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Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.
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Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él.
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Tentación de Jesús
(Mt. 4.1-11; Lc. 4.1-13)
Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.
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Un hombre que tenía un espíritu inmundo
(Lc. 4.31-37)
Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba.
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Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces,
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Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él.
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Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
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Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?
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Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
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La blasfemia contra el Espíritu Santo
(Mt. 12.22-32; Lc. 11.14-23)
Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan.
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pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno.
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Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo.
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Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,
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Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.
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Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron.
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Misión de los doce discípulos
(Mt. 10.5-15; Lc. 9.1-6)
Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos.
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Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies.
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Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación.
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Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti a mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
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Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.
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Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.
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Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto.
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Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.
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Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
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Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.