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Book of Common Prayer

Daily Old and New Testament readings based on the Book of Common Prayer.
Duration: 861 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Salmos 40

Una canción nueva

(Sal 70)

Al director. Canción de David.

Yo confié sinceramente en el SEÑOR,
    y él escuchó mi oración.
El SEÑOR me sacó del pozo de la destrucción;
    me sacó del barro y del lodo.
Me puso los pies en la roca, en tierra firme,
    donde puedo andar con seguridad.
Él puso una canción nueva en mi boca,
    una canción de alabanza a Dios.
Mucha gente verá lo que Dios ha hecho y lo alabará;
    se llenarán de confianza en él.

Afortunado el que confía en el SEÑOR
    y no busca ayuda en dioses falsos.
SEÑOR, Dios nuestro,
    tú has hecho muchas maravillas.
Tienes planes maravillosos para nosotros;
    eres incomparable.
No me alcanzan las palabras
    cuando intento contar tus maravillas.

SEÑOR, tú me has hecho entender[a]
    que en realidad no esperas sacrificios ni ofrendas.
    En realidad no pides sacrificios para borrar el pecado.
Así que dije: «Mírame, aquí estoy,
    listo para hacer lo que está escrito de mí en el libro».
Dios mío, deseo que se haga tu voluntad;
    llevo tus enseñanzas en mi corazón.

Le he dado a todo el mundo la buena noticia de tu victoria
    y sabes que nunca dejaré de hablar de ello, SEÑOR.
10 SEÑOR, no he guardado para mí la maravilla de tus obras.
    He hablado públicamente de tu justicia y de tu salvación.
No he escondido a la gran asamblea
    tu fiel amor ni tu verdad.

11 No seas tacaño, SEÑOR, con tu compasión.
    Que tu fiel amor y fidelidad me guarden para siempre.
12 Porque se me han venido encima
    muchas desgracias.
Mis pecados me han atrapado
    y no puedo escapar de ellos.
Son tantos los pecados que he cometido,
    que he perdido todo el valor.

13 SEÑOR, por favor rescátame.
    ¡SEÑOR, ven pronto a ayudarme!
14 Que todos los que buscan destruirme
    terminen sintiéndose avergonzados y humillados.
Que los que quieren hacerme daño
    se retiren sin lograr nada.
15 Que los que se burlan de mí
    retrocedan avergonzados.
16 Y que los que buscan tu ayuda,
    encuentren dicha y felicidad.
Que los que aman tu salvación
    puedan alabarte siempre diciendo:
    «¡Cuán grande es el SEÑOR!»

17 Señor, ten compasión de mí,
    aunque sea tan sólo un hombre pobre e indefenso.
Dios mío, tú eres quien me ayuda y me salva.
    ¡No llegues demasiado tarde!

Salmos 54

El Señor me tiene con vida

Al director. Poema de David compuesto, cuando los zifitas le dijeron a Saúl que creían que David estaba escondido en su pueblo.

Dios mío, por tu nombre, sálvame;
    usa tu gran poder para hacerme justicia.
Dios mío, escucha mi oración,
    atiende a mis palabras.
Gente extraña se ha puesto en mi contra,
    y los violentos quieren matarme.
    Ellos no tienen en cuenta a Dios. Selah

Pero Dios es quien me ayuda;
    el Señor me mantendrá con vida.
Que el mal que hacen mis enemigos recaiga sobre ellos.
    Acaba con ellos y demuestra así tu fidelidad.

Dios mío, con gusto te ofreceré sacrificios.
    Alabaré tu buen nombre, SEÑOR.
Porque tu nombre me salvó de todo peligro.
    Con mis propios ojos veo que me das victoria sobre mis enemigos.

Salmos 51

¡Ten compasión de mí!

Al director. Canción de David, cuando el profeta Natán fue a reprenderlo por haber cometido adulterio con Betsabé.

Ten compasión de mí, Dios mío,
    conforme a tu fiel amor;
conforme a tu gran misericordia,
    borra mis rebeliones.
Lava todas mis culpas
    y límpiame de mi pecado.

Reconozco que he sido rebelde,
    siempre tengo presente mi pecado.
Pequé contra ti y sólo contra ti,
    delante de ti hice lo que es malo;
por eso tu sentencia es justa,
    y tu juicio es irreprochable.
Yo nací culpable;
    mi madre me concibió pecador.
Tú amas la verdad acerca de lo que se oculta
    y quieres que yo sea sabio en lo íntimo.
Purifícame con hisopo de olor agradable y quedaré limpio;
    lávame y quedaré más blanco que la nieve.
Hazme sentir felicidad y alegría;
    que se alegren los huesos que has quebrantado.
Aparta tu vista de mis pecados
    y borra toda mi maldad.

10 Dios mío, crea en mí un corazón limpio.
    Una vez más quiero ser fiel en mí espíritu.
11 No me alejes de ti;
    ni me quites tu santo Espíritu.
12 Hazme sentir de nuevo la alegría de tu salvación;
    y que me sostenga tu Espíritu que me guía.
13 Les enseñaré a los rebeldes tus caminos,
    y los pecadores se volverán a ti.

14 Dios mío, mi Dios Salvador,
    merezco la muerte,
pero no me castigues,
    y gritaré de alegría que eres justo.
15 Señor, abre mis labios,
    y te cantaré alabanzas.
16 A ti no te complacen las ofrendas,
    ni los sacrificios que deben quemarse completamente;
    si así fuera, yo te los ofrecería.
17 Los sacrificios a Dios son un espíritu quebrantado;
    tú no despreciarás al de corazón humilde y arrepentido.

