Book of Common Prayer
Alabanzas al Dios creador
SALMO 33 (32)
33 Ustedes, pueblo de Dios,
¡canten a Dios con alegría!
En labios de gente sincera,
suenan bien las alabanzas.
2 ¡Alaben a Dios con himnos
y con música de arpas!
3 ¡Alábenlo con buena música!
Cántenle canciones
nunca antes escuchadas,
y lancen gritos en su honor.
4-5 Dios es digno de confianza;
Dios ama lo que es justo y recto.
Por todas partes se pueden ver
sus grandes actos de bondad.
6 Con su sola palabra
Dios hizo los cielos,
el sol, la luna y las estrellas,
7 y juntó en un solo lugar
el agua de todos los mares.
8 Habitantes de toda la tierra,
¡honren a Dios!
Habitantes del mundo entero,
¡muéstrenle reverencia!
9 Él creó todo lo que existe
por medio de su palabra.
Bastó una orden suya
para que todo quedara firme.
10 Dios no deja que las naciones
lleven a cabo sus planes;
Dios no deja que los pueblos
realicen sus planes malvados.
11 Pero Dios cumple sus propios planes,
y realiza sus propósitos.
12 ¡Dios mío,
tú bendices al pueblo
que te reconoce como Dios!
¡Tú bendices a la nación
que te acepta como dueño!
13-14 Desde tu trono en el cielo
te fijas en toda la gente;
desde tu trono vigilas
a todos los habitantes del mundo.
15 Tú creaste la mente humana
y sabes bien lo que todos hacen.
16 No hay rey que se salve
por tener muchos soldados,
ni hay valiente que se libre
por tener mucha fuerza.
17 De nada sirven los caballos
para ganar una guerra,
pues a pesar de su fuerza
no pueden salvar a nadie.
18 Pero tú cuidas siempre
de quienes te respetan
y confían en tu amor.
19 En tiempos de escasez,
no los dejas morir de hambre.
20 Tú nos das tu ayuda,
nos proteges como escudo.
Por eso confiamos en ti.
21 Nuestro corazón se alegra
porque en ti confiamos.
22 Dios nuestro,
¡que nunca nos falte tu amor,
pues eso esperamos de ti!
Buenos y malos gobernantes
10 El gobernante sabio
educa a su pueblo
y organiza bien su gobierno.
2 Todo pueblo tiene
el gobierno que se merece.
3 Cuando el rey es ignorante,
el pueblo acaba en la ruina;
cuando el rey es sabio,
el pueblo prospera.
4-5 Dios tiene en sus manos
el poder de gobernar este mundo,
y el poder de nombrar gobernantes.
Cuando llega el momento,
elige al gobernante adecuado
y le da su propia autoridad.
No debemos ser orgullosos
6 Si alguien te ofende,
no le hagas ningún daño
ni le guardes rencor.
7 Ni Dios ni los hombres soportan
a la gente orgullosa y malvada.
8 Por la maldad y el orgullo
las naciones cambian de dueño.
12 Comenzamos a ser orgullosos
cuando dejamos de tomar en cuenta
a Dios, nuestro Creador.
13 Del orgullo brota el pecado
como agua de un manantial;
por eso Dios nos manda desgracias
que nos destruyen por completo;
14-15 quita del trono a los reyes,
expulsa de su tierra a las naciones,
y en su lugar pone a los humildes.
16-17 Dios ha borrado de este mundo
a naciones y a pueblos enteros;
a esa gente nadie la recuerda.
18 Ciertamente Dios nos creó
para que seamos humildes.
Paciencia y valor
7-8 Pero ustedes, hermanos, tengan paciencia y no se desesperen, pues ya pronto viene Cristo el Señor. Hagan como el campesino, que con paciencia espera la lluvia, y también espera que la tierra le dé buenas cosechas. 9 No se quejen unos de otros, para que Dios no los castigue, pues él es nuestro juez, y ya pronto viene.
10-11 Sigan el ejemplo de los profetas, que hace mucho tiempo anunciaban el mensaje de Dios. Nosotros los admiramos porque fueron pacientes y soportaron el sufrimiento. Y seguramente se acuerdan de Job, y de cómo soportó con valor los sufrimientos y, al final, Dios lo trató muy bien. Y es que Dios es muy bueno y amoroso con los que sufren.
