No permitas que me avergüencen, oh Señor, pues a ti clamo por ayuda. Que los malvados pasen vergüenza, que queden callados en la tumba.

Los que buscan su ayuda estarán radiantes de alegría; ninguna sombra de vergüenza les oscurecerá el rostro.

Que sean humillados y avergonzados los que se alegran de mis dificultades; que sean cubiertos de vergüenza y de deshonra los que triunfan sobre mí.

que su vergüenza los horrorice, porque dijeron: «¡Ajá! ¡Ahora sí lo atrapamos!».

No podemos escapar de la constante humillación; tenemos la vergüenza dibujada en el rostro.

Tú conoces mi vergüenza, mi desprecio y mi deshonra; ves todo lo que hacen mis enemigos.

Que los que tratan de matarme sean humillados y pasen vergüenza. Que los que se deleitan en mis dificultades retrocedan con deshonra.

Que su vergüenza los horrorice, porque dijeron: «¡Ajá! ¡Ahora sí lo atrapamos!».

Derrotó a sus enemigos en forma aplastante y los mandó a la vergüenza eterna.

Envíame una señal de tu favor. Entonces, los que me odian pasarán vergüenza, porque tú, oh Señor, me ayudas y me consuelas.

¡Considera, Señor, cómo pasan vergüenza tus siervos! Llevo en mi corazón los insultos de mucha gente.

Que mis acusadores se vistan de vergüenza; que la humillación los cubra como un manto.

Entonces no tendré vergüenza cuando compare mi vida con tus mandatos.

Me aferro a tus leyes. Señor, ¡no dejes que pase vergüenza!

¡Qué feliz es el hombre que tiene su aljaba llena de ellos! No pasará vergüenza cuando enfrente a sus acusadores en las puertas de la ciudad.

Vestiré de vergüenza a sus enemigos, pero él será un rey glorioso».