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Book of Common Prayer

Daily Old and New Testament readings based on the Book of Common Prayer.
Duration: 861 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Salmos 70-71

No tardes en venir

(Sal 40:13-17)

Al director. Canción de David. Para conmemorar.

¡Dios mío, apresúrate a rescatarme!
    SEÑOR, ven pronto a ayudarme.
Que los que buscan destruirme
    terminen sintiéndose avergonzados y humillados.
Que los que me desean el mal
    se retiren sin lograr nada.
Que los que se burlan de mí
    retrocedan avergonzados.
Pero que los que buscan tu ayuda
    encuentren la felicidad.
Que todos los que te aman puedan decir:
    «¡Qué grande es Dios!»

Dios mío, ven pronto y ayúdame,
    que soy pobre y humilde.
SEÑOR, tú eres quien me salva y me protege.
    Por favor no tardes en venir.

Tú eres mi esperanza

SEÑOR, en ti he buscado refugio;
    no me decepciones.
Rescátame y libérame porque eres justo.
    Escúchame y sálvame.
Sé tú mi roca
    donde acudo a refugiarme,
pues tú diste la orden de salvarme.
    Tú eres mi roca, mi fortaleza.

Dios mío, rescátame de las garras del perverso,
    del delincuente y del violento.
Señor DIOS, tú eres mi esperanza;
    he confiado en ti desde mi juventud.
He dependido de ti desde antes de nacer.
    Tú me has ayudado desde que estaba en el vientre de mi madre.
    Siempre te estoy alabando.

Tú eres mi poderoso refugio,
    y me he convertido en un ejemplo para los demás.
Te honro y alabo
    con mi boca todo el día.
No me apartes de ti en mi vejez;
    no me abandones mientras voy perdiendo fuerzas.

10 Mis enemigos hacen planes contra mí;
    se han aliado los que quieren matarme.
11 Mis enemigos dicen: «Él no tiene quién lo salve.
    Dios lo ha abandonado, ¡atrapémoslo!»
12 Dios mío, no me abandones;
    apresúrate y ven a salvarme.
13 Que mis enemigos sean avergonzados y destruidos;
    que los que quieren hacerme daño se cubran de vergüenza y humillación.

14 Pero yo siempre confiaré en ti;
    te alabaré cada día más.
15 Todo el día hablaré de tu justicia y salvación;
    aunque es algo que no alcanzo a comprender.
16 Señor DIOS, cantaré acerca de tus poderosas obras;
    haré que se recuerde tu justicia, solamente la tuya.
17 Dios mío, tú me has enseñado desde mi juventud
    y nunca he dejado de hablar de tus obras maravillosas.
18 Dios mío, no me abandones
    aun cuando esté viejo y con canas,
hasta que les cuente a las nuevas generaciones
    acerca de tu poder y de tu fortaleza.

19 Dios mío, tu justicia llega hasta el cielo;
    has hecho grandes cosas;
    no hay dios como tú.
20 Aunque me has hecho pasar por dificultades y malos ratos,
    me revivirás y me harás volver de las profundidades de la tierra.
21 Acrecentarás mi grandeza
    y volverás a consolarme.

22 Yo te agradeceré al son del instrumento de salterio,
    por tu fidelidad, Dios mío;
a ti, Santo de Israel,
    te alabaré tocando el arpa.
23 Te alabarán mis labios y todo mi ser,
    cantaré a ti porque me salvaste.
24 Mi boca hablará
    todo el tiempo de tu justicia,
pues aquellos que querían destruirme
    quedaron derrotados y humillados.

Salmos 74

No te olvides de tu pueblo

Un poema de Asaf.

¿Por qué nos has dejado solos para siempre, Dios mío?
    ¿Por qué estás tan enojado con las ovejas de tu prado?
No te olvides del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos,
    al que rescataste para hacerlo tu tribu.
    Y recuerda el monte Sion, el lugar donde vivías.
Ven a caminar por estas ruinas antiguas;
    mira, el enemigo destruyó todo el Lugar Santo.

