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Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.
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Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados.
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Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios.
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Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.
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Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
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y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.
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Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.
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Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.
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Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
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Parábola de la semilla de mostaza
(Mt. 13.31-32; Mr. 4.30-32)
Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé?
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Parábola de la levadura
(Mt. 13.33)
Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?
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Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.
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Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
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Parábola de la gran cena
Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.
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La ley y el reino de Dios
La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.
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La venida del Reino
(Mt. 24.23-28,36-41)
Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia,
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ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.
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Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
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De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
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Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
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Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
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Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios,
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Parábola de las diez minas
Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente.
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Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
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Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios.