-
Salutación
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso:
-
Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
-
Bendiciones espirituales en Cristo
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
-
para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
-
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
-
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
-
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
-
En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
-
y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.
-
Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
-
en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
-
si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros;
-
del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.
-
y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;
-
para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,
-
y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
-
un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
-
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
-
teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;
-
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
-
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
-
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
-
Andad como hijos de luz
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
-
Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
-
Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.