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Oración vespertina de confianza en Dios

Al músico principal; sobre Neginot. Salmo de David

¡Respóndeme cuando clamo, Dios, justicia mía!
Cuando estaba en angustia, tú me diste alivio.
Ten misericordia de mí y oye mi oración.

Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia,
amaréis la vanidad y buscaréis la mentira? Selah
Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí;
Jehová oirá cuando yo a él clame.

¡Temblad y no pequéis!
Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah
Ofreced sacrificios de justicia
y confiad en Jehová.

Muchos son los que dicen: «¿Quién nos mostrará el bien?»
Alza sobre nosotros, Jehová, la luz de tu rostro.
Tú diste alegría a mi corazón,
mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

En paz me acostaré y asimismo dormiré,
porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

Plegaria pidiendo protección

Al músico principal; sobre Nehilot. Salmo de David

Escucha, Jehová, mis palabras;
considera mi gemir.
Atiende a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
porque a ti oraré.
Jehová, de mañana oirás mi voz;
de mañana me presentaré delante de ti
y esperaré.

Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad,
el malo no habitará junto a ti.
Los insensatos no estarán delante de tus ojos;
aborreces a todos los que hacen iniquidad.
Destruirás a los que hablan mentira;
al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.

Mas yo entraré en tu casa por la abundancia de tu misericordia;
adoraré con reverencia hacia tu santo Templo.
Guíame, Jehová, en tu justicia,
a causa de mis enemigos;
endereza delante de mí tu camino.

En la boca de ellos no hay sinceridad;
su interior está lleno de maldad,
sepulcro abierto es su garganta,
su lengua es mentirosa.
10 ¡Castígalos, Dios!
¡Caigan por sus mismas intrigas!
Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera,
porque se rebelaron contra ti.

11 Pero alégrense todos los que en ti confían;
den voces de júbilo para siempre,
porque tú los defiendes;
en ti se regocijen los que aman tu nombre.
12 Tú, Jehová, bendecirás al justo;
como con un escudo lo rodearás de tu favor.

Oración pidiendo misericordia en tiempo de prueba

Al músico principal; en Neginot, sobre Seminit. Salmo de David

Jehová, no me reprendas en tu enojo
ni me castigues con tu ira.
Ten misericordia de mí, Jehová, porque estoy enfermo;
sáname, Jehová, porque mis huesos se estremecen.
Mi alma también está muy turbada;
y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?

Vuélvete, Jehová, libra mi alma.
¡Sálvame por tu misericordia!,
porque en la muerte no hay memoria de ti;
en el seol, ¿quién te alabará?

Me he consumido a fuerza de gemir;
de llanto inundo mi lecho todas las noches,
riego mi cama con mis lágrimas.
Mis ojos están gastados de sufrir;
se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.

¡Apartaos de mí, todos los hacedores de maldad,
porque Jehová ha oído la voz de mi lloro!
Jehová ha oído mi ruego;
ha recibido Jehová mi oración.
10 Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;
se volverán y, de repente, serán avergonzados.

Pablo en Atenas

16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. 17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. 18 Algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos discutían con él. Unos decían:

—¿Qué querrá decir este palabrero?

Y otros:

—Parece que es predicador de nuevos dioses.

Esto decían porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. 19 Lo tomaron y lo trajeron al Areópago, diciendo:

—¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?, 20 pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)

22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo:

—Atenienses, en todo observo que sois muy religiosos, 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: “Al dios no conocido”. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerlo, es a quien yo os anuncio.

24 »El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas 25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitara de algo, pues él es quien da a todos vida, aliento y todas las cosas.

26 »De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos y los límites de su habitación, 27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarlo, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros, 28 porque en él vivimos, nos movemos y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: “Porque linaje suyo somos.” 29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. 30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, acreditándolo ante todos al haberlo levantado de los muertos.

32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban y otros decían: «Ya te oiremos acerca de esto otra vez.»

33 Entonces Pablo salió de en medio de ellos. 34 Pero algunos de los que se le habían juntado, creyeron; entre ellos, Dionisio el areopagita y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.

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