Ruge el enemigo en tu templo,
    y ha puesto sus banderas para demostrar que ha vencido.
Los soldados enemigos usaron hachas y machetes contra las puertas,
    como si estuvieran derribando bosque.
Con hachas y martillos
    destruyeron todas las piezas labradas en madera que había en tu templo.
Quemaron tu santuario;
    no respetaron el lugar que fue construido para honrar tu nombre.
Los enemigos decidieron destruirnos por completo;
    quemaron todos los sitios sagrados que había en el país.
Ya no vemos tus señales, ya no tenemos profetas.
    No sabemos cuánto tiempo más durará esta situación.

10 Dios mío, ¿hasta cuándo seguirá el enemigo burlándose de ti?
    ¿Va a seguir insultándote toda la vida?
11 ¿Por qué has retirado tu mano protectora?
    ¿Por qué te quedas cruzado de brazos?

12 Dios mío, tú has sido nuestro Rey desde hace muchísimo tiempo;
    nos has salvado muchas veces.
13 Con tu poder abriste el mar Rojo;
    derrotaste a los monstruos del mar.
14 Aplastaste las cabezas de Leviatán,
    e hiciste que lo devoraran las fieras del desierto.
15 Tú hiciste fluir los manantiales y los riachuelos
    y también secaste ríos inagotables;
16 controlas el día y la noche;
    creaste el sol y la luna.
17 Tú pusiste límites a la tierra;
    creaste el verano y el invierno.

18 Recuerda esto, SEÑOR, fue el enemigo quien se burló de ti;
    y es un pueblo insensato el que odia tu nombre.
19 No permitas que esos animales salvajes maten a tu paloma;
    no eches al olvido a tu pobre pueblo.
20 Recuerda tu pacto y protégenos,
    porque hay violencia en todas las esquinas de este país.
21 No permitas que humillen más al oprimido;
    haz que te alaben los pobres y los necesitados.

22 ¡Levántate, Dios mío! ¡Defiende tu causa!
    Recuerda que esos insensatos te han ofendido demasiado.
23 No te olvides de los gritos de tus enemigos,
    ni del rugido continuo de los rebeldes.

Job 28

La sabiduría

28 Existen minas de donde se saca la plata,
    y lugares donde se refina el oro.
Se extrae el hierro de la tierra
    y se funde una piedra para hacerla cobre.
El minero lleva luces a la mina y busca mineral
    hasta en el último rincón, en profunda oscuridad.
Los mineros abren túneles lejos de donde vive la gente,
    donde nadie ha estado nunca.
Se sostienen con sogas, lejos de otros seres humanos.
    Se balancean en adelante y para abajo.
Tierra que produce alimento,
    pero debajo está revuelta por el fuego.
Allí hay rocas de zafiro
    y el polvo tiene oro.
Ni las aves de rapiña conocen el camino;
    ni el halcón lo ha visto.
Los animales más indómitos no han caminado por esos lugares.
    El león no ha pasado por ahí.
El minero excava las duras rocas,
    voltea montañas enteras.
10 Hace túneles a través de las rocas
    y encuentra toda clase de piedras preciosas.
11 Hace represas en las fuentes de los ríos
    y saca a la luz cosas que estaban escondidas.

12 Y en cuanto a la sabiduría, ¿dónde encontrarla?
    ¿Dónde está la sede de la inteligencia?
13 El hombre ignora el camino que lleva hacia ella;
    no se encuentra en este mundo.
14 Las profundidades del océano dicen: «Aquí no está la sabiduría».
    El mar dice: «No está conmigo».
15 No se puede dar oro fino a cambio de ella;
    con ninguna plata se puede comprar.
16 No puedes cambiarla por oro de Ofir[a],
    ni por ónice ni por zafiros.
17 Vale más que el oro o el vidrio[b].
    No se puede dar a cambio de objetos de oro fino.
18 Ni para qué mencionar el coral y el jaspe.
    La sabiduría es más valiosa que los rubíes.
19 El topacio de Etiopía no vale nada comparado con la sabiduría.
    No se puede comerciar con ella a cambio de oro puro.

20 Entonces, ¿de dónde viene la sabiduría?
    ¿Dónde está la sede de la inteligencia?
21 Se oculta de los ojos de todo ser vivo.
    Se les escabulle a las aves del cielo.
22 El Abadón[c] y la muerte dicen:
    «Sólo hemos oído hablar de ella».
23 Dios entiende su camino
    y sabe dónde está.
24 Porque él mira los confines de la tierra;
    ve todo lo que sucede bajo el cielo.
25 En una ocasión él determinó el peso del viento,
    y luego decidió la cantidad de las aguas.
26 Después reglamentó la lluvia
    y el curso de la tormenta y los truenos.
27 Luego vio la sabiduría y le dio valor.
    Él la aprobó e incluso la escudriñó.
28 Así que le dijo a la humanidad:
«Respetar al Señor, eso es sabiduría.
    Apartarse del mal, eso es inteligencia».

Hechos 16:25-40

25 A la media noche, Pablo y Silas estaban orando y cantando canciones a Dios, y los otros prisioneros los escuchaban. 26 De pronto, hubo un temblor de tierra muy grande, tan fuerte que los cimientos de la cárcel temblaron con fuerza. Entonces todas las puertas de la cárcel se abrieron y las cadenas de los presos se soltaron. 27 El carcelero se despertó y vio que las puertas de la cárcel estaban abiertas. Pensó que los prisioneros se habían escapado y tomó su espada para quitarse la vida,[a] 28 pero Pablo le gritó:

—¡No te hagas daño! ¡Todos estamos aquí!

29 El carcelero le dijo a alguien que trajera luz, corrió adentro y temblando de miedo cayó delante de Pablo y Silas. 30 Entonces los llevó afuera y les dijo:

—¿Qué debo hacer para ser salvo?

31 Le respondieron:

—Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y todos los de tu casa.

32 Pablo y Silas les anunciaron el mensaje del Señor al carcelero y a todos los de su casa. 33 A esas horas de la noche, el carcelero los llevó y les lavó las heridas. Inmediatamente fueron bautizados él y todos los de su casa. 34 Después de esto, el carcelero llevó a su casa a Pablo y a Silas y les dio de comer. Él y toda su familia festejaron porque ahora creían en Dios.

35 Temprano en la mañana, las autoridades enviaron unos guardias a decirle al carcelero: «Suelta a esos hombres». 36 El carcelero le dijo a Pablo:

—Las autoridades han ordenado su libertad. Así que salgan ahora y váyanse en paz.

37 Pero Pablo les dijo a los guardias:

—Las autoridades ordenaron que nos azotaran públicamente sin haber comprobado que hayamos cometido algún delito. Aunque somos ciudadanos romanos[b], nos echaron en la cárcel y ahora quieren que nos vayamos sin decir nada. ¡Nada de eso! Que vengan ellos mismos a sacarnos.

38 Los guardias informaron a las autoridades lo que Pablo había dicho. Cuando las autoridades se enteraron de que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos, tuvieron miedo. 39 Así que fueron a hablar con Pablo y Silas, les ofrecieron disculpas, los sacaron de la cárcel y les pidieron que se fueran de la ciudad. 40 Cuando Pablo y Silas salieron de la cárcel, fueron a la casa de Lidia, donde vieron a los creyentes y les dieron mucho ánimo. Luego partieron de allí.

Juan 12:27-36

27 »Ahora estoy muy angustiado y no sé qué decir. ¿Qué podría decir? ¿Diré: “Padre, sálvame de esta hora de sufrimiento”? ¡Pero si para eso vine, a sufrir! 28 Padre, da gloria a tu nombre.

Luego vino una voz desde el cielo: «Le he dado gloria y lo haré de nuevo».

29 Entonces la multitud que estaba allí y escuchó, empezó a decir que fue un trueno. Otros decían:

—Un ángel le habló.

30 Jesús respondió:

—Esta voz fue para ustedes, no para mí. 31 Ahora es el momento de juzgar al mundo y de expulsar al que manda en este mundo.[a] 32 Cuando yo sea levantado[b] de la tierra, atraeré a todo el mundo hacia mí.

33 Dijo esto para mostrar qué clase de muerte iba a tener. 34 Entonces alguien entre la multitud le contestó:

—La ley nos dice que el Mesías iba a vivir para siempre. Entonces, ¿por qué dices tú que el Hijo del hombre va a ser levantado? ¿Quién es el “Hijo del hombre”?

35 Luego Jesús les dijo:

—La luz[c] va a estar con ustedes sólo por poco tiempo. Caminen mientras la tienen, y así la oscuridad no los sorprenderá. Pues el que camina en la oscuridad no sabe por dónde va. 36 Mientras que tengan la luz, crean en ella para que se conviertan en hijos de luz.

Jesús dijo esto y se fue lejos escondiéndose de ellos.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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