Book of Common Prayer
Salmo 29 (28)
La voz del Señor es potente
29 Salmo de David.
¡Hijos de Dios, aclamen al Señor,
aclamen su gloria y su poder!
2 ¡Aclamen el nombre glorioso del Señor!
¡Adoren al Señor en el esplendor del Templo!
3 La voz del Señor domina las aguas,
el Dios de la gloria ha tronado,
el Señor domina las aguas caudalosas.
4 La voz del Señor es poderosa,
la voz del Señor es espléndida.
5 La voz del Señor quiebra los cedros,
quiebra el Señor los cedros del Líbano;
6 hace brincar al Líbano como un ternero
y al Sarión cual cría de búfalo.
7 La voz del Señor produce llamas ardientes;
8 la voz del Señor hace temblar el desierto,
el Señor hace temblar el desierto de Cadés.
9 La voz del Señor estremece a las ciervas
y arranca los árboles del bosque.
En su Templo todo dice ¡gloria!
10 El Señor reina sobre el diluvio;
el Señor, rey eterno, está en su trono.
11 El Señor fortalece a su pueblo,
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
Salmo 98 (97)
Aclamen al Señor, el rey
98 Salmo.
Canten al Señor un cántico nuevo
porque ha hecho maravillas;
su diestra, su santo brazo,
le ha dado la victoria.
2 El Señor ha proclamado su victoria,
ante las naciones desvela su justicia.
3 Ha recordado su amor y su verdad
hacia la casa de Israel,
han visto los confines de la tierra
la victoria de nuestro Dios.
4 Aclama al Señor tierra entera,
griten de júbilo, alégrense, canten.
5 Canten al Señor con la cítara,
con la cítara y con voz melodiosa;
6 con clarines y al son de trompetas,
aclamen al Señor, el rey.
7 Que brame el mar y cuanto lo llena,
el mundo y los que en él habitan;
8 que batan palmas los ríos
y los montes se alegren juntos
9 ante el Señor que viene,
que llega a juzgar a la tierra:
juzgará al mundo con justicia
y con rectitud a los pueblos.
Convocatoria de todos los pueblos en Sión
18 En cuanto a mí, voy a reunir a todas las naciones y lenguas, que llegarán y contemplarán mi gloria. 19 Les pondré una señal y enviaré a algunos de sus supervivientes a las naciones: a Tarsis, Put, Lud, Masac, Túbal, Javán y las islas lejanas, que no conocen mi fama ni han visto mi gloria, y hablarán de mi gloria entre las naciones. 20 Y traerán de todas las naciones, como ofrenda al Señor, a todos los hermanos de ustedes, montados en caballos, en carros y en literas, sobre mulos o dromedarios; los traerán a Jerusalén, mi monte santo —dice el Señor—, del mismo modo que traen los israelitas su ofrenda en una vasija pura al Templo del Señor. 21 Elegiré a algunos de ellos como sacerdotes o levitas dice el Señor. 22 Del mismo modo que el nuevo cielo y la nueva tierra que voy a hacer perdurarán ante mí, así perdurará la descendencia de ustedes y su apellido.
23 Luna nueva tras luna nueva
y sábado tras sábado,
vendrá todo viviente
a postrarse ante mí
— oráculo del Señor —.
7 Acójanse, pues, unos a otros, como Cristo los acogió a ustedes para gloria de Dios. 8 Porque les digo que Cristo se hizo servidor de los judíos para mostrar que Dios es fiel al confirmar las promesas hechas a los antepasados, 9 y al hacer que las naciones glorifiquen a Dios por su misericordia, como dice la Escritura:
Por eso te alabaré en medio de las naciones
y cantaré himnos en tu honor.
10 Y dice también:
Alégrense, naciones, juntamente con el pueblo de Dios.
11 Y de nuevo:
Alaben al Señor todas las naciones,
que todos los pueblos celebren su grandeza.
12 Y añade Isaías:
Surgirá un descendiente de la familia de Jesé;
se alzara para gobernar a los pueblos
y en él pondrán las naciones su esperanza.
13 Que el Dios de la esperanza, llene de alegría y paz la fe que ustedes tienen, para que desborden de esperanza sostenidos por la fuerza del Espíritu.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España