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Las cosas que mi alma no quería tocar, Son ahora mi alimento.
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Por tanto, no refrenaré mi boca; Hablaré en la angustia de mi espíritu, Y me quejaré con la amargura de mi alma.
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Y así mi alma tuvo por mejor la estrangulación, Y quiso la muerte más que mis huesos.
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Job lamenta su condición
Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso a mi queja, Hablaré con amargura de mi alma.
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En su mano está el alma de todo viviente, Y el hálito de todo el género humano.
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Mas su carne sobre él se dolerá, Y se entristecerá en él su alma.
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También yo podría hablar como vosotros, Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; Yo podría hilvanar contra vosotros palabras, Y sobre vosotros mover mi cabeza.
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¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, Y me moleréis con palabras?
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Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar? Su alma deseó, e hizo.
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Vive Dios, que ha quitado mi derecho, Y el Omnipotente, que amargó el alma mía,
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Que todo el tiempo que mi alma esté en mí, Y haya hálito de Dios en mis narices,
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Y ahora mi alma está derramada en mí; Días de aflicción se apoderan de mí.
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¿No lloré yo al afligido? Y mi alma, ¿no se entristeció sobre el menesteroso?
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(Ni aun entregué al pecado mi lengua, Pidiendo maldición para su alma);
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Si comí su sustancia sin dinero, O afligí el alma de sus dueños,
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Detendrá su alma del sepulcro, Y su vida de que perezca a espada.
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Que le hace que su vida aborrezca el pan, Y su alma la comida suave.
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Su alma se acerca al sepulcro, Y su vida a los que causan la muerte.
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Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, Y su vida se verá en luz.
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Para apartar su alma del sepulcro, Y para iluminarlo con la luz de los vivientes.
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Fallecerá el alma de ellos en su juventud, Y su vida entre los sodomitas.