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Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.
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Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida.
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Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.
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Y creyeron muchos más por la palabra de él,
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Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
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De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
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ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.
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Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?
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Palabras de vida eterna
Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
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El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
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Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
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División entre la gente
Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente este es el profeta.
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Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.
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La verdad os hará libres
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
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Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros.
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¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.
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El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.
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De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.
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Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte.
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Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra.
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Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras.
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Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?
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Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),
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para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?
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Las palabras de Jesús juzgarán a los hombres
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;