Libro 5 (Salmos 107—150)
Dios es bueno con su pueblo
SALMO 107 (106)
107 ¡Alabemos a nuestro Dios!
¡Démosle gracias, porque él es bueno!
¡Dios nunca deja de amarnos!
2 ¡Digámoslo nosotros,
pues él nos liberó
del poder de los egipcios!
3 Digámoslo nosotros,
que somos su pueblo,
pueblo que él reunió
de países del norte y del sur,
del este y del oeste.
4 Nuestros abuelos andaban sin rumbo
y por lugares desiertos;
no encontraban el camino
que los llevara a un lugar habitado.
5 Tenían hambre y sed,
y habían perdido la esperanza
de quedar con vida.
6 Llenos de angustia, oraron a Dios,
y él los libró de su aflicción.
7 Los puso en el camino correcto
que los llevaría a un lugar habitado.
8 ¡Demos gracias a Dios por su amor,
por todo lo que ha hecho
en favor nuestro!
9 ¡Dios calma la sed del sediento,
y el hambre del hambriento!
10 Nuestros abuelos estaban afligidos,
vivían en la esclavitud
y no sabían qué hacer
ni a dónde ir,
11 pues no tomaron en cuenta
los consejos del Dios altísimo
y se rebelaron contra él.
12 Por eso Dios los castigó
con los trabajos más pesados;
tropezaban, y nadie los levantaba.
13 Llenos de angustia, oraron a Dios,
y él los salvó de su aflicción,
14 les mostró el camino a seguir
y los libró de su esclavitud.
15 ¡Demos gracias a Dios
por su amor,
por todo lo que ha hecho
en favor nuestro!
16 ¡Hizo pedazos las puertas de bronce
y las barras de hierro
que nos tenían prisioneros!
17 Nuestros abuelos fueron tan rebeldes
que se portaron como unos tontos;
sufrieron mucho por su maldad.
18 ¡Tan enfermos se pusieron
que al ver la comida vomitaban!
19 Llenos de angustia, oraron a Dios,
y él los salvó de su aflicción;
20 con sólo una orden los sanó.
¡Así los salvó de la muerte!
21 ¡Demos gracias a Dios
por su amor,
por todo lo que ha hecho
en favor nuestro!
22 ¡Démosle muestras de gratitud,
y presentémosle ofrendas!
¡Anunciemos entre gritos de alegría
las maravillas que ha hecho!
23 Nuestros abuelos compraron barcos
y se ganaron la vida
comerciando en otros países.
24 En alta mar presenciaron
la acción maravillosa de nuestro Dios:
25 Dios dio una orden,
y vino un fuerte viento
que levantaba grandes olas.
26 Cuando se vieron en peligro,
los marineros perdieron el valor;
eran lanzados de arriba abajo,
27 y de nada les servía
ser marineros expertos,
pues se tropezaban y caían
como si estuvieran borrachos.
28 Llenos de angustia, oraron a Dios,
y él los sacó de su aflicción;
29 calmó la furia de la tormenta,
y aplacó las olas del mar.
30 Cuando se calmó la tormenta,
ellos se pusieron muy contentos
y Dios los llevó a su destino.
31 ¡Demos gracias a Dios
por su amor,
por todo lo que ha hecho
en favor nuestro!
32 ¡Que lo alaben todo el pueblo
y sus gobernantes!
Un mundo nuevo
21 Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues ya el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, lo mismo que el mar. 2 Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén, bajaba del cielo, donde vive Dios. La ciudad parecía una novia vestida para su boda, lista para encontrarse con su novio. 3 Y oí que del trono salía una fuerte voz que decía:
«Aquí es donde Dios vive con su pueblo. Dios vivirá con ellos, y ellos serán suyos para siempre. En efecto, Dios mismo será su único Dios. 4 Él secará sus lágrimas, y no morirán jamás. Tampoco volverán a llorar, ni a lamentarse, ni sentirán ningún dolor, porque lo que antes existía ha dejado de existir.»
5 Dios dijo desde su trono: «¡Yo hago todo nuevo!» Y también dijo: «Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza.»
6 Después me dijo:
«¡Ya todo está hecho! Yo soy el principio y el fin.[a] Al que tenga sed, a cambio de nada le daré a beber del agua de la fuente que da vida eterna. 7 A los que triunfen sobre las dificultades y sigan confiando en mí, les daré todo eso, y serán mis hijos, y yo seré su Dios.
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