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El Señor es tu protector

(1a) Cántico de las subidas.

121 (1b) Al contemplar las montañas me pregunto:
«¿De dónde vendrá mi ayuda?»
Mi ayuda vendrá del Señor,
creador del cielo y de la tierra.

¡Nunca permitirá que resbales!
¡Nunca se dormirá el que te cuida!
No, él nunca duerme;
nunca duerme el que cuida de Israel.
El Señor es quien te cuida;
el Señor es quien te protege,
quien está junto a ti para ayudarte.
El sol no te hará daño de día,
ni la luna de noche.

El Señor te protege de todo peligro;
él protege tu vida.
El Señor te protege en todos tus caminos,
ahora y siempre.

Oración de confianza en Dios

(1a) Cántico de las subidas.

123 (1b) Hacia ti, Señor, miro suplicante;
hacia ti, que reinas en el cielo.
Suplicantes miramos al Señor nuestro Dios,
como mira el criado la mano de su amo,
como mira la criada la mano de su ama,
esperando que él nos tenga compasión.
Ten compasión de nosotros, Señor;
ten compasión de nosotros,
pues ya no soportamos sus insultos.
¡Demasiado hemos sufrido
la burla de los ricos
y el desprecio de los orgullosos!

Dios, Salvador de Israel

(1a) Cántico de las subidas, de David.

124 (1b) Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
    —que lo diga ahora Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
cuando los hombres se levantaron para atacarnos,
nos habrían tragado vivos
al encenderse su furor contra nosotros.
Entonces las aguas nos habrían arrastrado;
¡un río habría pasado sobre nosotros!
¡Entonces las aguas turbulentas
habrían pasado sobre nosotros!

¡Bendito sea el Señor,
que no dejó que nos despedazaran con sus dientes!
Nos hemos escapado de la trampa
como un ave que escapa del cazador;
la trampa se rompió, y nosotros escapamos.
La ayuda nos viene del Señor,
creador del cielo y de la tierra.

Dios protege a los suyos

(1a) Cántico de las subidas.

125 (1b) Los que confían en el Señor son inconmovibles;
igual que el monte Sión, permanecen para siempre.
Así como los montes rodean a Jerusalén,
el Señor rodea a su pueblo ahora y siempre.
El mal gobierno no siempre dominará
en la tierra que Dios ha dado a su pueblo,
no sea que su pueblo comience
a practicar la maldad.

Señor, haz bien a los hombres buenos,
a los hombres de corazón sincero;
pero a los que van por mal camino
hazlos correr la suerte de los malhechores.

¡Que haya paz en Israel!

Las bendiciones del Señor

(1a) Cántico de las subidas.

128 (1b) Feliz tú, que honras al Señor
y le eres obediente.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y te irá bien.
En la intimidad de tu hogar,
tu mujer será como una vid cargada de uvas;
tus hijos, alrededor de tu mesa,
serán como retoños de olivo.
Así bendecirá el Señor al hombre que lo honra.

¡Que el Señor te bendiga desde el monte Sión!
¡Que veas el bienestar de Jerusalén
todos los días de tu vida!
¡Que llegues a ver a tus nietos!

¡Que haya paz en Israel!

El Señor da libertad

(1a) Cántico de las subidas.

129 (1b) Por muchas angustias he pasado
desde mi juventud
    —que lo diga ahora Israel—,
por muchas angustias he pasado
desde mi juventud,
pero no han podido conmigo.
Me han herido la espalda con azotes,
y me han abierto grandes surcos,
pero el Señor, que es justo,
me ha librado del dominio de los malvados.

¡Que sean avergonzados y huyan
los enemigos de Sión!
¡Que sean como la hierba que crece en los tejados,
que antes de arrancarla se marchita!
Hierba que nunca llena las manos
del que cosecha el trigo y lo ata en manojos;
hierba de la que nadie que pase dirá:
«¡El Señor los ha bendecido!»

Nosotros los bendecimos a ustedes
en el nombre del Señor.

Confianza en el Señor

(1a) Cántico de las subidas.

130 (1b) Desde el fondo del abismo
clamo a ti, Señor:
¡Escucha, Señor, mi voz!,
¡atiendan tus oídos mi grito suplicante!

Señor, Señor,
si tuvieras en cuenta la maldad,
¿quién podría mantenerse en pie?
Pero en ti encontramos perdón,
para que te honremos.

Con toda mi alma espero al Señor,
y confío en su palabra.
Yo espero al Señor
más que los centinelas a la mañana.
Así como los centinelas esperan a la mañana,
espera tú, Israel, al Señor,
pues en él hay amor y completa libertad.
¡Él librará a Israel de toda su maldad!