18 Sé bueno con Sion,
    reconstruye las murallas de Jerusalén.
19 Entonces aceptarás los sacrificios apropiados, las ofrendas,
    y los sacrificios que deben quemarse completamente.
    Entonces se ofrecerán becerros sobre tu altar.

Job 29:1

Job habla

29 Entonces Job empezó de nuevo su argumento:

Job 31:24-40

24 »Nunca he confiado en las riquezas,
    ni le he dicho al oro: “En ti he depositado toda mi confianza”.
25 Nunca presumí de mis riquezas
    ni de todo lo que poseía.
26 Observé el bello esplendor del sol
    y a la luna moviéndose radiante,
27 pero no a tal grado que mi mente
    me hiciera adorarlos.
28 Eso sí sería un crimen digno de castigo
    porque le hubiera fallado al Dios del cielo.
29 Nunca me alegré de la ruina de mis enemigos
    ni me burlé de sus sufrimientos.
30 Jamás me permití hablar mal de mis enemigos
    ni desearles la muerte.
31 La gente de mi casa decía: “No hay nadie que haya quedado insatisfecho
    con la carne que Job le ha dado”.
32 El que ha llegado de otra parte no tuvo que dormir en la calle;
    yo abría mis puertas al viajero.
33 Nunca he tratado de ocultar mi pecado
    como hace la gente.
Tampoco he mantenido mis faltas en secreto,
34     por temor a una gran multitud
o por miedo a lo que mis familiares pudieran decir,
    y me tocara guardar silencio y no salir de mi carpa.

35 »¿Quién hiciera posible que alguien me escuchara?
    Aquí está mi defensa,
que el Todopoderoso me responda.
    Que mi oponente escriba en un documento sus acusaciones.
36 Entonces yo me pondría ese documento en la espalda;
    lo colocaría en mi cabeza como una corona.
37 Yo le informaría de todo lo que he hecho;
    me acercaría a él como a un príncipe.

38 »Mi tierra no grita en contra mía
    y sus surcos no lloran a una voz.
39 No he comido de sus frutos sin pagarlos,
    ni he afligido a sus dueños.
40 Si alguna vez hice alguna de esas maldades,
    entonces que las espinas y la maleza crezcan en mis campos».

Aquí finaliza lo dicho por Job.

Hechos 15:12-21

12 Entonces todos se quedaron callados y escucharon lo que Pablo y Bernabé les contaron sobre todas las señales milagrosas y maravillas que Dios había hecho por medio de ellos entre los que no son judíos. 13 Cuando terminaron de hablar, Santiago dijo:

—Hermanos míos, escúchenme. 14 Simón Pedro[a] ya nos había contado cómo Dios demostró su amor por los que no son judíos y cómo por primera vez hizo que ellos fueran parte de su pueblo. 15 Eso mismo dijeron los profetas, como está escrito:

16 “Yo, el Señor, regresaré después.
    El reino de David es como una carpa caída.
Pero yo levantaré sus ruinas;
    la haré de nuevo.
17 (A)Así el resto de la humanidad buscará al Señor,
    junto con todas las naciones
    que han sido llamadas a ser parte de mi pueblo.
Esto lo dijo el Señor,
    que hace que todo esto sea posible.[b]
18 Esto lo hizo saber desde el principio”.[c]

19 »Por lo tanto, yo creo que no debemos molestar a aquellos que no son judíos y que deciden seguir a Dios. 20 En vez de eso, escribámosles que no coman nada que se haya contaminado por haber sido ofrecido a los ídolos, que no cometan ninguna clase de pecado sexual, que no coman carne de animales que hayan sido estrangulados, ni coman sangre. 21 Porque la ley de Moisés se viene enseñando en las sinagogas de cada ciudad todos los días de descanso desde hace muchos años.

Juan 11:30-44

30 Jesús todavía no había entrado al pueblo. Estaba en el mismo lugar donde se había encontrado con Marta. 31 Los judíos estaban consolando a María en la casa. La vieron ponerse de pie rápidamente e irse y pensaron que iba a llorar al sepulcro. 32 Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se postró a sus pies y le dijo:

—Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

33 Jesús vio que María estaba llorando y también los judíos que la seguían. Esto le afectó profundamente y se sintió muy conmovido. 34 Jesús preguntó:

—¿Dónde lo han puesto?

Ellos le dijeron:

—Señor, ven y podrás ver.

35 Jesús lloró. 36 Entonces los judíos empezaron a decir:

—Miren, ¡cómo habrá querido a Lázaro!

37 Pero algunos de ellos dijeron:

—Este hombre le dio vista al ciego, ¿por qué no pudo evitar la muerte de Lázaro?

Jesús resucita a Lázaro

38 Nuevamente muy conmovido, Jesús fue al sepulcro. Era una cueva cerrada con una piedra. 39 Él dijo:

—Quiten la piedra.

Marta, la hermana del muerto, dijo:

—Señor, ya huele mal porque murió hace cuatro días.

40 Jesús le dijo:

—¿No te dije que si creías ibas a ver la grandeza de Dios?

41 Entonces quitaron la piedra. Jesús miró hacia arriba y dijo:

—Padre, te agradezco porque me has escuchado. 42 Sé que siempre me escuchas, pero lo digo por toda la gente que está alrededor. Así creerán que tú me enviaste.

43 Después de decir esto, Jesús gritó:

—¡Lázaro, sal de ahí!

44 El hombre que había estado muerto salió. Sus manos y pies estaban todavía atados con vendas, y su cara estaba envuelta en un lienzo. Jesús le dijo a la gente:

—Desátenlo y déjenlo ir.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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