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tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra,
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Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.
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Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta.
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Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
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Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra;
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Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.
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y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
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como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.
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Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.
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Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José?
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Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.
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Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?
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La pesca milagrosa
(Mt. 4.18-22; Mr. 1.16-20)
Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
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Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.
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Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.
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Jesús sana al siervo de un centurión
(Mt. 8.5-13)
Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en Capernaum.
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por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano.
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Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios.
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Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven.
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Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan.
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Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.
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Él entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.
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Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles.
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La transfiguración
(Mt. 17.1-8; Mr. 9.2-8)
Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.
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Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres.