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Saludo

Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la comunidad de los creyentes de la ciudad de Tesalónica, que están unidos a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes.

Acción de gracias y petición

Hermanos, siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, como es justo que hagamos, porque la fe de ustedes está creciendo y el amor que cada uno tiene por los otros es cada vez mayor. De modo que nosotros mismos hablamos de ustedes con satisfacción en las iglesias de Dios, por la fortaleza y la fe que ustedes muestran en medio de todas las persecuciones y aflicciones que sufren. Esto es una señal del justo juicio de Dios y muestra que él los ha juzgado dignos de entrar en su reino, por el cual están sufriendo.

Pues es justo que Dios haga sufrir a quienes los hacen sufrir a ustedes, y que a ustedes, los que sufren, les dé descanso lo mismo que a nosotros. Esto será en el día en que el Señor Jesús aparezca con sus ángeles poderosos, viniendo del cielo entre llamas de fuego. Vendrá para castigar a los que no reconocen a Dios ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús. Éstos serán castigados con destrucción eterna, y serán arrojados lejos de la presencia del Señor y de su gloria y poder, 10 cuando el Señor venga en aquel día para ser honrado entre su pueblo santo y admirado por todos los creyentes; pues ustedes han creído en el testimonio que les dimos.

11 Con este fin oramos siempre por ustedes, pidiendo a nuestro Dios que los haga dignos del llamamiento que les hizo, y que cumpla por su poder todos los buenos deseos de ustedes y los trabajos que realizan movidos por su fe. 12 De esta manera, el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por causa de ustedes, y él los honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

Aclaraciones sobre el regreso del Señor

Ahora, hermanos, en cuanto al regreso de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, les rogamos que no cambien fácilmente de manera de pensar ni se dejen asustar por nadie que diga haber tenido una revelación del Espíritu, o haber recibido una enseñanza dada de palabra o por carta, según la cual nosotros habríamos afirmado que el día del regreso del Señor ya llegó. No se dejen engañar de ninguna manera. Pues antes de aquel día tiene que venir la rebelión contra Dios, cuando aparecerá el hombre malvado, el que está condenado a la perdición. Éste es el enemigo que se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o merece ser adorado, y llega incluso a instalar su trono en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios.

¿No recuerdan que yo les hablaba de esto cuando aún estaba con ustedes? Y ahora ustedes saben qué es lo que lo detiene, para que no aparezca antes de su debido tiempo. Pues el plan secreto de la maldad ya está en marcha; sólo falta que sea quitado de en medio el que ahora lo está deteniendo. Entonces aparecerá aquel malvado, a quien el Señor Jesús destruirá con el soplo de su boca y reducirá a la impotencia cuando regrese en todo su esplendor. En cuanto a ese malvado, vendrá con la ayuda de Satanás; llegará con mucho poder, y con señales y milagros falsos. 10 Y usará toda clase de maldad para engañar a los que van a la condenación, porque no quisieron aceptar y amar la verdad para recibir la salvación. 11 Por eso, Dios deja que el error los engañe y que crean en la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no han querido creer en la verdad, sino que se complacen en la maldad.

La actitud de los cristianos

13 Pero nosotros siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque Dios los escogió para que fueran los primeros en alcanzar la salvación por medio del Espíritu que los hace santos y de la verdad en que han creído. 14 Para esto los llamó Dios por medio del evangelio que nosotros anunciamos: para que lleguen a tener parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

15 Así que, hermanos, sigan firmes y no se olviden de las tradiciones que les hemos enseñado personalmente y por carta. 16 Que nuestro Señor Jesucristo mismo, y Dios nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha dado consuelo eterno y esperanza gracias a su bondad, 17 anime sus corazones y los mantenga a ustedes constantes en hacer y decir siempre lo bueno.

Se piden oraciones

Por último, hermanos, oren por nosotros, para que el mensaje del Señor llegue pronto a todas partes y sea recibido con estimación, como sucedió entre ustedes. Oren también para que seamos librados de los hombres malos y perversos, porque no todos tienen fe. Pero el Señor es fiel, y él los mantendrá a ustedes firmes y los protegerá del mal. Y en el Señor tenemos confianza en que ustedes hacen y seguirán haciendo lo que les hemos ordenado. Que el Señor los ayude a amar como Dios ama y a tener en el sufrimiento la fortaleza de Cristo.

El deber de trabajar

Hermanos, les ordenamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de cualquier hermano que lleve una conducta indisciplinada y que no siga las tradiciones que recibieron de nosotros. Pues ustedes saben cómo deben vivir para seguir nuestro ejemplo: nosotros no llevamos entre ustedes una conducta indisciplinada, ni hemos comido el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, trabajamos y luchamos día y noche para no serle una carga a ninguno de ustedes. Y ciertamente teníamos el derecho de pedirles a ustedes que nos ayudaran, pero trabajamos para darles el ejemplo que ustedes deben seguir. 10 Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma. 11 Pero hemos sabido que algunos de ustedes llevan una conducta indisciplinada, muy ocupados en no hacer nada. 12 A tales personas les mandamos y encargamos, por la autoridad del Señor Jesucristo, que trabajen tranquilamente para ganarse la vida.

13 Pero ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. 14 Si alguno no hace caso a lo que decimos en esta carta, fíjense en quién es y no se junten con él, para que le dé vergüenza. 15 Pero no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a hermano.

16 Y que el mismo Señor de la paz les dé la paz a ustedes en todo tiempo y en todas formas. Que el Señor esté con todos ustedes.

17 Yo, Pablo, les escribo este saludo de mi puño y letra. Así firmo todas mis cartas; así escribo. 18 Que nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia sobre todos ustedes.