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Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.
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Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.
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y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron.
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Y estos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones.
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Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto,
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y si los enviare en ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos.
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La confesión de Pedro
(Mt. 16.13-20; Lc. 9.18-21)
Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?
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¿Quién es el mayor?
(Mt. 18.1-5; Lc. 9.46-48)
Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino?
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Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor.
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El joven rico
(Mt. 19.16-30; Lc. 18.18-30)
Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
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Nuevamente Jesús anuncia su muerte
(Mt. 20.17-19; Lc. 18.31-34)
Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer:
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El ciego Bartimeo recibe la vista
(Mt. 20.29-34; Lc. 18.35-43)
Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando.
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Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.
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Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron.
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También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino.
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Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?
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Jesús se aparece a dos de sus discípulos
(Lc. 24.13-35)
Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo.