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y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
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Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
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Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.
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La visita de los magos
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,
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El bautismo de Jesús
(Mr. 1.9-11; Lc. 3.21-22)
Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.
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Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
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Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
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Tentación de Jesús
(Mr. 1.12-13; Lc. 4.1-13)
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
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Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
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Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
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Jesús principia su ministerio
(Mr. 1.14-20; Lc. 4.14-15; 5.1-11; 6.17-19)
Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;
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Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
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Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
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Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
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Jesús y la ley
No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
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Jesús y la ira
(Lc. 12.57-59)
Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
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Jesús y el adulterio
Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.
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Jesús y el divorcio
También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.
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Jesús y los juramentos
Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.
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Jesús y la limosna
Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
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Jesús y la oración
(Lc. 11.2-4)
Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
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Jesús y el ayuno
Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
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Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
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Jesús sana a un leproso
(Mr. 1.40-45; Lc. 5.12-16)
Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.
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Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.