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Allí nacieron: Simá, Sobab, Natán y Salomón, hijos de Betsabé, la hija de Amiel.
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Allí encontraron pastos buenos y abundantes, además de una tierra extensa, tranquila y pacífica. En ese lugar habían vivido los descendientes de Cam.
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Los jefes mencionados anteriormente llegaron en los días de Ezequías, rey de Judá. Atacaron los campamentos de los descendientes de Cam y los meunitas que encontraron, y los destruyeron por completo. Y, como en esa región había pastos para sus ganados, se quedaron allí en lugar de ellos, donde habitan hasta el día de hoy.
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Después de destruir a los fugitivos del pueblo de Amalec que habían quedado, se establecieron allí, donde habitan hasta el día de hoy.
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Cantores del Templo
Estos fueron los que David puso a cargo del canto en el Templo del Señor, desde que se colocó allí el arca.
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Así pues, todos los jefes de Israel fueron a Hebrón para hablar con el rey David. Allí el rey hizo un pacto con ellos en presencia del Señor. Después de eso, ungieron a David para que fuera rey sobre Israel, conforme a lo que el Señor había dicho por medio de Samuel.
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Estuvo con David en Pasdamín, donde los filisteos se habían concentrado para la batalla. Allí había un campo sembrado de cebada y, cuando el ejército huía ante los filisteos,
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Todos se quedaron allí tres días, comiendo y bebiendo con David, ya que sus hermanos les dotaron de lo necesario.
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Luego David y todo Israel fueron a Balá, que es Quiriat Yearín de Judá, para trasladar de allí el arca de Dios el Señor, que reina entre los querubines —el arca sobre la cual se invoca su Nombre.
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Los hijos que tuvo allí fueron: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
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Entonces fueron a Baal Perasín y allí David los derrotó. Y dijo: «Como se abren brechas en el agua, así Dios ha abierto brechas entre mis enemigos por medio de mí». Por eso a aquel lugar lo llamaron Baal Perasín.
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Allí los filisteos abandonaron a sus dioses y estos fueron quemados por orden de David.
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El arca de Dios fue llevada a la tienda que David había preparado. Allí la instalaron, y luego presentaron holocaustos y sacrificios de comunión en presencia de Dios.
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También voy a designar un lugar para mi pueblo Israel, y allí los plantaré para que puedan vivir sin sobresaltos. Sus malvados enemigos no volverán a oprimirlos como lo han hecho desde el principio,
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Expulsó de allí a sus habitantes y los puso a trabajar con sierras, picos y hachas de hierro. Lo mismo hizo con todos los pueblos amonitas, después de lo cual regresó a Jerusalén con todas sus tropas.
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Hubo una batalla más en Gat. Allí había otro gigante, un hombre altísimo que tenía veinticuatro dedos, seis en cada mano y seis en cada pie. Él también era descendiente de Rafa.
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Allí construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Luego oró al Señor y, en respuesta, Dios envió fuego del cielo sobre el altar del holocausto.
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Pero David no fue allá a consultar a Dios ante su presencia, porque estaba aterrorizado por la espada del ángel del Señor.
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Allí también se registra lo que tiene que ver con su reinado y su poder; también lo que les sucedió a él, a Israel y a los pueblos vecinos.