombre por haberme salvado. 14 ¡Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo! 15 Sus amados son muy preciosos para él; le causa tristeza cuando ellos mueren.
16 Señor, soy tu siervo; sí, soy tu siervo y el hijo que tú has hecho; ¡tú has roto mis cadenas! 17 Te ofreceré sacrificio de gratitud e invocaré, Señor, tu nombre. 18 ¡Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo, 19 en los atrios de la casa del Señor, en medio de ti, oh Jerusalén! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
14 ¡Canten con alegría habitantes de Jerusalén! ¡Grita de gozo, Israel! ¡Alégrate y regocíjate con todo tu corazón, hija de Jerusalén! 15 Porque el Señor no te castigará como lo había dicho, sino más bien alejará de ti los ejércitos de tus enemigos y los dispersará. Y el Señor, Rey de Israel, estará siempre presente entre ustedes. Por eso ninguna desgracia volverá a caer sobre ustedes.
16 En aquel día le dirán a Jerusalén: «¡Alégrate, no tengas miedo, y ten mucho ánimo! 17 ¡El Señor tu Dios ha llegado para vivir en medio de ti! Él es tu Salvador poderoso, que siempre cuidará de ti. Él se regocijará en ti con gran alegría; te amará y no te acusará. 18 Por ti lanzará gritos de júbilo, como si hubiera fiesta. Él ha prometido liberarte de todo aquello que te causa sufrimiento y tristeza».
19 El Señor dice: «Castigaré severamente a los que te han oprimido. Salvaré al débil y al indefenso, y reuniré de nuevo a todos los que fueron perseguidos y esparcidos. Daré fama y buen nombre a los que estuvieron exiliados y sufrieron las burlas y la vergüenza.
20 »En aquel tiempo te recogeré, reuniré a tus hijos e hijas y los traeré nuevamente a su hogar. Te daré un buen nombre, te haré famoso entre todos los pueblos de la tierra, y ellos te elogiarán cuando vean que yo restauro tus bienes y tu prosperidad. Lo digo yo, el Señor».
47 María Magdalena y María la madre de José vieron dónde pusieron el cuerpo de Jesús.
La resurrección
16 Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé compraron especias perfumadas para ir a ungir el cuerpo de Jesús.
2 El primer día de la semana, muy temprano, apenas había salido el sol, fueron al sepulcro. 3 Iban preguntándose unas a otras: «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?», 4 pues la piedra era muy grande. Pero cuando llegaron, se dieron cuenta de que la piedra había sido removida.
5 Al entrar en el sepulcro vieron a un joven vestido con un manto blanco, sentado al lado derecho; y las mujeres se asustaron. 6 Él les dijo:
―No se asusten. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron. 7 Vayan a decirles a los discípulos y a Pedro: “Él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal como les dijo”.
Cántico para la dedicación de la casa. Salmo de David.
30 Te exaltaré, Señor, porque me has salvado de mis enemigos. No dejas que me derroten: 2 Señor, Dios mío, a ti clamé y tú me devolviste la salud. 3 Me sacaste del borde de la tumba, de la muerte misma, y heme aquí con vida.
4 ¡Cántenle, ustedes sus santos! Den gracias a su santo nombre. 5 Un instante dura su ira; su gracia perdura de por vida. Las lágrimas pueden huir la noche entera, pero al amanecer habrá gozo.
6 Dije yo en mi prosperidad: «Esto es para siempre. ¡Ahora nada puede detenerme! 7 El Señor me ha mostrado su gracia. Me ha dado firmeza como de montaña». Entonces, Señor, apartaste de mí tu rostro y quedé destruido. 8 Clamé a ti, Señor. ¡Ay, como supliqué! 9 «Señor, ¿qué ganarás con matarme? ¿Acaso puede el polvo mío hablar desde el sepulcro y proclamar al mundo tu fidelidad? 10 Escúchame, Señor; apiádate y ayúdame». 11 Entonces, él transformó mi dolor en danza. Me quitó mi ropa de luto y me vistió de fiesta, 12 para que pudiera entonarle alegres alabanzas en vez de yacer en el silencio de la tumba. Señor, Dios mío, proseguiré expresándote mi gratitud eternamente.
149 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Canten al Señor un cántico nuevo. Canten sus alabanzas en la comunidad de los fieles.
2 Que se alegre Israel por su Creador; que se regocijen los hijos de Sion por su rey. 3 Alaben su nombre con danzas, con acompañamiento de tambores y lira.
4 Porque el Señor se goza en su pueblo; él corona al humilde con la salvación. 5 Que se alegren los fieles en su triunfo; que aun en sus camas canten de júbilo.
6 Que la alabanza a Dios salga de su boca, y haya en sus manos una espada de dos filos. 7 Para que tomen venganza de las naciones y castiguen a los pueblos, 8 Para que sujeten a sus reyes con grilletes, y a sus dirigentes con cadenas de hierro; 9 para que se cumpla en ellos la sentencia escrita. Esta es la gloria de sus fieles. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
El Dios de toda consolación
3 ¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación! 4 Él nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos consolar a todos los que sufren, con el mismo consuelo que él nos prodigó.
5 Pues así como sufrimos abundantemente por Cristo, así de grande es el consuelo que él nos da. 6 Si sufrimos es para que ustedes tengan consuelo y obtengan la salvación. Y si Dios nos ha consolado es para bien de ustedes, para que reciban el consuelo que les ayude a soportar con paciencia los mismos sufrimientos que padecemos nosotros. 7 Tenemos una esperanza segura en ustedes, porque sabemos que participan tanto de nuestros sufrimientos como de nuestro consuelo.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.